Entrevista | Elíades Ochoa Músico

"Mientras pueda mover los dedos tocaré guitarra y mientras pueda hablar, trataré de cantar"

El músico cubano, componente fundamental de Buena Vista Social Club, presenta nuevo disco, Guajiro, y se prepara para su gira española de este verano, que incluye una cita en Málaga, concretamente, el 2 de julio en el Teatro Cervantes (dentro de su ciclo de recitales veraniegos, Terral). Demetrio Muñiz, director musical de Buena Vista, produce el álbum, en el que colaboran Charlie Musselwhite y Rubén Blades

El artista cubano, en Madrid

El artista cubano, en Madrid / ALBA VIGARAY

Carlos H. Vázquez

¿Cómo dirigirse a Eliades Ochoa (Loma de la Avispa, Santiago de Cuba, 1946)? ¿De usted? ¿De tú? De usted, evidentemente. Se acepta también el apelativo maestro. Acaba de terminar una entrevista con TVE y la siguiente, la de este firmante, le pilla apurando un café. De buena gana se fumaba ahora un cigarrillo. «Tóquese el sombrero con esa mano... No, con la otra... Por favor, míreme... Muy bien». La fotógrafa le tiene entretenido. El Johnny Cash cubano da un sorbo –de algo que ya no queda– a la pequeña taza de cerámica mientras repasa con su esposa y representante, Grisel Sande, las fechas de sus siguientes shows, incluido el del 2 de julio en Málaga.

Canta en Soy guajiro que pidió a los soneros que no perdieran la fe porque «la música cubana cogía su paso otra vez».

El problema es que hubo un momento en que la música tradicional cubana –cuando hablo de la música tradicional cubana está incluido el son, el bolero, la guaracha, el changüí, etcétera– se estaba quedando un poco en el cajón del olvido. Y había preocupación.

¿Por qué cree que se estaba quedando en el cajón del olvido?

Porque había otro tipo de música. Por ejemplo, la salsa, la llamada nueva trova, el reguetón que venía ya saliendo por las cuatro esquinas... Bueno. Nosotros, gracias al proyecto Buena Vista Social Club, pusimos la música tradicional donde tenía que estar.

Internacionalmente.

Internacionalmente. No se puede hablar de la música cubana si no se habla de Buena Vista Social Club, porque le abrió las puertas del mundo a la música cubana. Y aquí estamos.

Omara Portuondo dice que ella nunca le dirá adiós a la vida. Sin embargo, usted ha dicho que se va a morir en un escenario. Si le dice adiós a la música, ¿le estará diciendo adiós a la vida?

No... Eso son cosas distintas. A la música yo no le voy a decir adiós nunca. Es posible que la vida no me permita seguir haciendo música (por la edad o una enfermedad), pero mientras pueda mover los dedos tocaré guitarra. Y mientras pueda hablar, trataré de cantar.

Le había escuchado cantar con anterioridad Pajarito voló, pero aquí la hace con Rubén Blades. ¿Cuál es la historia de esta canción?

Toda canción lleva un mensaje y el de esta canción habla de un hombre que tiene una paloma [una mujer hermosa] que quiere llevar a su forma, es decir: si a la muchacha le gusta bailar, a él no le gusta que ella baile. Por eso que dice: «Ella quería ser libre / La jaula nunca entendió / El cambio que yo quería / Eso nunca sucedió / Y eso le zumba el mango». Un día, como es normal, el hombre llegó y se encontró que la jaula estaba abierta y que el pájaro se había ido porque nunca había aceptado la jaula.

Ha rescatado Se soltó un león, que ya había grabado en 1995 con El Cuarteto Patria.

Con la discográfica Corasón. Pero la canción está distinta por completo a la que hice en el 95.

Ahora hay más «picardía criolla»...

Sí, mucha. Como que viene la jocosidad. El cuerpo del tema se compone de un coro solamente y de inspiración libre. «Se soltó un león / Y eso es lo lógico / Que la gente salga corriendo / Del zoológico». Yo no creo que nadie se quede en el zoológico. Entonces vienen los distintos versos: «Qué chiquita más linda / Qué chiquita tan bella / Quiera Dios que la suerte / Me llevara con ella» y «Cuando salí de Santiago / De ella me despedí / Los otros días fui a Santiago / Y ya no se acuerda de mí». Esas son inspiraciones libres que venían saliendo.

Primero un pájaro y ahora un león. Las jaulas otra vez...

[Risas] Sí, es cierto. No está mal la observación.

Produce Guajiro Demetrio Muñiz, director musical de Buena Vista Social Club.

Yo te diría que Demetrio tiene un noventa por ciento –se puede decir– de la producción del disco, pero siempre apoyado en los músicos con los que hemos hecho este trabajo, como los dos angelitos (Ángel Luis Aguiar Muñoz y Ángel Herrar). Demetrio siempre buscaba la manera de apoyarse en nosotros, hacernos preguntas. Sabíamos por dónde quería ir; cuando él hacía una pregunta era porque había analizado esa cuestión y lo que iba buscando era la seguridad. Demetrio sabe la responsabilidad que tiene en los hombros.

¿Cómo entendía Ry Cooder la música cubana con respecto a Buena Vista Social Club?

La música cubana tiene un idioma universal, cualquiera puede estar en ella. Ry Cooder es un guitarrista magnífico. Somos muy buenos amigos, hemos ido a su casa para almorzamos y cenamos juntos... Pero él tiene que adaptarse a la música que estamos haciendo nosotros, porque no es su música, no es su estilo, no es su lenguaje. Le pasó lo mismo que me pasó a mí con los africanos de Malí. Ese disco que sacamos con Toumani Diabaté y Bassekou Kouyate, AfroCubism, fue una escuela donde yo tuve la fuerza para tratar de llevar un poco a la cubanía la forma en tocar. Salí airoso porque logré hacer el disco, acercarlo un poco a la onda nuestra, y quedó muy bonito.

¿Cómo se ve el mundo desde la Loma de la Avispa?

Distinto por completo. Si el mundo fuera como la Loma de la Avispa no habría problemas de ningún tipo. Allí, en la Loma de la Avispa, se respira aire sin contaminación, se respira aire puro, y se respira alegría.

Grisel Sande, esposa de Eliades Ochoa, interviene para añadir: «Tiene un proyecto sociocultural comunitario porque es el lugar donde él nació. En estos momentos funciona con gastronomía ecológica, paseos por el río... Es una especie de fundación. Allí, todos los que habitan llevan camisetas de Eliades». En algunos momentos de la entrevista, Grisel aporta datos que ayudaban a componer el relato de su marido. «A través de las canciones, Eliades está dejando su legado, su historia. El guajiro es universal, como la música country o la zulú».

Solo le falta fundar una religión. ¡Los eliadistas!

[Risas] Chico, te digo, yo siento mucha felicidad cuando voy allí, a la Loma de la Avispa. Pero el trabajo a veces me cohíbe. Desde antes de la pandemia no he ido. Echo de menos encontrarme, estar allí, y pasarme un domingo cantando con los músicos y los artistas que van a descargar y a tomarse su copa. Es un lugar de alegría. Lo que pasa es que son tantas las cosas bonitas que uno quisiera decir de la Loma de la Avispa que a veces no dice nada.

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