Conciertos

El negocio de los tickets «premium» y los seguidores

El fenómeno de la multiplicación de la oferta de packs y boletos exclusivos a precios disparados en los macroconciertos de artistas como Bruce Springsteen, Coldplay, Beyoncé o Madonna genera disgusto entre algunos seguidores («Si compra una entrada VIP, es que no eres VIP», aseguran) mientras que otros lo aprovechan para vivir «la cúspide de disfrute» de su artista favorito

Miembros del club de fans Divina Madonna muestran su pulsera del concierto antes de una actuación de la diva en el Palau Sant Jordi.

Miembros del club de fans Divina Madonna muestran su pulsera del concierto antes de una actuación de la diva en el Palau Sant Jordi. / La Opinión

Ignasi Fortuny

No hace tantos años, en la cola de entrada a un concierto de Bruce Springsteen en el Camp Nou, los primeros, más pobres o más ricos pero seguro que acérrimos fans del Boss, entraban al estadio y les daban una pulserita para poder entrar y salir en una zona reservada –que de hecho existía para temas de seguridad, aglomeraciones…- situada enfrente del escenario. Gratis, vaya, con el precio de una entrada de pista. Una manera de premiar al que se consideraba seguidor superfiel del artista, como si invertir uno o dos o, incluso, tres, cuatro días de su tiempo esperando bebiendo latas de cerveza y comiendo fuet a bocados fuera el sinónimo más auténtico de fidelidad. Pero eso es pasado.

Hace años algún avispado pensó que regalar ese privilegio de que te caiga una gotita de sudor de tu ídolo en la cabeza era imperdonable. Ahora esa la zona más próxima al escenario de un macroconcierto recibe el nombre (el más común) de Golden Circle. Pero hay muchos más, pues cada espectáculo utiliza su vocabulario y necesita fabricar más y más términos guays por la creciente segmentación y proliferación de zonas VIP. O entradas premium que incluyen desde merchandaising hasta barra libre de comida y bebida antes y después de la actuación. Pasa así en algunos (o todos) de los grandes conciertos que pasan por Barcelona en los próximos meses: Bruce Springsteen, Beyoncé, Coldplay, Madonna…

En el caso del Boss la entrada más premium (Estadi Olímpic, 38 y 30 de abril), con servicios como los citados y, por ejemplo, copa de bienvenida, recibe un nombre que parece sacado de la serie The White Lotus: Hospitality Package (400 euros). «Si te tienes que comprar una entrada VIP es que no eres VIP. Florentino Pérez no compra entradas VIP para ir no sé donde», apunta Salvador Trepat, responsable de la web Point Blank, dedicada a Springsteen, y ahora también decepcionado fan del Boss después de las polémicas por los precios dinámicos en EEUU y la incorporación de estas entradas elitistas. «Antes no lo hacía, decía que todo tenía que valer lo mismo… Y de golpe ha cambiado de opinión. 400 euros por un concierto suyo no lo había visto nunca hasta esta gira. Pero viendo lo que ha hecho en América con las subastas, no me extraña. Hay mucha decepción con Bruce, y más cuando se supone que es un abanderado de la clase trabajadora y que se preocupa por los fans…», comenta Trepat.

El responsable de Point Blank, que recuerda que no hace tanto las entradas de pista del Boss tenían el mismo precio, señala disgustado el «ansia de dinero» del que es su gran ídolo musical desde siempre, y se pregunta: «Cuando eres ultrasupermultimillonario, ¿por qué lo haces?». Trepat afirma que ha cambiado la opinión que tenía de «la persona» y que nunca se ha planteado comprar este tipo de entradas VIP. «Llega un punto de delirio, ya no saben qué más incluir en los packs. Por 400 euros, ¿cuántas botellas de whiskey te tienes que meter?», comenta, atónito.

Alta demanda

Pero estas entradas existen, y se agotan. El interés para algunos de estos eventos es tan superior a la oferta que, agarrándose a la ley de la oferta y la demanda, las promotoras siguen con la escalada de precios y el incremento de estas entradas para bolsillos abultados e interesados. Más allá del Boss y de Coldplay (también con entradas Premium en sus cuatro conciertos en la capital catalana), Barcelona acogerá en los próximos meses a dos de las más grandes divas: Beyoncé (Estadi Olímpic, 8 de junio) y Madonna (Sant Jordi, 1 y 2 de noviembre). El mapa del portal de venta de entradas Ticketmaster es un puzle, está todo compartimentado, cada casilla con su precio. Madonna ofrece hasta cinco paquetes VIP: de 340 euros a 1020 con el gasto de distribución incluido.

Chris Márquez, del club de fans Divina Madonna, ha visto 32 veces a la artista, la primera de ellas, recuerda, en el año 90 con una entrada de pista de 5.000 pesetas (30 euros). Para Barcelona compró a través de la preventa para seguidores de la diva una de 680 euros (de esta gira tiene dos billetes más para seguir la gira por Europa). Le da acceso a una fiesta previa, recibirá un obsequio, comida, bebida… Y estará en un sitio privilegiado del pabellón, lo más importante de la compra, dicen.

«Vale la pena. No soy nada mitómano, no me compro ropa de marca, ni colonia… Ese consumismo nunca ha ido conmigo. Solamente me pasa con Madonna desde que me hice fan con 14 años y me pegó una fiebre muy fuerte. Jamás me he gastado ese dinero en otra cosa», comenta Márquez, que reitera que el demonio para los fans es la reventa y portales como Viagogo. «Me gusta lo sencillo, quiero calidad pero no me hace falta lujo, y lo único con lo que lo hago es con Madonna», insiste. Apunta que prefiere pagar más en un pabellón más pequeño a que actúe en un estadio grande con entradas más baratas, pues «es una vez cada tres o cuatro años». «Yo no tengo ninguna queja con Madonna, estoy contento con que ella me cobre, imagino el caché que puede tener… Cuando se va a la ópera o al fútbol no se critica eso», se queja.

Beyoncé

Dani Monllor es un joven seguidor de Beyoncé y gestiona la cuenta de Twitter @BeyonceSpainn, «de fans y para fans» de la autora de Renaissance. Su ticket para el bolo de Barcelona costó 420 euros, y a eso le tendrá que añadir el desplazamiento, al igual que Márquez, ambos de Valencia. También la logró a través de la preventa para fans. «Cuando se anuncia el disco empiezo a ahorrar para la gira porque entre trenes, dormir, comida…», comenta. «Lo pago muy a gusto. Desde que se acaba el concierto pienso que vendrá un próximo y que necesitaré equis dinero. Un concierto es la cúspide de disfrute de un artista», defiende.

Monllor estará en un círculo privilegiado (entre unas pasarelas) en frente del escenario, donde tendrá un bar (de pago) tan solo para los de esa zona, más pulserita, regalo… «Creo que valen la pena, disfrutas de una experiencia totalmente diferente. Pero lo cierto es que hay entradas VIP hechas exclusivamente para la gente con dinero», denuncia el seguidor.

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