Tenis

Semifinal ´made in Spain´

Miguel Luengo / efe. Melbourne

Doce años después de que Carlos Moyá luchara en la final del Abierto de Australia, el tenis español tendrá de nuevo un jugador en busca del título, bien el número uno del mundo, Rafael Nadal, u otro que ya tiene el certificado en regla para estar entre los diez mejores, Fernando Verdasco.

Los dos completaron ayer una jornada estelar al vencer en un doble duelo a Francia y dejar a este país con la miel en los labios. Nadal se deshizo de Gilles Simon por 6-2, 7-5 y 7-5 en dos horas y 28 minutos, mientras que Verdasco ajustició a Jo-Wilfried Tsonga, finalista en el 2008, por 7-6 (2), 3-6, 6-3 y 6-2 en dos horas y 48 minutos.

En la otra semifinal masculina, que se disputará hoy jueves, lucharán el estadounidense Andy Roddick y el suizo Roger Federer, con el de Nebraska, ahora entrenado por Larry Stefanki, soñando con una victoria como la que logró en Miami el año pasado, la primera después de 11 derrotas en cinco años, aunque el balance es de 15-2 para el gran Federer.

Nadal y Verdasco conocerán ese rival en la final antes y seguro que intercambiarán opiniones al respecto. Los dos son zurdos y compañeros de Copa Davis y se aprecian. En el vestuario, tras ganar Verdasco a Tsonga, Nadal fue uno de los primeros en felicitarle. "Gran partido", le dijo, "especialmente los dos últimos sets".

Pero mañana viernes en la pista (9.30 horas/Cuatro) será otra cosa porque el de Manacor le ha vencido en seis ocasiones, cediendo un solo set y destrozándole en la última, en Roland Garros el pasado año por 6-1, 6-0 y 6-2. Por eso esta semifinal será un duelo especial para ambos, porque presentará a un Nadal que no ha cedido ni un set en este Abierto y a un Verdasco con la moral por las nubes tras ganar a rivales ante los que antes dobló la rodilla, como el checo Radek Stepanek o el británico Andy Murray.

Verdasco ha traspasado la barrera de cuartos, una de sus metas, y ya con tarjeta de ´Top´10´, porque al imponerse a Tsonga se ha metido el nueve del mundo.

A pesar de que Nadal derrotó ayer en tres sets a Simon, fue éste uno de los partidos más duros que el español ha jugado este año en Melbourne. El tenista de Niza corrió y corrió sin parar, haciendo que el número uno pusiese todo el peso en la bola, para esperarle a la contra y enviarle misiles después. Y en esa estrategia se desarrolló el encuentro, disputado con el techo cerrado en la Rod Laver Arena, a pesar de que comenzó a las 19.30 hora local, porque afuera la temperatura era insoportable y la regla del calor extremo se había puesto en práctica por primera vez a media mañana.

Pero al final la suma de errores no forzados pesó más en el bando del francés, 41 por 24 de Nadal, que se colocó en semifinales.

Antes, Verdasco había exhibido talento y fuerza para doblegar a Tsonga, un paso de gigante que confirma que cree cada vez más en sí mismo, gracias a un potente servicio, a unas piernas aceradas y a una cabeza en su sitio.

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