Ángel Jareño ha vivido todas las situaciones posibles en el baloncesto. Entrenador del Real Madrid y técnico ayudante en el club blanco de Zeljko Obradovic, George Karl, Sergio Scariolo o Clifford Luyk. Coordinador de la cantera madridista y responsable del segundo equipo, el técnico entró en la "Casa Blanca" en 1986 y salió en 2003. A partir de ahí, con León siempre como epicentro y veraneando siempre en la Costa del Sol, ha seguido en banquillos de LEB Oro, siempre cerca de la educación y de la cantera.

Hace dos años y medio, el entrenador escribió un libro que cayó en manos de la Editorial Kolima, que lo publicó. "Baloncesto para educar" es el relato "a través de vivencias personales de muchos años" de cómo hay que entrenar y, especialmente, educar a jugadores jóvenes. "Jugadores que son personas, y niños".

Jareño visitará Málaga este miércoles, día 18 de abril, y presentará su libro "Baloncesto para educar" en "La Casa del Libro", en Calle Nueva, a las 18.00 horas, con amigos como Sergio Scariolo y con entrada libra en la librería. Málaga no es extraña para él, ya que veranea en la Costa del Sol desde hace muchos años.

"Lo escribí hace dos años y medio, lo guardé en un cajón. Hice un bosquejo para amigos y gente allegada. Pero no sé por qué llegó a Editorial Kolima y me dijo que quería sacarlo ya. Así nació todo. Me gustó mucho porque la editorial no publica cualquier cosa. Vieron en este libro una oportunidad de utilizar el deporte de formación. Es un ejercicio bastante potente. No teorizo, de la experiencia que he vivido, no de lo que oído o me han contado. El libro es una vivencia y hablo de la verdadera formación. Sin darnos cuenta, el baloncesto se nos ha ido al lado profesional. Tengo, gracias a Dios, la posibilidad de haber empezado desde muy abajo. He pasado por todas las etapas: de premini a ACB, hasta Oro, Plata o EBA. El baloncesto profesional ha fagocitado el baloncesto de formación. Todo se enseña de una perspectiva muy adulta", indica Jareño.

Sus ejemplos calan por su enorme rotundidad. "Si estudias un programa educativo en un colegio, ves cómo los contenidos son progresivos. Todo es progresivo conforme el niño va creciendo. Todo está relacionado para tener sentido. Los libros van cambiando. Los dibujos se adaptan al niño, y los contenidos. Los profesores se han especializado: infantil, primaria o secundaria. Porque están centrados en un tipo de enseñanza muy concreta. Y a los entrenadores nos dan un título y podemos entrenar cualquier edad, pero nadie nos dice que cada edad es diferente, y que cada niño es diferente. Que nuestro método ha de variar. E intento darle sentido y recuperar la formación. Vemos el equipo con un único fin: ganar; y yo lo veo como un proceso. Igual que hay un proceso para que un niño de 6 años comienza a estudiar Historia de forma paulatina, hemos de adaptar el baloncesto".

Esto hace que "Baloncesto para Educar" pueda ser muy útil para entrenadores de todos los deportes de equipo, porque además existe una importante carga científica. "Los primeros capítulos hablan, hasta el 12 o el 13, sobre situaciones en las cuales se puede vivir en cualquier deporte de equipo. Y seguro que cualquier entrenador que lo lea, lo va a entender. Conforme avanza el libro, me meto más en el baloncesto. Cualquier escritor que quiere escribir sobre un tema se documenta y se informa, yo entre los conocimientos que tenía y que he seguido atesorando durante muchos años, con médicos y gente preparada con la que he conectado, con libros que me hicieron llegar, saqué las cosas útiles sin meterme en el farragoso mundo de la Ciencia", explica. "He querido sacar la sustancia, lo principal, lo que deben saber los entrenadores jóvenes sobre lo que ocurre en seres jóvenes. Un niño de 8 años no tiene nada que ver con otro de 12 de la pubertad. O con la adolescencia de los 16 o con un joven ya casi adulto de 19 años. No podemos trabajar con todos igual", añade Jareño.

"Son personas antes que jugadores y tenemos que enseñarles. Y que cada uno dé el 100 por 100. Trato que la gente entienda que primero está la educación de las personas y no los resultados. Estamos inmersos en un proceso educativo", dice Jareño, que trata de mandar ese mensaje a los entrenadores de cantera.

Cuando se le explica por qué los entrenadores de cantera ya introducen la pizarra en tiempos muertos con niños de 10 ó 11 años, a Jareño le molesta que la profesionalización se lleve a los equipos de base. "La pizarra es una manifestación muy clara de lo que te estoy comentando. Los entrenadores no entiende el ser humano que tienen delante. Creen que son jugadores. Y miran a la ACB, a la Euroliga. ¿Y qué ven? Porque ellos quieren ser como ellos. Y ellos, Pablo Laso o Zeljko Obradovic, cogen la pizarra, y ellos lo imitan. Yo les pido a esos entrenadores de cantera que huyan lo más posible del baloncesto profesional. Ahora es todo NBA, ACB o Euroliga. Y no deben beber ahí, porque ese terreno es profesional. La pizarra es una cosa más, la más tonta".

¿Cómo cuáles?, se le pregunta al entrenador y autor de este instrumento educativo y de formación. "Por ejemplo: las ruedas de calentamiento. Ellos hacen la misma rueda que los profesionales. Y un niño pasa un minuto de entrada en entrada. O sea, que toca 6 balones en el calentamiento. Esto pasa en los entrenamientos. Si haces cinco ejercicios y le dedicas cuatro minutos de explicación son ya 20 minutos. Y si haces dos filas y los niños no tienen cada uno un balón, pues al final el niño tiene 25 minutos de entrenamiento reales. Y ya ni te cuento en el partido, donde el bueno juega más y el malo juega menos. Y así, los buenos serán más buenos y los malos serán más malos. En el baloncesto de formación hemos de huir del concepto de jugador estrella. Como formadores, si nuestro mejor jugador tiene un acto incorrecto con un árbitro o un mal gesto con un compañero se le saca del juego inmediatamente. Pero en cantera ya los vemos como profesionales y no sentamos a nuestra estrella porque queremos ganar el partido". Todo esto y mucho más, este miércoles en "La Casa del Libro".