Literatura

Josep M. Fradera, Premio Anagrama de Ensayo por su relato contra el imperialismo

"Es un libro complejo y brillante que explica porqué la primera gran ola de repulsa y condena de los imperios no acabó con su vocación expansiva", afirma Daniel Rico, portavoz del jurado

El historiador Josep Maria Fradera.

El historiador Josep Maria Fradera. / EP

EFE

El historiador Josep Maria Fradera ha ganado la 50ª edición del Premio Anagrama de Ensayo con su obra 'Antes del antiimperialismo. Genealogía y límites de una tradición humanitaria', en la que establece los orígenes de la crítica al colonialismo.

En el ensayo premiado, el autor propone una genealogía de la crítica que antecede al antiimperialismo propiamente dicho, y sitúa esos orígenes en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando surgieron las primeras críticas al tráfico de esclavos y a la esclavitud misma.

En nombre del jurado, Daniel Rico ha dicho que la obra ganadora es "un libro complejo y brillante que explica porqué la primera gran ola de repulsa y condena de los imperios no acabó con su vocación expansiva y sus mecanismos de opresión y explotación, sino más bien lo contrario".

'Antes del antiimperialismo', que cierra una larga etapa de estudio del colonialismo por parte del autor, presenta de forma panorámica las decenas de movimientos, de personas y de asociaciones creadas durante el siglo XIX que criticaron y sintieron repulsa de la esclavitud humana, del tráfico de seres humanos, de las migraciones forzadas, de la violencia excesiva en la apropiación de tierras ajenas, el maltrato de los nativos, la destrucción de sus culturas, la jerarquización de las condiciones de vida por el trabajo". En este proceso, Fradera sigue los posicionamientos de evangelistas, cuáqueros, las primeras mujeres feministas, algunos propietarios paternalistas, los defensores del 'laissez faire', que entienden que "prohibir la esclavitud prestigiaba el imperio", partiendo de la premisa de que "el fin civilizador de las sociedades europeas fue utilizado para invadir territorios ajenos".

Fradera, que se autocalifica como "un historiador clásico, vanguardista y sentimental", revela que, aunque se trate de un libro de historia, se deslizan "preocupaciones actuales, que en ningún caso deben aparecer demasiado".

A finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa y la independencia de las colonias británicas de Norteamérica tuvieron una repercusión en Europa: "Se descompusieron los imperios español y portugués, y acabó afectando al británico y al francés". Según Fradera, esos procesos revolucionarios que exaltan "los derechos del hombre" se resumían en la crítica a una lacra, que era "trabajar toda la vida a cambio de nada", y eso coincidió con un momento de explosión del azúcar y para atender las plantaciones de té, café, algodón, que "exigía grandes cantidades de mano de obra".

Dentro de todos los imperios, reitera el ganador, aparecieron voces en contra, y en todas "llamaba la atención la crítica a esa condición de un ser humano obligado exclusivamente a trabajar, a esa esclavitud que veían como una infamia". A pesar de su arraigo y de los grandes intereses económicos que sostenía, la esclavitud terminó por abolirse en las colonias de Gran Bretaña en 1833, en las de Francia en 1848 y en Estados Unidos en 1865, en lo que constituyó un triunfo moral de los humanitaristas, determinante para la transformación de los grandes imperios de origen europeo.

Sin embargo, con su habilidad para transformarse, "al no poder importar esclavos, el capitalismo fabricó entonces unos trabajadores atados con el trabajo, pero mediante un contrato". Cuando el fin de la esclavitud llegaba a su fin, explotó entonces "esa guerra entre alemanes, británicos y franceses para repartirse África y prolongar un ciclo de nuevo esclavismo, que a su vez provocó una reacción de eduardianos y tardovictorianos que intentaron detener la colonización africana".

Fradera subraya que "no existe prueba alguna de que la modificación de esta situación mundial condujera a la idea de que había que acabar con los imperios, porque los reformistas y humanitarios solo intentan la moralización y la reforma de los imperios".

El "antiimperialismo de verdad" surgirá en la segunda mitad del siglo XX con la irrupción de los nacionalismos que quieren separarse de las metrópolis. "El nacionalismo antiimperialista tuvo unos resultados, al menos discutibles, en algunos lugares", apunta Fradera, quien pone como ejemplo la actual guerra en Ucrania, que es "el resultado de una quiebra imperial mal resuelta", en referencia a la Unión Soviética.

Con esa mirada histórica proyectada al presente, Fradera piensa que "el jardín europeo sigue tutelado por un imperio (Estados Unidos) que resultó ganador en 1945".

Sobre China, recuerda que "ha sido un imperio que ha existido siempre y que desde entonces tuvo dos caras: una expansión continental continuada, persiguiendo las diferencias étnicas internas, y luego la ruta de la seda interior". Y añade que "el problema más grave que puede surgir es Taiwán, que enfrentará a los dos grandes imperios del Pacífico, pero antes les queda el control del petróleo del Sudeste asiático o el conflicto de chinos y rusos en África".

Fradera se ha impuesto entre los 124 aspirantes al Premio Anagrama, procedentes de trece países, que habían presentado originales al galardón, dotado con 10.000 euros, de los cuales ocho pasaron a las últimas deliberaciones del jurado, compuesto por Jordi Gracia, Pau Luque, Daniel Rico, Remedios Zafra y la editora Silvia Sesé.