Agustina López (Montevideo, 22/1/1992) e Iara Grosso (Montevideo, 3/4/1993) son dos de las caras nuevas que presenta la plantilla del Rincón Fertilidad en esta recién iniciada temporada 2018/2019. Jugadoras ambas de primera línea, la lateral diestra y la lateral zurda forman la «conexión charrúa» de un equipo que quiere seguir creciendo en la Liga Guerreras Iberdrola y en competición europea, en la que será su segunda participación consecutiva en la Challenge Cup. Sin ir más lejos, el pasado miércoles fueron ambas decisivas con sus goles, 5 de Agustina y 4 de Iara, en el empate del Rincón Fertilidad en la difícil cancha del Atlético Guardés.

El brillo en los ojos de ambas jugadoras demuestra su felicidad por esta nueva experiencia profesional en Málaga, que para Iara es, además, su primer año en Europa, después de que su carrera profesional haya discurrido siempre en el balonmano uruguayo. Agus, sin embargo, es una «veterana» en nuestro país. Llegó a punto de cumplir los 10 años a España, en diciembre de 2001, y 17 años después ha perdido incluso el acento uruguayo, del que no hay ni rastro en sus palabras. «Llevo tantos años en España que he perdido el acento y el vocabulario típico de mi país. Ahora que estoy viviendo con Iara se me pegan algunas palabras y la entonación, digo «vos tenés» en vez de tú tienes, «qué hacés»…. Pero es de oírlo a ella», explica entre risas. Y es que para Agustina López, el Rincón Fertilidad es su cuarto equipo en España tras el Adesal Córdoba, el Caserío Ciudad Real y el Mavi Nuevas Tecnologías de Gijón, con el que ganó la pasada temporada la Copa de la Reina en Málaga.

La lateral diestra explica por qué se decidió por cambiar de aires desde Asturias a Málaga. «Yo necesitaba un cambio en mi carrera. Es verdad que Gijón me encanta, adoro Asturias, pero también me tiraba jugar en el sur y cambiar de aires para refrescar la cabeza. Recibí varias llamadas de Suso Gallardo (segundo entrenador), Pepa (presidenta) y Diego Carrasco (entrenador) para ofrecerme la posibilidad de venir. En Gijón estábamos de subidón después de ganar la Copa de la Reina, pero me lo pensé poco porque era una buena opción para mí. Quería cambiar de aires porque jugaba menos minutos de los que quería, aunque el ambiente del equipo era genial», dice.

Agustina reconoce que no estaba bien en lo anímico cuando el Rincón Fertilidad llamó a su puerta. «El problema es que yo había perdido la confianza en mi balonmano. No sé si era una cuestión mía o una realidad. Pienso que me influyen mucho los errores, que me hacen venirme abajo. A veces una necesita cambiar de aires. Yo había entrado en bucle y aquí me encuentro muy bien. Creo que estoy jugando bien, pero puedo jugar mejor. Al principio que cambias de equipo siempre cuesta, pero creo que en un mes o algo así se verá a la mejor Agus López», apunta ilusionada la lateral izquierdo.

Iara, por su parte, está viviendo en Málaga su primera experiencia fuera de Uruguay. «Hablamos ya a mitad de la pasada temporada, pero estaba terminando la universidad, me quedaban cuatro asignaturas y quería acabar, así que dije que en ese momento no. Incluso hablé con Agus, que estaba en Gijón y todavía no tenía oferta del Rincón Fertilidad, para pedirle referencias sobre el club y la ciudad. Este verano volvimos a contactar, estuvimos hablando y decidí dar el salto. Cuando me llamaron esta segunda vez Agustina ya había firmado aquí y fue una alegría saber que ella estaba en Málaga. Para mí es mucha comodidad saber que alguien con quien ya había jugado antes en la selección de mi país iba a tenerla cerca. Sabía que era buena jugadora y buena persona y para un cambio tan radical como el mío de venir desde mi país, me dio mucha tranquilidad poder tenerla a mi lado. Para mí es una ayuda que esté aquí. Vivimos juntas, tenemos un vínculo común y estamos casi siempre juntas. Soy muy feliz aquí porque me encanta entrenar y aprender», aseguró.

Ambas jugadoras destacan el buen ambiente de club que se han encontrado en Málaga. «Me he encontrado un ambiente muy bueno, mucho compañerismo y un grupo con muchas ganas de progresar y de ir pasito a pasito para nuestro objetivo de estar lo más alto posible en la clasificación. La plantilla me parece muy completa. Pienso que aquí a lo mejor falta algo de veteranía. Creo que podemos hacer grandes cosas en el futuro. Tenemos condiciones, aptitudes y sobre todo que es un equipo joven que a largo plazo puede conseguir grandes cosas», explica Agustina.

Iara también alaba el buen ambiente del equipo. «En Málaga me he encontrado un cambio radical en cuanto al juego o el entrenamiento. Estoy muy feliz porque más allá de esa diferencia a lo que yo estaba acostumbrada, las compañeras me lo hacen mucho más fácil porque están todas ayudando a que todas mejoremos. El ambiente es genial, todas tenemos metas personales y grupales muy altas y poco a poco cada vez me voy amoldando mejor».

Grosso ve grandes diferencias entre esta experiencia en Málaga y sus anteriores años jugando en Uruguay. «Yo en Uruguay trabajaba, estudiaba y jugaba. Estaba todo el día fuera de mi casa. Mis amigos y familia no se pueden creer que aquí tenga tiempo incluso para dormir una siesta. Yo estoy muy feliz porque el Rincón Fertilidad es mucho mejor que todo lo que yo había soñado para esta primera experiencia en Europa. La diferencia con la Liga uruguaya es total. La velocidad del juego, la infraestructura, el tipo de entrenamiento, los horarios. Allí todo es amateur. Todo el mundo va a entrenar después de trabajar. Para nadie el balonmano es una prioridad, no hay nadie que se dedique a esto. No se apoya para que las jugadoras salgan al exterior y la selección así no puede progresar. En prensa tampoco hay repercusión», afirma con tristeza la primera línea charrúa.

Agus incide en estas diferencias abismales. «El balonmano en Uruguay es un hobbie. Te cuento una anécdota: las jugadoras uruguayas salen a los semáforos a pedir dinero para pagarse los viajes. En Uruguay solo se apoya el fútbol y el baloncesto masculinos. El deporte femenino no tiene apoyo ninguno. Las condiciones son muy malas», reitera la lateral diestra.

Al hablar de objetivos, Agustina es muy ambiciosa. «Quiero otra Copa de la Reina. Y no lo veo difícil. El año pasado nadie pensaba que podríamos ganarla con el Mavi y al final…».

Ambas jugadoras reconocen, por último, tener algún código charrúa cuando coinciden en la cancha o cuando se animan en los entrenamientos. «Cuando estamos en la pista tenemos entre nosotras una expresión muy uruguaya que es «vamos arriba», que es una especie de «dale dale», es algo que se dice mucho en nuestro país», asegura Grosso entre risas, junto a su compatriota Agustina López.