El bailaor Antonio Fernández Montoya, artísticamente conocido como Farru, lanza una nueva propuesta que muestra la cara B de los artistas, su aprendizaje, con la función Fiesta Flamenca, que aterrizará en los escenarios del Teatro Soho CaixaBank este 28 de junio.
El artista muestra un especial cariño hacia este nuevo proyecto, por la oportunidad que supone mostrar cómo se formaron los grandes maestros y flamencos y poner el foco en esos pequeños espacios en los que los más grandes se reunían, como Camarón de la Isla o Paco de Lucía. "Los flamencos de antes no tenían la oportunidad de ir a la universidad a formarse en su especialidad; tenían las reuniones y conversaciones que mantenían unos con otros. De ahí nace la fiesta flamenca, de la necesidad y la naturalidad", nos cuenta Farru.
Un encuentro con un invitado muy especial: "Siempre he tenido presente hacer partícipe al público en la fiesta. En esos momentos las celebraciones eran a puerta cerrada y grupos reducidos. Ahora quiero que el público se implique y que experimente el flamenco en sus propias carnes y no como simple audiencia, sino como integrantes de la fiesta", apunta el bailaor.
"La improvisación y la verdad"
Detrás del concepto de Fiesta Flamenca hay un aspecto que preocupa al artista sevillano: actualmente todo gira en torno a la perfección, a la búsqueda de la idoneidad; él, en cambio, siente la necesidad de explotar la espontaneidad. De hecho, la función está coreografiada y mantiene un hilo conductor pero deja el 50 por ciento en manos de "la improvisación y la verdad". De ahí que el grupo sobre el escenario sea muy reducido, para que no se pierda la conexión artística y emocional entre los músicos y los bailaores, para que la fiesta sea verdaderamente íntima, flamenca, jonda.
Y es que, como dice, el flamenco no es simplemente un arte que aprender y ejecutar, sino "una manera de ser, de sentir, de actuar, de vivir". Es una corriente que transporta en la sangre, en las venas. Que se lo digan a su familia: todos han sido y son flamencos de la cabeza a los pies. "Antes de ser profesional fui flamenco", confiesa.
"No recuerdo cuándo decidí ser bailaor... Yo recuerdo estar ya sobre un tablao", nos responde Farru cuando le preguntamos por sus primeros pinitos en esto del jondo. Desde entonces, trabajo, empeño, inspiración, esfuerzo... "Ésta es una carrera muy larga, aquí no hay un diploma que certifique que eres cantaor o bailaor; es todo trabajo, dedicación y perseverancia, todo en una formación continua, horas y horas de estudio, basadas en la afición al arte y a su historia", explica el bailaor. "Por eso -dice- para mí esto es más que una profesión, sino una manera de vivir".
Cambiar
Y nunca deja de aprender Antonio Montoya Flores (nombre real y completo de Farru) intentando expresar su verdad, también porque el flamenco nunca ha dejado de cambiar. "No sabría decir si a mejor o a peor, pero sin duda ha variado", reconoce Farru, quien, por cierto, tiene en cartera un espectáculo más actual, que llevará al festival Las Noches del Botánico, con ritmos más contemporáneos, de jondura menos ortodoxa. Y es que recordemos que el sevillano no sólo ha bailado para el gran Paco de Lucía sino también para figurones tan poco flamencos como Beyoncé, Björk, Marc Anthony o Paulina Rubio.
Lo que también ha cambiado es la atención que se le dispensa al arte jondo: "Sí, se le presta mayor cuidado al flamenco pero siempre se le puede tratar mejor", relativiza. Farru pone su granito de arena con espectáculos como Fiesta flamenca. El público, más entendido o no (todos caben), acudiendo a la taquilla.