Entrevista | Kiko Veneno Cantante y compositor

"La música que me ha gustado siempre es la música comercial"

El músico sevillano celebra los treinta años de la publicación de su icónico disco Échate un cantecito con un documental sobre su grabación y una gira con el grupo Vera Fauna en que recupera aquel repertorio, el que le sirvió para, por fin, poder vivir de la música

El autor de Lobo López y En un Mercedes blanco ofrecerá este domingo en la Plaza de la Marina el concierto que tenía que haber protagonizado durante pasada La Noche en Blanco

Kiko Veneno, en una imagen de archivo reciente.

Kiko Veneno, en una imagen de archivo reciente. / EFE

Ángeles Castellano

«Ser un clásico... Siempre hay que estar agradecido. Significa que acertaste en tu tiempo. Cuando hice aquello lo hice para que significara algo. Y eso son las cosas clásicas, las que significan algo más allá de las circunstancias». Aquello, que dice José María López Sanfeliu -más conocido como Kiko Veneno- (Figueras, 1952), es Échate un cantecito, el disco que le catapultó a las listas de éxitos, hace ahora 30 años, y le permitió vivir de la música. Lo está celebrando estos días en una gira con la que tenía previsto recalar en Málaga, en La Noche en Blanco; el concierto tuvo que suspenderse por la previsión meteorológica pero se repescará este domingo, en la Plaza de la Marina.

Échate un cantecito fue un éxito comercial, el primero de la carrera de Kiko Veneno. Cuando se publicó, en 1992, el cantante ya tenía 30 años y dos hijos. Era su tercer disco. Desde entonces, es recurrente que aparezca en las listas de los mejores discos del pop-rock español. Por cierto, ¿Por qué se tituló Échate un cantecito? «Pues no lo sé realmente, porque a las cosas hay que ponerles nombre y luego te tienes que acordar de cómo le llamaste», explica el músico sevillano. «Realmente era una manera de hablarme a mí mismo, de decirme que me echara un cantecito de verdad, que ya era hora».

Cómo se hizo, cuándo, por qué lo planteó así, y quiénes participaron lo cuentan los protagonistas de aquello en Un día Lobo López, un documental dirigido por Alejandro G. Salgado. La cinta utiliza muchas imágenes de archivo (entrevistas, actuaciones) de los inicios de la carrera de Kiko Veneno tras disolverse el grupo en el que debutó en la música, Veneno, para adentrarse en seguida en el proceso mismo de composición y grabación de Échate un cantecito contado por sus protagonistas: productores, músicos, Ana Fernández (mujer del protagonista) y el propio Veneno que, además de explicar detalles de la grabación -cómo compuso canciones icónicas, como Lobo López o En un Mercedes blanco-, tocan sobre la música que grabaron entonces. «A mí esta película me encanta», afirma Veneno, después de admitir que lo ha visto cuatro veces ya. «Lo mejor es que se ve gente tocando, que es lo que me gusta a mí, ver gente tocar».

Durante la conversación, Kiko Veneno se refiere varias veces a cómo él no fue precoz en la música, a diferencia de muchos de los músicos que admira, como Lennon y McCartney o el propio Santiago Auserón. Alguna vez ha contado que aprendió a tocar la guitarra en una convalecencia médica, cuando ya tenía 22 años, después de pasar por la Universidad de Sevilla, donde estudió Filosofía y Letras. Pero una vez que descubrió la música, ya no pudo escapar. «El nombre Veneno viene de eso, de la música, que nos producía un veneno interior».

De Veneno, que fue su primer y efímero grupo (estuvieron activos como grupo entre 1975 y 1978), que montó junto a los hermanos Raimundo y Rafael Amador, se quedó con el nombre. En el documental explica que, tras la disolución del grupo, quedó desconcertado. «Duró tan poco, fue tan efímero, que yo me quedé muy desencantado, simplemente porque estaba viendo un mundo de creación, un mundo de arte y de pronto no podía entrar en él», explica. «Me habían invitado, pero al momento me estaban dando una patada en el culo».

Tan sólo publicaron un disco, pero su influencia en los músicos del momento fue grande. «Yo creo que es lo más revolucionaria que yo he hecho. El impacto que provocó eso en la música española es muy superior al del Cantecito y de cualquier otra cosa que se me vaya a ocurrir en el futuro», dice. «Eso sí que fue fuera de molde. Una cosa inesperada y una cosa sin secuela, además».

El ‘Veneno’ de la música

En 1978, tras el fin de Veneno e instalado en el desconcierto, Kiko trató de continuar en el mundo de la música. Pero no conseguía hacer nada que tuviera éxito. Su mujer cuenta en el documental las peripecias que vivieron en la familia, mientras aparecen imágenes de su colaboración con la cantante Martirio, a la que produjo sus primeros discos (y cuya primera icónica peineta diseñó la cantante junto a la mujer de Veneno), o de su participación en el programa de televisión infantil La bola de cristal haciendo un peculiar Frankenstein. Pero también el documental muestra entrevistas de aquel momento, en el que el músico afirma que lo que quiere es ganar dinero haciendo música.

«El que no mira el dinero como primer objetivo, no consigue dinero. Pero no sólo en la música, sino que en general es aplicable a cualquier actividad de la vida». ¿Tuvo una intención comercial, entonces, cuando lo hizo? «Absolutamente», responde. «Yo quería desarrollar mis ideas a mí manera y con calidad, pero al mismo tiempo que fuera comercial». Y tras una pausa, continúa: «Yo siempre he vivido la música popular, la música que más me ha gustado siempre es la música comercial, desde Mozart a Miles Davis, desde Stravinsky hasta los Beatles. Nunca me han interesado los autores malditos».

En un momento dado del documental, Kiko Veneno habla sobre el éxito de Échate un cantecito, que logró cuando pensaba que ya nunca lograría hacerlo. «Para mí el éxito era vivir de la música». Tras conseguirlo, primero pidió una excedencia de su trabajo como programador cultural en la Diputación de Sevilla para dejarlo definitivamente tras la gira conjunta con el recién estrenado Juan Perro, el estreno en solitario de Santiago Auserón, tras dejar Radio Futura.

Kiko Veneno ha vuelto a poner Échate un cantecito sobre los escenarios junto al grupo sevillano Vera Fauna recientemente, en la gira que le traerá a Málaga. «Me buscaron ellos y me propusieron la idea de hacer el disco completo a su manera y yo dije sí porque yo de antemano siempre digo que sí, no me abstengo nunca, siempre adelante», explica. «Me interesó que son originales y tienen personalidad musical». Quizás fue justamente esto lo que le dificultó el trabajo. «Me costó, me costó, no fue fácil para mí meterme en el mundo de ellos», admite. «Pero me fueron cautivando y me fui metiendo».

No son los únicos jóvenes con los que colabora Kiko Veneno, que ya ha pasado la setentena. Antes de explotar junto a Rocío Márquez con Tercer cielo (Universal, 2022), el jerezano Bronquio produjo su disco Sombrero roto (2019). Y más reciente es su colaboración con C. Tangana, junto al que ha compuesto la canción Los tontos. «Yo estoy muy contento de trabajar con gente nueva, además les doy buen rollo, porque yo los catapulto de una manera increíble. Pero toda la vida me ha pasado eso», explica.

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