Entrevista | Masha Gessen Periodista

«El totalitarismo de Putin te roba la posibilidad de tener opiniones»

Autora de una celebrada biografía sobre Putin, premiada con el National Book Award, la escritora rusa Masha Gessen (Moscú, 1967) opina que las sanciones a los oligarcas no han servido de nada - Activista LGTBI, vive exiliada en Estados Unidos desde hace unos años

La periodista Masha Gessen, en la Biennal de Pensament de Barcelona.  | ROBERT RAMOS

La periodista Masha Gessen, en la Biennal de Pensament de Barcelona. | ROBERT RAMOS / leticia blanco. barcelona

Leticia Blanco

¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Rusia?

La semana en la que comenzó la guerra. Había estado en Ucrania a finales de enero. Muchos amigos rusos no creían que la guerra fuera realmente a empezar. Para mí no fue ninguna sorpresa.

En su último ensayo explica la deriva totalitaria de su país a partir de las historias de rusos nacidos en 1980, para quienes el fin de la URSS fue uno de sus primeros recuerdos. ¿Esa generación ha reaccionado a la guerra de un modo distinto?

No, porque han crecido con la misma mitología que impregna la conversaciones cotidianas, los libros de la escuela y la política: la nostalgia del imperio. El único cambio con Putin es que no se glorifica tanto la revolución bolchevique. Es curioso cómo la mayoría de los libros de historia van sobre los grandes hombres de la historia. Putin es uno, sin duda. Pero en general, creo que los sistemas son mucho más importantes que las personas. En El futuro es historia quería describir el sistema para que se entendiera por qué las personas en Rusia toman las decisiones que toman.

Existe todo un cliché acerca de la predisposición de los rusos al puño de hierro.

En realidad, el Homo sovieticus es un modelo sociológico que trata de explicar el conjunto de adaptaciones que la gente hizo en la sociedad soviética para tener una vida más segura, tanto física como psicológicamente. ¿Es tan prominente como en la década de los 70? El hecho de que hayan sido arrestadas 1.400 personas en 40 ciudades distintas por protestar contra la guerra nos dice que no. Hay miles de personas dispuestas a arriesgarlo todo por esa causa y ese no fue el caso en la Unión Soviética, donde hubo alguna protesta, pero más difusa.

¿La huida masiva tras el anuncio del reclutamiento es un indicador?

Sí. Hay mucha intimidación, todos saben que hay unidades de reclutamiento móviles que les esperan en las fronteras. Miles de personas están denunciando ser carne de cañón. Sienten la amenaza implícita del estado.

¿No calculó bien Putin como recibiría el pueblo esa noticia?

Lo que ocurre en una sociedad totalitaria es que saber lo que piensa la gente es un auténtico obstáculo. No solo porque la gente tenga miedo de decir lo que piensa. La premisa de que ellos saben lo que piensan es falsa. Hannah Arendt escribió sobre ello: la diferencia entre una tiranía simple y el totalitarismo es que la primera solo exige un cierto tipo de comportamientos y opiniones, pero no te priva de tener opiniones. El totalitarismo te roba la posibilidad de tener opiniones. El problema no es no saber lo que piensan los rusos, es que es incognoscible. Cuando Putin invadió Crimea, una encuesta lo aprobaba en un 86%. Ese tipo de números mide el grado de totalitarismo, que en Rusia es extremadamente alto.

¿Y la disidencia?

El grado de totalitarismo te da una idea del coste psicológico de la disidencia. Imagina a una mujer en un pequeño pueblo ruso. Su hijo ha sido reclutado. ¿Cuánto le cuesta emocional y mentalmente no apoyar la guerra? ¿A qué clase de conflicto insoportable contigo mismo, con tu sociedad, tu comunidad, con tu familia vas a tener que enfrentarte? El aislacionismo es un coste que suele ser demasiado alto para la mayoría de personas. Excepto para un puñado de disidentes, para quienes el coste de conformarse es más alto que el de disentir. Pero esa suele ser una pequeña minoría.

¿Funcionan las sanciones?

La premisa de que sancionar al círculo íntimo de Putin va a debilitarle es incorrecta. Es un modelo clásico de intentar lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Ha tenido cero impacto, no ha creado grietas visibles en el Kremlin ni ha disminuido la lealtad de los criminales hacia Putin. Él reparte el dinero y el poder.

¿Cómo cree que terminará Putin?

La forma más común para que un dictador deje el cargo es muriendo. Hoy todavía es más probable que Putin esté en el cargo de por vida que lo contrario. Otra forma de que un dictador deje el cargo es cometiendo un gran error. La guerra de Ucrania es un error, pero no el tipo de error que le puede derribar.

¿Es creíble la amenaza nuclear?

Es creíble porque es su única forma de aferrarse al poder. No hay que preguntarse si Putin está loco, sino el tipo de mundo en el que sus acciones tienen sentido. Putin está dispuesto a pedir sacrificios humanos extremos y a usar armas nucleares porque en su cabeza es históricamente correcto. De todos los argumentos que he escuchado de por qué no lo haría solo me convence el de Ken Roth, de Human Rights Watch, quien dice que eso podría aislarle de China.

¿No está ya aislado Putin?

Putin le ha declarado la guerra a Occidente y Occidente es una parte muy pequeña del mundo. El resto del mundo, China, India, África y muchos países en América Latina le apoyan. Para él, Occidente es diminuto. Plantearse si está dispuesto a sacrificar el apoyo chino me parece más interesante.

¿Y la OTAN?

Le ha comunicado a Putin que si usa un arma nuclear táctica en Ucrania, aniquilará al Ejército ruso en tierra, y las flotas del mar Negro también. Para mí, ese es el argumento más fuerte con diferencia.

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