Un certamen de récords

El Festival de Málaga canta su «más cine, por favor»

Hoy comienza la vigésimo octava edición del certamen de cine en español con el estreno del tercer largo como director de Daniel Guzmán, La deuda

Hasta el próximo 23 de marzo, maremágnum de proyecciones, homenajes, presentaciones y todo tipo de actividades, coronada por una Sección Oficial en expansión cuantitativa: 43 películas, 22 a concurso y 21 fuera de competición

Los paseantes se encuentran estos días en la calle Larios con retros de actores españoles en la tradicional exposición de imágenes del certamen.

Los paseantes se encuentran estos días en la calle Larios con retros de actores españoles en la tradicional exposición de imágenes del certamen. / ÁLEX ZEA

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Málaga

Con la vista puesta en la edición número 30, el Festival de Málaga quiere consolidar las líneas estratégicas de sus últimos años. Su director, Juan Antonio Vigar, saca pecho de los elementos diferenciales del certamen: «Somos la cita de referencia del cine español, impulsor del talento emergente y catalizador de la eclosión de la generación de directoras». Esta noche, la alfombra roja y el estreno de La deuda, el tercer largometraje como director de Daniel Guzmán, darán pasado a unas intensas jornadas de proyecciones, actividades y encuentros para evaluar la salud de las cinematografías en español. Repasamos aquí algunas de las características fundamentales de la convocatoria que ocupará la agenda cultural de la ciudad hasta el 23 de marzo.

«Más cine, por favor»

En esto del cine a muchos parece que Luis Eduardo Aute les marcó el camino con lo de «cine, cine, cine, cine / más cine, por favor». Quizás uno de ellos sea Juan Antonio Vigar. Y es que inminente edición número 28 del certamen que dirige vuelve a batir sus récords de cantidad de películas programadas. Hace unas semanas, al disponerse a desgranar la presentación de contenidos del certamen, Vigar se dirigió a los periodistas congregados solicitando su comprensión: «Hemos rebasado un poco los límites de la cordura pero sin llegar a lo locura». Y es que la cita con el cine en español sigue sin encontrar su techo cuantitativo: si el año pasado había superado su plusmarca de películas en la Sección Oficial, tanto a competición (19) como fuera de ella (18), la próxima edición continúa la tendencia al alza en lo numérico, con 22 cintas en concurso y 21 en su margen. ¿Numeros excesivos? Preguntado por este periódico, el director fue tajante: «Al director de Cannes o Berlín no se les acusa de proyectar demasiadas películas». Y esgrimió su habitual argumento de utilidad al sector audiovisual, que le solicitaba al certamen ampliar su Sección Oficial Fuera de Concurso para potenciar la promoción de sus títulos. El 23 de marzo, cuando se apaguen las pantallas llegará el momento del balance, pero, a priori, que nadie piense que esto será un all killer, no filler.

La alfombra roja del Teatro Cervantes, resguardada de la lluvia. | ÁLEX ZEA

La alfombra roja del Teatro Cervantes, resguardada de la lluvia. / Álex Zea

Más directoras que directores

Si hay algo que enorgullece especialmente al director del certamen de su inminente edición 28 es cómo una de esas cifras y porcentajas es la cristalización de décadas de apoyo decidido al talento femenino; de esta manera, por primera vez en su historia, la cita tendrá en su Sección Oficial más películas dirigidas por mujeres que por hombres. «De los 22 largometrajes de Sección Oficial a competición, 13 han sido dirigidas por mujeres, lo que significa prácticamente el 60% del total (cifra que además se mantiene en el caso de películas producidas por mujeres en esta misma sección), así que, por primera vez en la competición de nuestro festival, las mujeres directoras superan a los hombres», expuso el director.

No ha sido algo premeditado, asegura Juan Antonio Vigar. «Nos pusimos a ver películas sin más criterio que el de la calidad y cuando terminamos de verlas todas nos dimos cuenta de que lo mejor que habíamos visto estaba dirigido por mujeres. No sé si esta cifra se repetirá el año que viene pero sí que estamos animando a muchas mujeres a que saquen adelante sus proyectos, los presenten, los veamos... Y estoy seguro de que esa siembra permitirá que a la vuelta de unos años ese 35,5% de películas españolas dirigidas por mujeres actual pueda ser el 50%, que es lo que todos queremos». De momento, parece que Málaga va a seguir siendo la gran plataforma de las próximas Carla Simón, Pilar Palomero o Alauda Ruiz de Azúa.

Cine latinoamericano: de abrazo a apretón de manos

El Festival de Málaga se reformuló hace unos años como certamen de cine «en español», incorporando a su Sección Oficial películas latinoamericanas y coproducciones con esos países, en «un abrazo intenso», en palabras de Vigar. Pero lo cierto es que cada temporada ese abrazo se va haciendo cada vez menos íntimo y ya va camino de ser poco más que un apretón de manos: de los 43 títulos de la Sección Oficial, sólo 12 pertenecen a las cinematografías hermanas, exiguo botín si uno habla de abrazos. Tampoco el capítulo de presencias resulta muy destacable: el Premio Retrospectiva al actor argentino Guillermo Francella y una Biznaga de homenaje al director bonaerense Alejandro Agresti es escaso bagaje en este apartado. Cierto, las enormes distancias geográficas son un problema y no siempre coinciden las agendas de los talents con las parrillas del Festival, pero urge buscarle una pata a esta mesa coja.

Preparativos en la Plaza de la Constitución. | ÁLEX ZEA

Preparativos en la Plaza de la Constitución. / Álex Zea

La playa, por fin

No sé si recuerdan que hace unos años, no tantos, los photocalls y presentaciones del Festival de Málaga apenas abandonaban el perímetro del Teatro Cervantes. Sí, incluso cuando el certamen se celebraba en junio, fechas apetecibles para el aire libre y el paisaje abierto, la cita cinematográfica vivía de espaldas a uno de los grandes argumentos de la ciudad, la playa, el sol, el cielo azul. Vamos, que hasta en San Sebastián, a finales de septiembre, con viento y cielos grises, llevan toda la vida haciendo uso de La Concha para darle rostro y ambientar los posados de sus estrellas... Afortunadamente, los responsables del Festival oyeron las sugerencias de muchos observadores y decidieron, atinadamente, organizar los photocalls en el Muelle Uno, mostrando más la ciudad, presumiendo de ella. Este año, una nueva iniciativa busca dar un paso adelante en la cercanía con lo que somos, con nuestra esencia mediterránea: La Villa del Mar, que transformará la Playa de la Malagueta en, anuncian, «el epicentro de entretenimiento, tecnología, creatividad y sostenibilidad», que «explorará las sinergias entre la industria audiovisual, la cultura y las nuevas tecnologías, ofreciendo una experiencia vibrante e innovadora para todos los públicos». A los encuentros, dentro del área de industria y mercados del certamen, se añade un apartado lúdico, de citas más lúdicas, fundamentalmente musicales.

El comienzo es modesto pero importante y debe ir a más: sería muy positivo, ya que la palabra festival proviene de fiesta, que el certamen lograra, por fin, que Málaga fuera una celebración abierta, que la población no sólo participe gritando en la alfombra roja.

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