Entrevista | Salva Reina Actor, nominado al Goya por 'El 47'

«Cuando me enteré de que estaba nominado al Goya me tiré dos horas llorando»

El intérprete malagueño vive estos días ilusionado por el reconocimiento de la Academia por su Felipín, su personaje en el aclamado drama social

El actor malagueño Salva Reina, hace unos días en Málaga.

El actor malagueño Salva Reina, hace unos días en Málaga. / Gregorio Marrero

Luna Romero

Para que una película como El 47 sea la sorpresa del cine español de la temporada y la gran favorita para los inminentes Premios Goya, han resultado fundamentales la historia (real) en que se apoya, la de un conductor de autobús en Cataluña que secuestra un vehículo para reclamar mejoras en el transporte con zonas menos favorecidas, y también la interpretación de Eduard Fernández, que compone a a un protagonista carismático y enérgico; pero no debemos olvidarnos de ese coro de secundarios que arropan la historia. Entre ellos está Felipín, ese andaluz emigrado a Torre Baró que le ha valido al malagueño Salva Reina su primera nominación a los galardones del cine español. Hablamos con el actor días antes sobre la candidatura, lo que supone para su carrera y mucho más.

¿Qué significa para usted como actor estar nominado a un Goya? ¿Es algo que tachar de una lista de metas o en la vida te esperabas llegar a una situación así?

Sinceramente, jamás lo hubiese esperado. Evidentemente tienes la ilusión y fantaseas con ello pero nunca lo he tenido en mente así que no ha sido nunca un objetivo. Al final el premio es currar y que se acuerden de ti. Pero realmente ha sido una alegría muy grande, contradiciendo este discurso. Cuando dijeron mi nombre me quería morir, me tiré dos horas llorando. Es muy bonito que te reconozcan y que te nombren. Lo que más me emocionó fue el cariño de la gente. Recibí un montón de mensajes: «Estaré viendo los Goya», «Enhorabuena», «Estamos contigo»...

¿Recuerda algún mensaje en especial?

Todos. No recuerdo ninguno más emotivo que otro. Evidentemente los de la gente que te quiere, los más cercanos. Pero también emocionan los de la gente que hacía tiempo que no te escribía, por cosas de la vida, el típico amigo con el que hace tiempo que no hablas y que de repente te escribe. Y los mensajes de la comunidad artística de Málaga, un montón de gente me escribió, gente con la que había empezado... No te puedo decir uno es específico porque además hay partes de esa mañana que tengo borrosas. 

¿Y se ve con posibilidades de ganar?

Yo qué sé, pero es que tampoco le doy importancia. Evidentemente ya que estás ahí dices: «Qué bonito sería que de repente saliera mi niombre». Pero no me quita el sueño ganarlo o no. Haber llegado hasta aquí, vivir esa situación... OK, me planto.

No me quita el sueño ganar el Goya o no. Haber llegado hasta aquí, vivirlo, recibir los mensajes de amigos y compañeros... OK, me planto

¿Cómo se prepara uno para recibir un Goya? ¿Tiene algún discurso preparado?

Pues mira no. Como es algo que nunca había tenido en mente. No he escrito nada pero a raíz de estos días de entrevistas he dicho que me lo han preguntado: «Ostia, pues es verdad...». Viendo como me puse de nervioso cuando me enteré de la nominación me tendré que llevar un papelito o algo porque puede ser que me quede ahí parado.  

Uno de los rivales de su categoría es Antonio de la Torre (por Los destellos, de Pilar Palomero). Él es todo un experto en esto de los Goya: ésta es su decimo quinta candidatura. ¿Le ha dado algún consejo?

Si, el otro día estuvimos charlando del tema, un poco bromeando... Me ha dicho que me concentre en disfrutar.

El actor, durante la entrevista.

El actor, durante la entrevista. / Gregorio Marrero

¿Cuando hizo El 47 se esperaba una respuesta así a su trabajo?

No. Cuando empiezas a hacer un proyecto no piensas que va a ser algo nominable. La historia era potente; el director, Marcel Barrena, también, de renombre; el resto del reparto, el equipo artístico y técnico era muy atractivo y la productora es fuerte. Pero sólo pensaba en contar la historia, una tan necesaria como ésta, y en darle toda la veracidad posible. Creo que no puedes pensar: «Con esto voy a arrasar». No es sano para ti ni para el proyecto. Sí es cierto que luego, cuando el producto ya está hecho notas que hay una energía especial en la gente, como que la gente es consciente de que la peli va a estar chula. Y luego conforme van pasando los días y ves que tiene el apoyo de la crítica y del público y ves que todo ha quedado tan bien, compruebas que se va posicionando y dices: «Ostras, verás que esta peli va a petar, que va a estar ahí...». Pero nunca hay ninguna certeza. 

