Memorias en blanco y negro

Los hermanos Padrós, catalano-madrileños de pura cepa

José Antonio Ariza

José Antonio Ariza

Los hermanos Juan (1869-1932) y Carlos Padrós (1870-1950) —descendientes de una familia de la clase acomodada barcelonesa con importantes negocios en el sector textil—, contaban con 16 y 17 años, respectivamente, cuando se trasladaron desde la ciudad condal a la capital de España, donde el destino les llevaría a abrir una tienda de telas de nombre ‘Al Capricho’ y cuyas dependencias se situaron en la calle de Alcalá, esquina con la calle de Cedaceros. Con el transcurrir de los años, el negocio de los Padrós crecería de tal forma que, entrados ya en el nuevo siglo XX, llegaría a contar con más de doscientos empleados.

Su gran pasión por el deporte, especialmente por el football, les llevó a formar parte del decano de los clubes madrileños, el Sky Foot-ball Club, donde a pesar de la visible cojera que padecía Carlos (debido a una enfermedad de la infancia), no le impediría destacar en las filas del equipo encarnado, junto a su hermano y otro apasionado del emergente y novedoso sport en Madrid, como era Julián Palacios.

Precisamente Palacios sería, allá por 1900, el precursor del Madrid Foot-ball Club, situándose al frente de la directiva, aunque el club no se constituiría oficialmente hasta dos años después de la mano de los Padrós. Fue el propio Juan el que puso nombre y apellidos al acta fundacional, convirtiéndose en el primer presidente oficial del equipo blanco. La primera sede del club, cómo no, sería la trastienda de ‘Al Capricho’.

La inquietud, en especial de Carlos, que contaba por aquel entonces con grandes influencias en los más altos estamentos de la sociedad —entre la que destacaba su amistad con el rey Alfonso XIII—, hicieron posible la creación de trofeos de la importancia de la Copa de la Coronación y, posteriormente, la Copa del Rey, trofeo donado por la propia monarquía española.

En 1904, Carlos Padrós suplió a su hermano Juan que se alejaría del mundo del fútbol hasta que ocho años después, se requirió de sus servicios para hacerse cargo de la propia FEF, que vivía en aquellos momentos tiempos realmente convulsos. Tan solo necesitó un año para enderezar el rumbo del fútbol español. Ya en 1915, Juan se alejaría definitivamente del mundanal ruido del balompié para vivir tranquilamente en la localidad de El Hornillo (Ávila), el resto de su vida.

Por su parte, Carlos, que se mantuvo al frente del Madrid hasta 1908, se alejaría igualmente del mundo futbolístico para centrarse en la política. Con el tiempo, llegaría a ser diputado por la localidad de Mataró; detenido en la Guerra Civil y a punto de ser fusilado, se exilió en Francia, donde residiría hasta el término de la contienda bélica, tras la cual regresaría a Madrid, ciudad en la que residió hasta su fallecimiento el 30 de diciembre de 1950.

La inquietud de estos dos hermanos de la clase alta madrileña permitió a la recién creada institución deportiva blanca continuar con sus primeros pasos dentro del cada vez más popular deporte del football. Finalizada la Copa Coronación —primer torneo organizado de la historia, celebrado en la capital—, el Madrid FC continuaría con su marcha imparable hacia la popularidad.

El tarro de las esencias ya se había destapado y en agosto el equipo inició una serie de partidos que le llevarían a enfrentarse, primero al Club Retiro en el Hipódromo el día 1, al que vencieron por 3-1 para, diez días más tarde, conmemorar la festividad del día de San Lorenzo con una victoria frente al Moncloa FC en el campo de El Escorial, por un reñido 6-5. Con este último repetirían duelo el 2 de noviembre, esta vez sí, dando buena cuenta de su rival, al que vencieron en el mismo escenario por 2-7.

El Madrid FC cerraría su primer año de vida con un calendario cargado de partidos dentro del conocido Concurso de Bandas, que se celebró en diciembre en el Hipódromo. De los cinco encuentros disputados, obtuvieron un saldo positivo de cuatro victorias y un empate, destacando el 16-0 logrado ante el Moderno FC y un escandaloso 19-1 ante el Español de Madrid en el Día de Reyes, con lo que se convirtieron en justos vencedores del torneo.

El sueño de los hermanos Padrós no había hecho nada más que comenzar, pero lo que jamás llegarían a imaginar es que su pasatiempos favorito con el paso de los años, de las décadas y hasta más de un siglo después, se iba a convertir en la gran pasión de millones de personas de cada rincón del globo terráqueo.