Baloncesto

Vistalegre no es el Carpena

cuentas pendientes. Cabezas y Raúl López no estuvieron ayer demasiado finos. El cajista, que se lo ´comió´ en el pasado ´play off´, estuvo lejos de su mejor nivel.

cuentas pendientes. Cabezas y Raúl López no estuvieron ayer demasiado finos. El cajista, que se lo ´comió´ en el pasado ´play off´, estuvo lejos de su mejor nivel. / EFE

Emilio Fernández

El Unicaja alimentó ayer en Madrid a las malas lenguas ésas que dicen que este equipo cuando sale de Málaga pierde gran parte de su magia. Que es pasar Despeñaperros y quitarse la careta de ´grande´ para dar más bandazos que el hijo de Isabel Pantoja con sus colegas. Matinales como la de Vistalegre, desde luego, sirven poco para acallar a esas voces críticas y para crecer como equipo en lo deportivo y en lo social.

El caso es que sea ésa una teoría empírica basada en fundamentos sólidos o simplemente una leyenda urbana estilo la del perro de Ricky Martin o la de las tetas explotadas de Ana Obregón en un avión, lo cierto es que el Unicaja volvió a fallar fuera.

Tampoco es que éste sea un problema de ahora. Lo es de siempre. Y no hay que remontarse a la época de Martín Urbano con Rafa Vecina, Fede Ramiro y compañía. Esto de ganar en casa y sufrir fuera es un mal mucho más moderno. Pasó con Maljkovic, con Scariolo y ahora también apunta con Aíto. Es lo que hay.

El optimista tiene argumentos para negar la mayor. Dirá que se ha ganado últimamente en Tel Aviv y en Zagreb. Y que eso no lo hace cualquiera. Y es verdad. Pero el pesimista puede acordarse de lo de Manresa o lo de San Sebastián, sin ir más lejos, y también tendría argumentos de peso.

El caso es que el Unicaja sale de este arranque de segunda vuelta tocado. Porque se puede perder en la pista de un rival como el Madrid. Pero las formas de la derrota son las que cuestionan el futuro de un equipo intratable en casa -casi invencible- y demasiado vulnerable cuando se sube al avión o al AVE de turno. Y las próximas salidas, que nadie se olvide, son a Vitoria (el próximo sábado), Badalona, Valencia y al Palau Blaugrana. O sea, vienen curvas.

El naufragio de ayer llegó por sorpresa. Hasta el descanso, el Unicaja ejerció de aspirante a todo. Supo siempre cómo jugarle al Real Madrid y llegó hasta a desesperarle en un segundo cuarto que pareció el principio del fin para los blancos. Pero luego, quién sabe por qué, el equipo desapareció e incluso estuvo a punto de perder el ´average´ de +17 logrado en el estreno liguero de principios de octubre.

A sólo un mes para la Copa del Rey y a poco más de una semana para que arranque el ´Top 16´ de la Euroliga, Real Madrid y Unicaja no deben estar para tonterías. Estamos en fechas marcadas en rojo en el calendario. Es la hora de estar o de que se te vaya el tren. El de Europa y el del torneo del k.o. Por eso, el partido tuvo más tufillo a ´play off´ que a cualquier otra cosa en un inicio en el que los de Aíto sí dieron el callo. La verdad es que todo fue ´normal´ hasta el descanso. Los verdes enfocaron el túnel de vestuarios con +7 (39-46) y cierto aire de superioridad que invitaba a soñar.

Pero luego todo cambió. El tercer cuarto ´mató´ al Unicaja. Los verdes volvieron del descanso desconocidos. El Real Madrid apretó en defensa, Bullock comenzó su recital y los de Aíto ayudaron a la recuperación merengue con malos porcentajes de acierto, malas decisiones de juego y una rotación de banquillo con la que nunca pudo Aíto encontrar el equilibrio. El parcial de 33-16 en esos 10 minutos lo dice todo. De siete arriba al intermedio a diez abajo antes del último cuarto. El último acto apuntó a tragedia cuando el Madrid se colocó 17 arriba. Con 79-62 y más de siete minutos por delante peligraba un ´average´ que en esta Liga ACB tan igualada por arriba (del Tau ´paso´ porque ya es inalcanzable) puede resultar decisivo al final de la Regular.

Pasemos página. Esta semana hay doble ración. El miércoles llega al Carpena el Cajasol y el sábado visita al Tau. Será otro examen fuera de casa en el que el equipo tendrá la oportunidad de acallar las bocas críticas en una cuenta atrás inexorable hacia una Copa del Rey que no es en casa, pero que tampoco será fuera. Por lo menos en cuartos, ante el Kalise. Después, Dios dirá.

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