Entrevista | La Trinidad Grupo musical

«Nos hacía falta sacarnos de la cabeza nuestra escena, nos aburre, todos los grupos empiezan a ser similares»

Llevan años siendo una de las bandas malagueñas con más proyección: letras donde lo personal es político, pop de energía guitarrera y buzz garagero, estribillos contundentes... Sixto, Juan Carlos, Jorge y Chairlost expanden ahora su sonido en 'Sheriff Playa' (Sonido Muchacho, hoy a la venta), un álbum menos inmediato, más texturado y mutante pero sin experimentaciones plastas. Hablamos con Sixto, vocalista y letrista de la banda

El cuarteto malagueño La Trinidad

El cuarteto malagueño La Trinidad / Alba Cantero

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Una vez me dijo que si su disco no les mola a sus colegas, mal asunto. Así que pregunta obligada: ¿Qué les ha parecido 'Sheriff Playa' a sus colegas?

Te podría decir que a todos parece haberles encantado. Eso, o mienten muy bien. Pero, de verdad, parecen estar muy ilusionados con el nuevo giro de la banda y, sobre todo, nos reconocen en este nuevo traje (o mono de trabajo), pese a que evidentemente ha sorprendido bastante, que es algo bueno siempre, para volver a hacer lo mismo, ya están los discos anteriores. Este LP abre puertas no sólo a esta nueva era, sino a lo que esté por venir. 

¿Y qué les ha parecido a los responsables de Sheriff Playa, el mítico restaurante de la playa El Dedo, que hayan bautizado el disco con el nombre de su local?

No lo saben aún... El disco nació allí porque fuimos con Carlangas, nuestro productor [y exlíder del disuelto grupo de punk gallego Novedades Carminha] el verano pasado a la playa que está a los pies de aquel chiringuito, nos montamos en un hidropedal y casi acabamos desmembrados contra el espigón porque se levantó un poniente que sopló con ganas. Tenemos pensado ir pronto a darles un disco y a hacerles una buena cuenta a base de espetos (El Palo es siempre un valor seguro), pero procuramos ser discretos con estas cosas.

La Trinidad, siempre con la hostelería, ¿no?

La Trinidad es un grupo que disfruta la hostelería, o si lo quieres ver de otra manera, los bares suelen estarnos agradecidos, solemos ser generosos en nuestro consumo. Grabamos el disco en Motril y nos hicimos muy amigos de la gente de El Paso y de El Preciso, dos grandes establecimientos. Inspiradores cuando menos.

Si Los edificios que se derrumban, su anterior álbum, estaba muy inspirado en su experiencia en Praga durante el Erasmus, ¿en qué se inspira 'Sheriff Playa'?

Al principio me costó separarme de aquel imaginario; era un disco que se sustentaba (o se desmoronaba) en la propia ciudad, en mi vivencia emocional y en la manera que mis ideas políticas tomaron otras formas o se ampliaron. Al final había unas imágenes muy claras y es trabajoso distanciarse de una estética tan visual y arraigada en uno. Finalmente, después de un buen periodo de bloqueo creativo, comenzamos a crear el nuevo imaginario sonoro, mucho más propio y con más identidad. Todo nació partiendo de la base de quitarle importancia al relato general, confiando en que brotase de entre una esquina y otra del disco. Y creo que así ha sido: en este disco somos nosotros de nuevo pero en una mejor versión, podría decirte que ha surgido todo de nosotros mismos pero sin ser en absoluto autorreferenciales, es un universo más próximo y el reflejo del viaje por ese territorio que hemos llamado 'Sheriff Playa'.

'6,30' es una de las canciones más directas del disco. El estribillo es brutal: «Y ahora sólo tengo una certeza: una hora de mi vida no vale 6,30». Me la imagino ya en los conciertos, gritada por el público. ¿La idea era aquí hacer algo generacional?

La verdad es que la matraca de lo generacional, o al menos la manera de etiquetarlo todo como tal, nos suele dar bastante igual. Carlos, el batería, dice que en este disco he escrito sobre todas las cosas que me enfadan. No sé si es así exactamente, pero desde luego su tesis sirve aquí: tuve un curro de mierda en el que cobraba 6,30 euros la hora y durante todo el disco me atrajo la idea de escribir sobre lo cotidiano y me apetecía componer una canción sobre lo mal que lo pasé por entonces. Y que mi conciencia agitprop no me permitía no hacerlo. Aunque es cierto que esta vez, y estoy muy contento por ello, creo haber canalizado en general esa deriva política con otro lenguaje y de una manera más sugerente. Al caso: es generacional y al mismo tiempo no, tengo familiares muy cercanos con ya una edad que también cobran una basura por su jornada laboral.

«Y me río de Dios, del Gobierno y mi ser / yo ya me río de todo porque sólo espero / al siguiente trayecto que alcance el final / para llegar, volverme / con quienes pasean la vergüenza / como yo, como yo, como yo...». Contrasta esta letra con el ritmo saltarín de 'Que las palabras broten'.