El papel de Felipín, su personaje de El 47, tiene mucho de usted, de su gente, de su familia, de Andalucía. ¿Qué se siente al estar nominado por un papel así?

Es algo muy bonito la verdad. Por un lado, esta película me permitió hacer un homenaje a mucha gente andaluza, que emigraron en aquella época y también me permitió hacer un homenaje a una parte parte muy especial, que es la zona del Valle del Guadalhorce, del interior, cuyo acento y cuya forma de hablar quizás no está tan visibilizada. Y ya no solo eso, sino esa forma de entender la vida, esa nobleza, esa retranca. Para mí ha sido muy chulo poder hacerlo. 

¿Le dieron libertad para desarrollar el personaje?

Se pactó un poco. El director me dijo que Felipín era de una zona de Andalucía y yo le dije que allí, en el Valle del Guadalhorce, había un acento muy concreto y que no daba igual, que cada zona tiene unas maneras de ser muy diferentes. Y luego se construye el personaje, la forma de ser, de andar. Yo aporté lo mío y a él le funcionaba. 

¿Ha sido difícil conectar con Felipín? 

Para mí ha sido un viaje porque no era consciente de la penuria, de la ruina, de la pobreza y de lo duro que fueron los movimientos migratorios del campo, de Andalucía, a las ciudades más industrializadas. Ha sido bonito descubrir esta historia que creo que no estaba bien reflejada o de la que no somos tan conscientes. Durante la película estuvimos hablando con la gente de esos barrios que lo vivió. Ha sido un viaje personal, dentro de lo duro, enriquecedor. Y sí ha sido difícil… Ahí está también lo bonito del trabajo del actor, ese proceso de descubrir, de ver cómo lo queremos hacer, de encontrar ese alma, la forma de pensar y la inquietud del personaje. Felipín representa, ya no solo al malagueño del Valle del Guadalhorce, unas ganas de salir adelante, una ilusión, una nobleza... Un sentimiento de todas esas personas que lucharon y emigraron por encontrar un futuro mejor para ellos y para sus familias. 

Felipín representa a todas esas personas que lucharon y emigraron por encontrar un futuro mejor para ellos y para sus familias

Recibir una nominación a los Goya supongo que es una ocasión en la que uno hace balance de su carrera, contempla los buenos y los malos momentos, se plantea nuevos objetivos. ¿Lo está viviendo tú también así, como una especie de parada y fonda para reflexionar? 

 La nominación en sí no es algo que yo pueda tomar como algo personal ni que me permita hacer un parón. Ni me lo puedo permitir. Esta profesión es muy puñetera. De repente estás, de repente no estás. Espero que la nominación al Goya, todavía no ha ocurrido, nos traiga la posibilidad de hacer diferentes papeles, que la gente se acuerde más de ti. Pero hasta ahora tampoco me puedo quejar, he tenido mucha suerte, estamos trabajando. Estamos intentando seguir en esta línea, poco a poco, haciendo las cosas bien. Ojalá la nominación traiga bajo el brazo papeles en proyectos chulos, grandes, papeles diferentes... Ojalá se traduzca en eso. Pero por ahora no. No estoy de repente recibiendo guiones. Hay que seguir trabajando con humildad y conciencia y haciéndolo lo mejor posible.

Ha explotado siempre su faceta más cómica, es su marca registrada. Pero con Malaka y otros proyectos ha ahondado en sus aristas dramáticas. ¿Se ha empeñado en ello, en no limitarse como actor cómico?

Yo no le pongo puertas a ciertos tipos de papeles. Si el proyecto mola, el elenco está bien, lo cojo. Yo espero poder seguir en esta línea. La gente me tiene muy asociado a la comedia y me siento afortunado pero si miras mi currículum he hecho mucho drama, thriller, películas de corte más social,... He tenido la suerte de hacer papeles muy diferentes. Sé que no es fácil acceder a esas dos vertientes porque la industria y la gente te va posicionando, que es lo sencillo, pero hay que luchar en contra de eso, en el cine y en general, hay que ir contra las etiquetas y contra dar las cosas por sentado, que te lleva a no conocer más allá. Hay que abrir, apostar, hacer cosas nuevas... Eso es lo bonito. 

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