Nueva banda

De Hazte Lapón a Pequeño Mal: la canción como epilepsia de amor

Los malagueños Lolo González Molinier y Saray Botella formaron uno de los proyectos más personales e intransferibles del indie nacional. Ahora inician aventura, con un sonido más natural, directo y guitarrero, que acaba de presentar un doble single inaugural

La formación de Pequeño Mal: Saray Botella, flanqueada por los hermanos Fernández, y Lolo González Molinier, con Fernando Bertolo a la derecha.

La formación de Pequeño Mal: Saray Botella, flanqueada por los hermanos Fernández, y Lolo González Molinier, con Fernando Bertolo a la derecha. / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Málaga

En el corazón de la parroquia indie hay un puñado de bandas casi secretas, objeto de cierto culto; una de ellas fueron los malagueños Hazte Lapón, que siempre fueron especiales: al fin y al cabo, cuántos grupos tienen los bemoles de querer emular en su debut, Bromas privadas en lugares públicos (2013), la inventiva barroca de Giant steps (1993), de The Boo Radleys, o incluir un test de Rorschach en el artwork del vinilo. Zanjaron su breve carrera con un celebradísimo tercer larga duración, Tú siempre ganas (2018), convencidos de que «las cosas bien cerradas sobreviven mejor», y ahora, sus máximos responsables, Saray Botella y Manuel González Molinier, regresan a la escena con nueva banda, Pequeño Mal, que tiene mucho de aquella pero también características propias e intransferibles. De momento se presentan con un doble single de presentación, Epilepsia de amor y Balanza y espada, pop de guitarras menos alambicado, más suelto, más directo.

Opereta pop

«Terminamos Hazte Lapón por razones muy sencillas: el resto de personas que formaban el grupo fueron poco a poco dejando el proyecto, nunca estuvo pensado que fuera una banda de dos. Además, todo lo que quise contar ya lo conté: fue, digamos, una opereta pop de lo que fue mi vida desde finales de los años 00, cuando acababa de llegar a Madrid, a finales de los 10, después de nacer mi hijo», recuerda Manuel, conocido por muchos todavía como Lolo Lapón.

Tras finiquitar el grupo, el músico estuvo varios años sin coger la guitarra: «Las pocas veces que la cogía tenía la sensación de que no salía nada bueno, así que pensé: Bueno, ya está. Simplemente no tengo más canciones dentro. No pasa nada». Su ocupación profesional, la psiquiatría, la escritura de artículos para diversas webs (como Ctxt.es) y de una novela («que seguramente quedará inédita», aclara) le mantenían alejado de las seis cuerdas, hasta que empezó a replantearse su aproximación a la composición musical: «Empecé a reconciliarme con aquellas canciones que había escrito después de Hazte Lapón y salieron otras nuevas. Noté que ya no me sentía atado a las reglas compositivas que habían marcado el estilo lapón, podemos decir, y eso facilitaba que surgieran nuevas canciones», explica. Así que buscó a músicos para formar una banda con la que vestir esos temas, y dio con Antonio y Carlos Fernández (Living Camboya) y Fernando Bertolo (Supercadáver), con Saray (también miembro de Monte Ventura, ahora mismo grabando su primer álbum) también apuntándose. Nació Pequeño Mal.

Diferencias

Hay una pregunta evidente: ¿En qué se diferencia Pequeño Mal de Hazte Lapón? Primero, son una banda, porque Tú siempre ganas fue ya «un proyecto de estudio sensu stricto, sin que las canciones hubieran sido tocadas en el local de ensayo»; ahora, en cambio, las canciones de Lolo «interaccionan con las ideas del resto de músicos». Y están las letras, uno de las valores lapones: «No responden a las reglas más o menos autobiográficas y narrativas de Hazte Lapón. Tienen otras licencias y otros propósitos». Por último, el malagueño dice haber dejado atrás «el empeño en retorcer las canciones, en complicarlas; incluso en el modo de cantar hay una liberación, dejo atrás cierto engolamiento». «Puede sonar ridículo, pero una prueba de que las canciones son más directas es que le gustan más a mi hijo de diez años», argumenta.

Carácter más abierto

Epilepsia de amor y Balanza y espada muestran esa naturalidad, ese carácter más abierto, menos circunspecto, también más vitalista y luminoso: «Las referencias están más cerca de la new wave, el post-punk y el power pop que del indie canónico». Y sobrevuela los temas una energía muy especial, la que proviene de una grabación casi en directo y la de «volver a sentir el placer de formar parte de una banda de guitarras eléctricas».

Eso sí, algo muy lapón y muy Lolo es el nombre de la banda, claro, que se refiere a un tipo de epilepsia: «El llamado pequeño mal es el nombre que la escuela francesa dio a un tipo de epilepsia, la llamada crisis de ausencia, que no producía grandes convulsiones (que sería el llamado gran mal epiléptico). La epilepsia siempre ha interesado mucho a la psiquiatría, porque existen cuadro psicosomáticos de cursan con crisis epileptiformes de causa psicógena, como tan agudamente describió Flaubert mucho antes de Freud, en Madame Bovary, cuando ella se desploma y convulsiona cuando su amante deja la ciudad… ¡una epilepsia de amor! En definitiva, la idea me parecía sugerente, y el hecho de que los médicos del siglo XIX concibieran un mal, pero pequeñito, me parece siniestramente cómico.

A los que les haya atrapado el doble sencillo inaugural, que se preparen, que hay más canciones de donde vinieron. Y también diseñan a conciencia sus presentaciones en directo, que quieren que sea «uno de los puntos fuertes» de Pequeño Mal.

Tracking Pixel Contents