Crítica

¡Bowie, Bowie, bowie!

David Bowie, en una imagen de ’Moonage Daydream’.

David Bowie, en una imagen de ’Moonage Daydream’. / Universal

Nando Salvá

Moonage Daydream

  • Dirección y guión: Breet Morgen.
  • Música: Tony Visconti

Cómo captar en un solo documental a una figura tan inaprensible, y tan asociada a los constantes cambios de personalidad, forma y género, a la experimentación personal y creativa y a la transgresión de límites como David Bowie? Incluso más que su estupenda no-ficción sobre Kurt Cobain, Cobain: Montage of heck (2015), la nueva película de Brett Morgen desecha el enfoque factual en pos de una mirada impresionista; no es una biografía sino un enorme colaje de fragmentos de películas, apariciones televisivas y conciertos, pinturas, dibujos, fotografías, vídeos musicales, sesiones fotográficas, piezas de animación, campañas publicitarias y, por supuesto, docenas de canciones extraordinarias reproducidas a todo volumen. Todas ellas con la huella del músico británico.

Puede que su desinterés por la claridad expositiva descoloque a sus espectadores menos motivados en la figura de Bowie, pero sin duda su posicionamiento heterodoxo se antoja como el más respetuoso a un artista inexplicable. Aunque Morgen da la espalda a las facetas menos amables de su homenajeado –sus coqueteos con la iconografia nazi–, eso no le impide ofrecer un retrato poliédrico del hombre falible a menudo oculto tras una criatura alienígena mientras nos envuelve con un ciclón de imágenes y sonidos. Moonage daydream puede convertir en fans de David Bowie a quienes aún no lo son, y para hacer alcanzar el éxtasis al resto de nosotros.

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