Cada 21 de octubre vuelven a la memoria de muchos aficionados malagueños a la Fórmula 1 los recuerdos de un GP de Fuengirola que se quedó en intento fallido. Se planificó, con esa fecha en el calendario, para 1984. Pero ni en ese año ni en los dos posteriores cuajó un proyecto que, mucho antes de que Valencia culminase el suyo, estaba llamado a emular al vistoso trazado urbano de Mónaco.

El circo mundial estaba liderado, a mediados de los años 80, por los prototipos de la escudería Marlboro McLaren International. Fue campeón mundial en aquel 1984 el legendario piloto austriaco Niki Lauda, mientras que los dos campeonatos siguientes mostrarían la maestría de un todavía joven Alain Prost. El francés se convirtió en el alumno aventajado del primero.

Eran años de efervescencia política en España. Después de que Málaga hubiese sido una de las sedes del Mundial de Fútbol de 1982, un grupo de emprendedores costasoleños empezaron a soñar con el discurrir de los monoplazas entre los edificios que bordean el litoral fuengiroleño, incluido su espacio portuario. Los empresarios incluso lograron suscribir un contrato con el presidente de la Asociación de Constructores de Fórmula 1, el británico Bernie Ecclestone. Pero lo cierto es que, según publicaban hace tres décadas los rotativos nacionales, la cuantía de más de 350 millones de las entonces pesetas nunca llegó a reunirse para darle viabilidad al proyecto.

Ni siquiera se llegaron a ingresar en la cuenta suiza de la entidad presidida por Ecclestone la cantidad de 1 millón de euros (160 millones de pesetas). En un preacuerdo se había implicado al Ayuntamiento fuengiroleño, principal beneficiario para la proyección exterior del municipio. De la administración local dependería la ejecución de las obras urbanas necesarias para readaptar 4,4 kilómetros de trazado por las vías más cercanas al paseo marítimo. Pero además se planteaba el acuerdo con una duración de hasta cinco años, de manera que hubiese habido carreras en la Costa del Sol hasta que finales de aquella década.

Una inversión con poco retorno. El principal obstáculo con el que se encontraron los responsables del grupo internacional que impulsó la iniciativa en tierras malagueñas fue la imposibilidad de garantizar el retorno de las cantidades invertidas en el desarrollo de la prueba.

Las autoridades automovilísticas reconocían en aquella época que de cada millón invertido apenas se recuperaría la mitad, por lo que alrededor de un millón de euros (o cerca de 200 millones de las antiguas pesetas) no obtendrían retorno alguno. La experiencia que había en España en esa década remarcaba que por publicidad no se solían obtener más de 70 millones de las antiguas pesetas. Frente a esa importante cifra, los ingresos por venta de entradas apenas eran representativos. Y un tercer pilar de los ingresos, los derechos de televisión eran propiedad del referido Ecclestone.

Los organizadores lucharon bastante por intentar buscar una fecha alternativa al 21 de octubre, pero no lograron su propósito. Alegaban la imposibilidad de atraer en octubre el mismo cupo de residentes foráneos que abarrotaban los municipios de la Costa del Sol durante la temporada alta. Pero ahí chocaban con las autoridades locales, que no tenían nada claro que en la campaña de máxima ocupación pudieran evitar un auténtico caos en el tráfico rodado por la ciudad, al cerrarse gran parte del paseo marítimo fuengiroleño.

Entre los nombres propios de la iniciativa fallida llegarían a sonar hasta dos, el empresario británico Rattcliff, primero, y, posteriormente, Roy I. Goff. El grupo habría contactado con responsables políticos de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento fuengiroleño, pero ni siquiera consiguieron respaldo en términos económicos del Consejo Superior de Deportes o de la Federación Española (como pretendieron para evitar pérdidas).

El alcalde de Fuengirola, Sancho Adam (PSOE), también remarcó lo que acarrreaba el proyecto: 100 millones de pesetas adicionales en las obras urbanas necesarias, y otros 60 en tribunas. Lo cierto es que el 21 de octubre de 1984 concluyó finalmente el calendario del Mundial de Fórmula 1 en el circuito luso de Estoril. España no tuvo ni aquel año ni en 1985 ninguna prueba. Y habría que esperar al 23 de marzo de 1986 para recuperar, en el trazado de Jerez, el GP de España.