Picasso y J.Fín: tío y sobrino se reencuentran en la Casa Natal

«Siempre quiso ser él, ni Vilató, ni Ruiz, ni Picasso». Para Pilar Vélez, historiadora del arte, José Vilató Ruiz, sobrino de Pablo Picasso, creó su propia identidad, firmaba como J.Fín, y perseguía denodadamente su independencia creativa y personal. Su vida y su obra suponen un eslabón más en una cadena casi infinita de personas y creadores a la que llamamos familia Picasso, que, ahora por primera vez en Andalucía, se expone en la Fundación Picasso-Casa Natal en un simbólico reencuentro entre tío y sobrino. ‘Hacia la liberación poética’ (en cartel hasta el 2 de marzo del 2025) es el título elegido por Vélez y Xavier Vilató, sobrino de Fín (y por tanto, sobrino nieto del genio de La Merced) y prestador de los fondos expuestos, para recorrer la singular, variopinta pero muy bien definida, trayectoria del artista. 

Una carrera que, naturalmente, comienza en su mismo hogar, siendo niño, espectador, receptor del arte de don Pablo. «Ser sobrino de Picasso es algo excepcional: no muchas personas pueden decir que viven con cuadros de Picasso colgados en las paredes de su casa», asegura Vélez. Mientras jugaba o se aburría, el pequeño José, hijo de Lola Ruiz Picasso y del neuropsiquiatra catalán Juan Vilató, absorbía sin querer aquellas formas y fondos, creaciones avanzadas para la España de entonces. Pero Fín, en realidad, «no miraba lo que hacían los demás», tampoco lo que hacía el gran Picasso. «A sus 19 años ya tenía un mundo personal, propio», apunta la comisaria de la muestra. 

Adversidad

Un mundo que también fue modelado a golpes por la adversidad. Uno tiende a pensar en la vida de un familiar de Pablo Picasso como un lento sueño en un colchón de plumas; la de José Vilató no fue desde luego así: tras sus primerosas, y exitosas, exposiciones en Barcelona, una bomba destruyó su estudio y fue movilizado por el bando republicano para la Guerra Civil. En 1939 cruzó la frontera con Francia y fue internado en el campo de concentración de Argelés; Pablo Picasso consiguió sacarlo y el joven se instaló en París hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Años después, regresó a la capital francesa, viviendo y creando en La Ruche, un lugar decrépito donde vivirá en unas duras condiciones que llegarán incluso a afectar a su salud (fallecerá prematuramente, a los 53 años).

Dicen que José Vilató Ruiz fue un hombre idealista e impulsivo que siempre quiso ganarse su prestigio, sin pedir ayuda a nadie y menos aún a su tío Picasso: a menudo pintaba sobre obras que había traído de Barcelona y no tenía dinero para apenas nada, pero nunca solicitó la ayuda del artista. «Quería mucho a mi sobrino Fín: nunca pedía nada», dijo el malagueño.

Idas y venidas

La muestra divulga sus idas y venidas, reformuladas por sus experiencias vitales y su crecimiento como creador, hacia la figuración, sus etapas más indagadoras (incluso empleando materiales encontrados y reaprovechados), también su impactante capacidad de observación psicológica en algunos retratos (como los de Pierrette Gargallo y Ramón Rougens, el pintor que falleció en accidente automovilístico al viajar en coche con algunos alumnos para visitar a Picasso). Son etapas, estilemas y motivos, muy bien diferenciados pero que contienen algunos elementos unitarios, según Pilar Vélez: «El cromatismo, la potencia del trazado y muy especialmente la valentía, el prescindir de manuales a la hora de crear».