La ley del más fuerte gana en Rincón

El Clínicas Rincón ´murió´ ayer en la orilla de una remontada épica, frente al todopoderoso líder de la LEB Oro, el Lucentum de Alicante, tras un partido que tuvo perdido durante tres cuartos, que logró llevar a la prórroga tras un último parcial espectacular (68-68) y que en el cara o cruz final del tiempo suplementario cayó del lado del más fuerte.

Fue la misma historia, calcada, de la de los ´mayores´ en la pista del Cibona sólo 24 horas antes. Pero esta vez sin premio final. El Clínicas estuvo a merced de un Lucentum superior, que mandó con solvencia desde el salto inicial, pero cuando menos se esperaba, con una defensa descomunal y un mayor acierto ofensivo, todo cambió. Sobre todo porque un 19-0 hizo que el marcador pasara del 42-58 del primer minuto del último acto a un 61-58 para los de Aurioles. Y sólo a tres minutos del final.

Fue una lástima. Ayer, lo normal era perder. Había un ´miura´ delante, pero dio rabia después de tanto esfuerzo entregar la cuchara ante el líder de esa manera.

La culpa de todo la tuvo una primera parte para olvidar. 0-13, 16-29, 20-36... Simplemente imposible. A los locales no les entraba nada. Y negados desde el triple, sufrieron a más no poder. Mientras, el Lucentum se gustaba. Eso sí, siempre con el freno de mano echado. O al menos esa impresión dio.

Tras el descanso, más de lo mismo. El quiero y no puedo del Clínicas lo solucionaba el líder con el arreón del estilete de turno. Era nadar y nadar para nada. Dos triples del ´jugón´ Hill y otro de Urtasun devolvió el +16 a los azules con menos de dos minutos para el último parón (33-49).

Y cuando todo parecía decidido, apareció la mejor versión del filial cajista. Sin complejos, empezó una remontada que hizo soñar al ´Rincón Arena´ con la proeza.

El esfuerzo sólo dio para empatar. Y gracias. Porque ellos tuvieron el último ataque para ganar. Un tiro de Hill que no encontró aro. Ya en la prórroga, no hubo historia. Con la reserva de gasolina encendida no hubo nada que hacer. El Lucentum acertó, los árbitros no ayudaron y colorín colorado, el cuento se acabó. Para ellos las perdices y para el Clínicas el carbón. Una pena.