Entrevista | Jesús LC Rapero

"Me costó mucho llevarme bien conmigo, pero a día de hoy creo que lo he logrado"

El rapero malagueño Jesús LC competirá este sábado contra otros 15 raperos en la gran Final Nacional de Red Bull Batalla 2022 en Fuengirolatis - Considera que se encuentra en su fase más sólida y que, al fin, ha entendido que «el ingenio reside en ser capaz de sacar una frase efectiva de lo más simple»

Jesús LC durante una batalla

Jesús LC durante una batalla / ARANCHA TEJERO. Málaga

Arancha Tejero

Jesús Daniel Díaz (25 años), más conocido como Jesús LC, fue uno de los tres seleccionados en la Última Oportunidad de Red Bull Batalla para pasar a la gran Final de la mayor competición de rap improvisado. Este sábado, en el Marenostrum de Fuengirola, 15.000 personas acudirán a descubrir quién se hace con el título de campeón nacional.

El próximo septiembre, el rapero retomará sus estudios de grado superior de Tafad, que se vio obligado a abandonar en su momento, pues dentro de cinco años espera poder estar opositando para bombero y «seguir recogiendo frutos y el respeto de los freestylers».

Comenzó a ganarse ese respeto gracias a «una batalla que dio mucho de qué hablar» contra Sweet Pain. A partir de ahí, le llamaron para la FMS, ha ganado varios nacionales y es el único malagueño campeón de la Gold Battle. «Creo que he demostrado que no soy el chaval que se cuela sin querer. Que para colarse cuatro años en la batalla más importante de España hay que tener algo», sentenció el rapero ante todas las críticas que tuvo que soportar en sus inicios.

Lo más curioso es que Jesús nunca había pensado en ser rapero, sino que fue a raíz de una casualidad que comenzó todo. «En un cumpleaños, donde no conocía a nadie, me uní a un grupo de chicos que estaban rapeando, aunque yo no tuviese ni idea ».

La disciplina del rap y las batallas de gallos tienen millones de adeptos a nivel mundial, hasta el punto que podrían compararse con una serie de éxito. «Crearse un personaje ayuda a que el público te coja cariño y quieran que subas», explicó el joven malagueño. Y, como en toda serie, si no ves un capítulo, te será difícil seguir el siguiente episodio, pues las referencias a batallas anteriores son infinitas.

Pese a que las descalificaciones son una de las bases del freestyle, «lo que pasa en la batalla, se queda en la batalla». El límite se establece en lo personal , « si sabes que su abuela ha fallecido, no le vas a decir nada de eso, porque es ir a doler y le puede trastocar en la batalla». Aún así, Jesús LC reconoció que existe cierta censura dentro del freestyle, sobre todo desde el punto de vista mediático, y defiende que se debería «abrir un poco más el cerco».

Una vez que subes al escenario lo más importante, a la par que complicado, es controlar las emociones. «Si te dejas llevar por la rabia, estás perdido», aseguró Jesús LC que compara las batallas con el boxeo, un enfrentamiento uno contra uno, «pero con la mente y las palabras».

Aunque la improvisación no es algo que pueda prepararse, porque no se sabe a lo que uno se va a enfrentar, sí que puede entrenarse. «Si quieres hacer batallas, tienes que entrenar batallas. No prepararte rimas, sino practicar distintas situaciones». Esa es la razón por la que Jesús LC continúa bajando al parque a rapear con sus amigos. Y es que, a pesar de haber pisado grandes escenarios, el rapero malagueño se sigue presentando como un gran defensor de la calle. «Hay una sensación demasiado bonita en el hecho de tener a gente a tu lado mientras haces una batalla, y que el chaval que te admira, pero no puede permitirse pagarse una entrada en Madrid, pueda bajarse a escucharte porque cantas en su calle», compartió el rapero.

A un paso de la élite del freestyle, Jesús reflexionó sobre los beneficios que esta disciplina aporta a la sociedad. «Además de ser un ámbito de desconexión, creo que anima a los chavales a ser menos vergonzosos y a aceptarse tal y como son». En su caso, estaba muy acomplejado de su nariz y sonrisa, pero ahora sonríe y enseña su colmillo más que nunca. «Creo que los chavales pueden sentirse identificados con nosotros y cuando en el colegio les llamen feos ellos mismo digan: sí ¿y qué?».

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