Una Copa de la Reina con sabor malagueño

Antonio Banderas, Chiquito de la Calzada o Pablo Picasso, protagonistas indirectos de la iniciativa lanzada para la final del torneo copero

Cartel conmemorativa de la final

Cartel conmemorativa de la final / RFEF

La Opinión

“Con permiso de Antonio; hoy, ondearán nuestras banderas”, “A Pablo le hubiera encantado” o el Sr. “Mor” nos cede su casa de conde para una final de reina” son algunos de los mensajes elegidos por la RFEF para animar al aficionado a unirse a una cita única: la final de la Copa de SM la Reina que tendrá lugar este sábado en el estadio La Rosaleda de Málaga y que será retransmitida, a partir de las 17.30 horas por Teledeporte.

Esta iniciativa busca provocar para sumar seguidores que quieran disfrutar de la fiesta del fútbol femenino que tendrá lugar en la ciudad de la luz y del arte: Málaga.

Porque la vida reparte pruebas. Y, este año, aunque faltan muchas fechas del calendario y el calor de la grada en Martiricos en la capital de la Costa del Sol, queda el fútbol, nuestro fútbol.

Si la vida fuese otra, normal, la ciudad abrazaría al visitante y el aficionado azulgrana o riojano podrían darse un paseo al sol suave del invierno malagueño. Desde la Farola hasta Larios, y subiendo por Uncibay. O rodeando la Manquita para presentar respetos a reyes y reinas de otros tiempos, a los pies de Gibralfaro. 

A las puertas del Albéniz, donde vive Antonio, protagonista de la campaña, unos y otros se sentarían al Pimpi a esperar que se apagaran las luces y alguien gritara “acción”. Mirarían al cielo. Y verían banderas. Porque en tierra de Antonio, simplemente Antonio, ondearán este fin de semana de febrero sin carnaval las banderas de FC Barcelona y EDF Logroño.

Frente a la Alcazaba, en un paseo por la calle Granada hasta la Merced, donde habita la niñez de Pablo, quién se atrevería a no imaginar cómo pintaría el genio un balón de fútbol, unas botas de tacos, un golazo por la escuadra.

Bajando por Álamos y Carretería, el aficionado que hoy se guarda en casa, protegido, cruzaría el río hacia la Trinidad, saludando al Cautivo antes de preguntar en la Calzada si está Gregorio, don Gregorio. Pepita, su mujer, le diría: “Vete al Chinitas, fistro”.

Y ahí, el aficionado tendría que pensárselo: si “tirar para el centro” o rodear hacia Martiricos. Unos chistes de Chiquito o una final de Copa (la Copaaaarrrr). Tocaría decidir. Que todo, a la vez, como dice el ilustre pecador de la pradera, “no puedo, no puedo”.

Hoy, que nuestros días son escasos de chiste, nos queda el fútbol. Así que la gran cita está en La Rosaleda, entre cirros y gaviotas, en azules, verdes, granas y morados, al calor de un balón de fútbol y un partido con letras mayúsculas: la final de la Copa de SM la Reina.