Guerrero sigue su lucha

Las noticias que llegan desde el Hospital de Copiapó no mejoran demasiado. El motociclista malagueño Cristóbal Guerrero, accidentado el martes mientras participaba en la décima etapa del Rally Dakar Argentina-Chile, permanece en estado de suma gravedad en el hospital del norte chileno, conectado a un marcapasos externo debido a problemas que ha presentado su ritmo cardíaco.

Guerrero, de 48 años, sufrió un TEC abierto y pérdida de sangre por uno de sus oídos, al tiempo que -suponen los médicos- respiró sus propios vómitos, lo que le causó una neumonía. El piloto rondeño de KTM fue trasladado al Hospital de Copiapó, donde fue operado y se mantiene en la Unidad de Cuidados Intensivos.

La mayor complicación de Guerrero es un edema cerebral causado por el golpe, lo cual obligó a los médicos a instalarle un catéter en la cabeza para drenar la presión intracraneana que causa el hematoma. Según las últimas informaciones de ayer la mejoría del paciente permitió retirarle el catéter, aunque fuentes médicas señalaron que si bien el piloto no ha empeorado, han surgido nuevas complicaciones con su ritmo cardíaco, ya que adolece de un "fallo de transmisión eléctrica" que ha obligado a nuevos análisis.

La esposa, tres hijos y un hermano del piloto llegaron la noche del jueves a Santiago y anoche se trasladaron al norte del país para acompañar al motociclista, quien podría ser trasladado a un hospital de la capital chilena para asegurar su recuperación.

El director del Hospital de Copiapó, Omar Lutz, explicó ayer que Guerrero "ha evolucionado bien de la hipertensión endocraneana que padecía y está en condiciones de poder ser trasladado" a Santiago. No obstante, insistió en que el piloto se encuentra aún "muy grave, pero estable y que es probable que le queden secuelas". Guerrero ha permanecido desde el martes en un coma inducido con fármacos que se le retirará una vez llegue a Santiago, cuando se podrá precisar cuál es su situación neurológica.