En el recuerdo

El regalo tardío para los indies veteranos

El próximo 25 de enero, pasados ya los estertores de las fiestas navideños, un último presente llegará para aquellos que se acuerdan hoy de un puñado de canciones que fueron la carta fundacional del indie español. Sí, Los Planetas recuperan, 30 años después, los temas de su primer disco, Super 8. La cita, en la Sala París 15

La formación original de Los Planetas; sobre estas líneas, la banda en una imagen reciente.

La formación original de Los Planetas; sobre estas líneas, la banda en una imagen reciente. / LA OPINIÓN

Ana Carretero

Si la vuelta de los británicos Oasis ha generado máxima expectación y un sold out inmediato para su gira veraniega de 2025, lo más parecido que le ha pasado recientemente a la música española es el anuncio de Los Planetas de una gira durante este año para interpretar íntegramente su eterno Super 8 (BMG Ariola, 1994). El 25 de enero, regalo postero para los indies veteranos de Málaga, con su concierto en la Sala París 15. Una forma excepcional de festejar el 30 aniversario de este primer trabajo, que cambió para siempre el destino de la banda, pero que también marcó el porvenir de la música pop en español.

Trabajo fundacional

Granadinos por los cuatro costados (el acento de Jota y su forma de cantar es marca indiscutible de la casa mucho antes que esta ola de reivindicación del andaluz y el andalucismo) y autores de un puñado de himnos para varias generaciones, viven un momento dulce, tras el éxito de la película Segundo Premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez, ganadora de la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, y en el que se retrata el proceso de creación de su tercer álbum, Una semana en el motor del autobús (RCA-BMG, 1998), tras la marcha de su emblemática bajista, May.

El regalo tardío para los indies veteranos

La banda granadina Los Planetas, en un ensayo / L.O.

Habría que preguntarle a formaciones como Lori Meyers, Él Mató a un Policía Motorizado, Supersubmarina, o incluso Vestusta Morla o Izal cuánto tuvieron que ver las canciones de Los Planetas en su música. Aunque no sabemos si Jota estaría de acuerdo, ya que la escena musical de los primeros Planetas poco o nada tiene que ver con la que hoy se autodenomina heredera de aquel sonido.

Todo ello, después de irrumpir en las radios españolas con Super 8 y Pop (BMG Ariola, 1996), trabajos fundacionales del pop rock independiente español de los 90, poco habituales en las radiofórmulas españolas, y muy influenciados por el indie americano y anglosajón, con claros nexos con My Bloody Valentine, Slowdive, Pavement o incluso Television Personalities.

Las crónicas de los primeros shows de esta gira se deshacen en elogios, guiados por la nostalgia y el pellizquito en el corazón que con toda probabilidad experimentará el público al escuchar canciones patrimonio de las vidas de los oyentes, como De viaje, Qué puedo hacer, Mi hermana pequeña, Jesús... Solo por citar algunos himnos, auténticos mensajes vitales cifrados para sus seguidores, con los que seguro más de uno se pegará unos buenos bailes y saltará abrazados a sus amigos. Con más arrugas, canas, desamores de todo tipo y decepciones en su mochila, pero todavía con capacidad de convertirse de nuevo en adolescentes hormonados durante los casi sesenta minutos que duran las canciones de este álbum, que se interpretará en orden e íntegro.

El regalo tardío para los indies veteranos

Cartel del aniversario a partir del diseño original de la cubierta de Javier Aramburu. / .

Pareciera que todas las canciones de Super 8 estuvieran colocadas como si de un puzle se tratase. Comienza con las canciones más guitarreras y contundentes, para convertise en un viaje más experimental y sinestésico, trufado de cortes más pop e ínstimos. Muchas de ellas, reflejando una desesperanza y nihilismo que quizás hoy los conecte más que nunca con la generación Z.

Pocos saben describir los sentimientos difusos que despiertan las relaciones humanas, o cómo las cosas cambian con el paso del tiempo y todo el miedo y la incertidumbre que eso genera como ellos. Más allá, por supuesto, de las dosis de escapismo, psicodelia y lisergia que permiten que cualquiera «viaje por el sol» y experimente «nuevas sensaciones». Precisamente, todos estarán pendientes de sí se toca o no esta última canción, una pequeña joya encerrada en una especie de coda de Super 8.

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