Navegación de cabotaje por ignotas bibliotecas

En 'Infierno y paraíso de las islas', de Miguel Ángel Moreta-Lara, hay un dato que el autor comparte con los lectores y que no es baladí: una de las lecturas que entretuvieron su adolescencia fue la 'Expedición de los diez míl', la famosa 'Anábasis' de Jenofonte.

Adentrarse a esas edades en esta obra maestra del Mundo Antiguo que narra las tribulaciones de un grupo de soldados en territorio enemigo es estar abierto, desde temprana edad, a todos los misterios, encantos y giros inesperados que pueden deparar la lectura y la vida.

Y da la impresión de que este lector voraz y entusiasta se echó a la mar hace muchos años con el único propósito de descubrir tierras ignotas y navegar por las más remotas, exóticas y valiosas bibliotecas.

'Infierno y paraíso de las islas', editada por El Desvelo Ediciones, es el cuaderno de bitácora de todo ese periplo por los más variados anaqueles, escrito con un verbo preciso y un ánimo entusiasta. 

Compendio divulgativo de mil y una lecturas, Miguel Ángel sigue la estela de experimentados prescriptores de libros e historias como Luis Alberto de Cuenca o Fernando Savater, enemigos encarnizados de la división 'clasista' de la Literatura. Para nuestro autor, como para los mencionados, cualquier lectura es aprovechable siempre que fascine, sin importar el pedigrí. Lo primordial es haber aprehendido un hecho portentoso o brumoso, una aventura singular, un nombre que rescatar del olvido.

Todos estos rasgos pueden apreciarse muy bien a lo largo de todo el libro, que en realidad son dos en uno, como ya nos apunta el subtítulo: 'Memorias de mar y mujer'.

Y así, la primera parte, preferentemente marinera, se abre con la reseña del fantástico 'Atlas de islas remotas' de Judith Schalansky para luego poner rumbo a historias arrumbadas en la desmemoria, que el autor nos redescubre en forma de reseñas o pequeños ensayos, como esos barcos que expatriaron rumbo a México a los exiliados republicanos o los vericuetos del siglo XX por los que navegó el buque Vita, encargado de transportar a México tesoros histórico artísticos españoles, trasladados por orden del Gobierno de Negrín pero un par de décadas más tarde, también transportó a refugiados judíos a Palestina y hasta se transformó en cañonero israelí, para afrontar su vejez, en 2009, convertido en yate de lujo registrado en Nápoles.

Miguel Ángel Moreta-Lara se sumerje además en las bibliotecas flotantes a lo largo de los tiempos y le sigue la pista a los libros que leían los conquistadores, sin olvidar a ese gran bibliófilo que fue Hernando Colón, hijo natural del almirante. También sigue la pista a libros auspiciados por las olas como 'Ultramarina' de Lowry, que pese a lo que muchos creen, no fue autor de un solo libro o 'El barco de madera', del hamburgués Hans Henny Jahnn. Por el libro también aparecen páginas hermosas sobre los piratas, los mascarones de proa y la poco difundida historia de unos confinados de lujo en las islas Chafarinas, en tiempos de Primo de Rivera.

La segunda parte es una reivindicación constante de la mujer, en especial el capítulo 'Mujerería y letras', encendida defensa de las grandes escritoras de todos los tiempos.

Además de recuperar la figura de la periodista Colombine, el autor dedica el mayor número de páginas a la figura de la malagueña Isabel Oyarzábal Smith, notable intelectual y feminista adelantada a su tiempo.

Como curiosidad, emplea el autor "usamericano", para referirse a los estadounidenses del Norte de América, gentilicio mucho más certero que cualquier otro con los que se les denomina. Aunque la RAE no lo recomiende, ojalá prospere.

En resumen, partan con Miguel Ángel Moreta-Lara rumbo a lo desconocido. Si buscan buena lectura este verano, no se arrepentirán con este 'Infierno y paraíso de las islas'.