Arte

Quinn: el fotógrafo que agradaba a Picasso porque no le obligaba a posar

El Centro Cultural LaMalagueta inaugura una completa retrospectiva de las instantáneas con las que el paparazzo irlandés supo captar la intimidad creativa y familiar del genio malagueño

Picasso, pintando con sus hijos

Picasso, pintando con sus hijos / Edward Quinn

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Mónaco, julio de 1951. El irlandés Edward Quinn (entonces aspirante a paparazzo; antes, cantante de cabaret y músico) no se lo pensó ni un momento cuando descubrió en el periódico local que el gran artista del momento, Pablo Picasso, asistiría a la inauguración de la exposición anual de cerámica en el cercano pueblo de Vallauris, en la cima de una colina. Así que llegado el día, cogió su Rolleiflex y subió con su coche al pueblo, empeñado en sumar un cromo a su colección de famosos y miembros de la jet set a los que había fotografiado. No sabía que congeniaría con el malagueño, tanto que el artista le abrió de par en par las puertas de su vida artística, familiar e íntima, que Quinn aprehendió en instantáneas cercanas, espontáneas. El Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga las reúne ahora para la exposición fotográfica 'Edward Quinn: Picasso y los años dorados de la Costa Azul', con la que se suma a las celebraciones que conmemoran el 50 aniversario del fallecimiento del artista de la Plaza de la Merced. 

La muestra, que podrá disfrutarse hasta el 30 de julio, se adentra en la vida privada e íntima del pintor malagueño, capturando sus momentos en el trabajo, en el ambiente familiar o en público. La completa una selección de instantáneas en las que aparecen amigos, artistas, escritores y estrellas de cine, plasmando la revolución sociocultural que convirtió la Costa Azul en un destino dorado, escenario de lujo y oropel en el que un puñado de personajes definitivos del siglo XX desataron toda su joie de vivre.

Picasso, tocando la trompeta

Picasso, tocando la trompeta / Edward Quinn

Producida por los archivos de Edward Quinn en Suiza, reúne un total de 142 obras, seleccionadas de un fondo de más de 40.000 fotografías, en el que Carrillo de Albornoz ha trabajado los últimos cuatro años junto al propio director del archivo. «Se trata de la primera retrospectiva en España del fotógrafo que tuvo acceso íntimo al genio malagueño durante las dos últimas décadas de su vida y por ser el primero al que permitió retratarlo durante sus sesiones de trabajo», destacó ayer el presidente de la Diputación, Francisco Salado, en la presentación de la exposición.

Edward Quinn nunca empleó el trípode y se negó a iluminar artificialmente las habitaciones o a obligar a Picasso a posar, lo que, al parecer, agradaba especialmente al malagueño, poco amigo de las formas y las convenciones rígidas tanto en la vida como en el arte. Picasso trabajando en su estudio, en sus casas, con sus mujeres, entre sus hijos, pero también Picasso con sus amigos y conocidos en los toros, en las mesas de chiringuitos o en el Festival de Cannes son algunas de las instantáneas que capturó Quinn durante los 20 años que acompañó al artista malagueño.

Picasso, pintando su icónica paloma

Picasso, pintando su icónica paloma / Edward Quinn

Pero el artista del que se conmemoran los 50 años de su muerte no es el único protagonista de la muestra recién inaugurada. Sofia Loren, Grace Kelly, Liz Taylor, Colette, Audrey Hepburn, Brigitte Bardot, Ingrid Bergman, Jean Cocteau, Alberto Giacometti, Le Corbusier, Marlon Brando, Alfred Joseph Hitchcock, Orson Welles o Winston Churchill, entre otros, todos en su prime, en esos esplendorosos años 50 del año pasado, en que revolucionarios del arte, estrellas de cine y políticos con inquietudes celebraban la vida en la Costa Azul.

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