Esa canción comenzó siendo un tema de jangle pop entre los Smiths de 'William, It Was Really Nothing' y los Cure de 'Friday I’m In Love', pero rápidamente nos dimos cuenta de que artísticamente no nos llevaba a nada seguir trabajando, primero, sobre el revival y, segundo, sobre influencias que ya habíamos expuesto lo suficiente. Empezamos a escuchar mucho a los Talking Heads de la primera trilogía, sampleamos el bajo inicial de Jorge, metimos la tijera, nos despojamos de prejuicios con nosotros mismos… y quedó esta canción. Es un buen resumen de cómo ha sido el proceso creativo del álbum:conservé la melodía y letra original porque me gustaban mucho como funcionaban y quería continuar el hilo adolescente de otras canciones como 'La Mundial' o 'Jorge Enamorado'; al sumarlo todo a la nueva canción resultante, quedó aún mejor precisamente por generar ese contraste.

 ¿Cómo habría sido 'Sheriff Playa' si Carlangas no hubiera participado?

No sería. Francamente, este disco, tal y como se concibe no existiría si no fuera por él. Ha sido un productor a la vieja usanza, de los que trabajan la propuesta artística. No ha cogido un solo instrumento y a duras penas ha tocado un botón en el estudio. Nos basamos directamente en crear un lenguaje musical propio y de ahí nació todo. Dudo del rumbo que habría tomado la banda de no ser por él, ha sido muy determinante en nuestra carrera. Era el disco que teníamos que hacer. Estábamos en un mal momento como banda antes de empezarlo, no quiero ser catastrofista, pero me cuesta pensar en qué habríamos hecho. El COVID dejó resaca.

En las fotos de promo y los vídeos aparecen con monos Guantánamo y una bandera con el logotipo del álbum. Cuénteme qué hay detrás de todo esto este concepto.

Carlangas nos insistió en que para grabar el disco necesitábamos un uniforme (él incluido), algo que entre risa y risa nos metiera a todos dentro de la misma película. Parece coña desde fuera, pero performáticamente nos ayudó una barbaridad a entrar en el papel y a no olvidarnos de que somos músicos y también interpretamos. Hicimos todo el disco en monos de trabajo y después de ver a tanto pijo capitalino y tanto grupo underground replicando las formas del mainstream, fue nuestro momento de decir «eh, cuidao, que somos la clase obrera del rock y este es nuestro andamio». Y decidimos mantenerlos.

¿Y el logotipo?

El logo es el mar Mediterráneo y el mar Negro convertidos en territorio sólido y dispuesto en vertical. Me basé, junto a mi hermano, a la hora de desarrollar las artes en la obra de Sabine Réthoré, una cartógrafa que trabaja resignificando mapas. Cogimos la idea del Mediterráneo sin fronteras y la llevamos más allá haciendo del mapa un territorio opaco y concibiéndolo como un espacio común y propio. Nos atraía la idea política y gráficamente, y era una buena metáfora del proceso que hemos vivido como banda, crear un territorio propio a partir de uno ya existente y concebirlo de una nueva manera que generase expectativas y cierto misterio. 

Las guitarras jangle han desaparecido casi por completo y hay canciones que prescinden de los estribillos, digamos, melódicos por otros más heterodoxos. Por ejemplo, en 'Convertidos en estatuas' parecen, de alguna manera, The Fall o Sleaford Mods (o, tirando para casa, 713avo Amor). Vuestro sonido ahora es más rítmico y obsesivo, menos luminoso. Eso se deberá a algo, supongo…

Hemos explotado todas esas influencias más arriesgadas que estuvieron presentes en el pasado pero de manera más espiritual (véase Gang Of Four, Grauzone, The Slits, B-52s, Gainsbourg…), súmale el bloqueo creativo, la paliza emocional y de cancelaciones que suposo el COVID19 con nuestro primer álbum… Esto es lo que ha salido. Lo bueno es que todo estuvo tan poco planeado como adrede y convincente puede sonar desde fuera. Hemos conseguido, creo, mucha frescura porque Sheriff Playa ha sido un ejercicio de construcción sin cimientos, una aventura y este ha sido el mapa que nos ha quedado después de golpearnos con un espigón tras otro (por insistir en la portada).

Por cierto, ¿sólo me suenan a mí las guitarras a Radio Futura de 'La ley del desierto / La ley del mar'?

Radio Futura son para nosotros uno de los mayores y más honestos referentes que se pueden tener. Lo que nos molan son sus incursiones en la música latina, la mezcla de combinar la vanguardia con lo popular… En este disco hemos bebido mucho de discos jamaicanos, de los recopilatorios de música árabe Habibi Funk, de influencias mediterráneas como Nu Genea… Por eso también queríamos ilustrar con un mapa la portada, ha sido como un pequeño viaje que nos ha llevado a otros sitios, que era lo que persiguieron Radio Futura. Y, por qué no decirlo, hace falta sacarnos la cabeza de nuestra propia escena, que nos aburre y todos los grupos empiezan a sonar muy similares. Vivimos algo parecido a lo que pasó con el sonido del indiespañol de los 2000.

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