En cartelera
Isa Sánchez: historias desde la exigencia y el entusiasmo
La guionista malagueña vive su momento profesional más sólido: está detrás de dos de las series nacionales de mayor éxito del momento, El jardinero (Netflix) y Cuando nadie nos ve (Max)

Isabel Sánchez, guionista. / l.o.

En España en esto del guión hay tres isabeles: Isabel Peña, sin la que las películas y series de Rodrigo Sorogoyen no serían lo mismo; Isa Campo, libretista habitual de Isaki Lacuesta (nombre real, Iñaki: introdujo la s en la autoría de sus filmes para incluir a la escritora) y de Maixabel y Soy Nevenka, e Isa Sánchez. Sánchez, malagueña, está amasando una lista de créditos en Internet Movie Database de aúpa: ha trabajado en los equipos de El Ministerio del Tiempo, Malaka y Centro Médico y está detrás de las palabras de dos de los éxitos del streaming del momento, Cuando nadie nos ve (Max) y El jardinero (Netflix). Esta última plataforma acaba de encargarle la escritura de uno de sus proyectos más esperados, la adaptación de El mapa de los anhelos, el bestseller de Alice Kellen. Sánchez está disfrutando de este espaldarazo: «Me estoy situando en esta nueva posición, porque no sólo es que me contacta o me han contactado productoras que no me conocían directamente, si no que después de trabajar juntos, desean seguir haciéndolo y eso es una gran satisfacción».
En el lugar y momento adecuados
Dice Isa que para llegar a todo esto ha estado «en el lugar y el momento adecuados», pero, claro, «habiendo acumulado la formación, experiencia y las ganas que requerían los primeros trabajos profesionales a los que tuve acceso»: «Yo estudié Comunicación Audiovisual [en la Facultad de Ciencias de la Información de la UMA] e hice todos los cursos y másteres que pude, siempre gratuitos o con becas. Empecé haciendo cortos con amigos y ahí adquirí experiencia en rodajes y organización de equipos, además de darme cuenta de que lo que verdaderamente me gustaba era escribir. A partir de ahí, trabajé en algunas productoras malagueñas incipientes y como profesora de cursos técnicos, simultaneando estos trabajos con otros más diversos como community manager en una cadena de restaurantes. La crisis, que duró demasiado y nos marcó a todos, me sirvió para volver a estudiar y seguir formándome. Creo que eso ha sido esencial para incorporarme a la industria cuando, a través de algunos amigos, me ofrecieron la oportunidad».
En 2014, trabajó codo a codo con otro boquerón, el director Enrique García, para el debut de éste en el largometraje, 321 días en Míchigan, que compitió en el Festival de Málaga (se llevó dos Biznagas: el Premio del Público y la estatuilla para Salva Reina, como Mejor Actor de Reparto). Y ahí empezaron a surgir las oportunidades que han ido aquilatando su carrera, desde el trabajo más anónimo y esforzadísimo en docudramas diarios como Centro Médico hasta la participación en ficciones de prestigio y culto como El Ministerio del Tiempo. En todas ellas la malagueña ha aportado lo que considera las cualidades del buen guionista: «Ser exhaustivo en la documentación, adaptarse a los condicionantes de producción y dirección siendo capaz de salvaguardar la esencia de la historia, y mantener el equilibrio entre la frescura y la técnica, que la práctica y la soltura en el manejo de las herramientas narrativas no empobrezca el resultado final». En realidad, lo resume en dos aptitudes: la exigencia y el entusiasmo.

'El jardinero'. / l.o.
Comedido
Cuando oyen la palabra guionista, muchos se imaginan a una persona obsesionada con contar una historia que le parece importante y que batalla por que se haga película o serie de televisión. La realidad, me temo, es bien distinta, y la profesión no es tan romántica. ¿Ser guionista es también ser especialista es tragarse el propio ego? Responde Isa Sánchez: «Creo que los guionistas solemos caracterizarnos por tener un ego bastante más comedido que otras profesiones en este sector (y bastante más alto que en otras profesiones, todo sea dicho). Estamos acostumbrados a cuestionar nuestras decisiones creativas, autocriticar nuestro trabajo y escuchar críticas ajenas, sabiendo tomárnoslas de manera constructiva. Además, solemos escribir las historias de otro con el mismo apego e implicación que si se nos hubieran ocurrido a nosotros, porque entendemos que lo enriquecedor y la calidad de la historia la lograremos en su desarrollo».
Da la impresión de que en las producciones de las plataformas de streaming todo está matemáticamente organizado. Pero la guionista malagueña matiza que hay espacio para la creatividad: «Por mi experiencia, una vez la plataforma ha decidido producir el proyecto (que por supuesto se adecúa a sus parámetros de producción), te dejan bastante libertad para componerlo y desarrollarlo según tu criterio. Creo que ahí hay bastante margen para la creatividad. Probablemente, nos cueste más eso de salirnos con la nuestra frente a un director-autor en una producción que se considere muy creativa».

'Cuando nadie nos ve' / l.o.
Se deduce que las plataformas tienen clarísimo que buena parte del éxito de sus productos estriba en su armazón narrativo. Pero no es suficiente: los guionistas llevan años luchando por salir de la invisibilidad y la zona de sombra, la de no ser invitados a los estrenos de las películas que han escrito y luchar por mejores condiciones en sus contratos. Le preguntamos a Isa Sánchez cuál es el gran problema al que se enfrenta ahora mismo el guionista español: «Creo que un poco ese reconocimiento, que se arrastra desde siempre y que puede tener sentido y considerando que el audiovisual es un arte colectivo, pero no se puede ensalzar la importancia del guion sin que esto a conlleve el ensalzamiento de la persona responsable de su escritura. Y ese reconocimiento pasa, como dice, por que se nos invite a los estrenos de las películas y series que escribimos, así como las ruedas de prensa en las que suele haber preguntas sobre los personajes o la historia que acaban siendo contestadas por personas que no las han creado».
Proyectos
Se le acumulan los proyectos en el despacho a Isa Sánchez; también las ideas personales, más allá de los encargos de productoras y plataformas. «Creo que lo único absolutamente personal que he hecho en el audiovisual fue un corto hace mil años... Me encantaría escribir una serie o una película ideada por mí desde cero». ¿Tendrá muchos guiones en los cajones? «No crea. Si lo pienso, me acuerdo sólo de un cortometraje que escribí con Virginia Muñoz el año pasado y que por ahora, vamos a dejar a un lado, el primer guion de largometraje que escribí y que ahora es una historia que me queda muy lejos, y un proyecto de serie que hice con un buen amigo guionista, Samuel Pinazo. Si se fija, de los tres guiones que he mencionado, dos los he escrito acompañada, así que sí: me parece un reto descubrir cuál sería esa historia que yo quiero contar». ¿Y cómo sería? «Me interesan especialmente las voces que ofrezcan nuevas perspectivas y formas de construir el relato, ya sea en TV como en cine; y me encanta la comedia, desde la más absurda hasta la más gamberra. Siempre me llaman los retratos complejos de comunidades, como Treme; y las fantásticas o de ciencia ficción que sirven para contar nuestro mundo, como Il miracolo, The Leftovers o Misa de medianoche». Hasta que llegue el momento de contar esa historia, Isa Sánchez seguirá contando otras, con, como dice, exigencia y entusiasmo.
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