Liga de Campeones

Un gol de Piqué ante el Dinamo de Kiev da vida al Barça en Europa

El conjunto azulgrana salva la vida en la Champions en un partido en el que pudo golear a los ucranianos y acabó sufriendo para proteger el resultado

Joan Domènech

No sería justo atribuirle ese mérito, pero Ansu Fati saltó al césped del Camp Nou, el público rugió y el Barça marcó un gol. La magia del adolescente no llega a tanto como para insuflar ese don a sus compañeros desde la distancia para que acierten sin intervenir él. Y, en todo caso, debería mencionarse que con Fati, corriendo en la banda opuesta a la portería en la que Gerard Piqué abrió el marcador, estaba también Philippe Coutinho, a quien no se le conocen dotes milagrosas de esa dimensión. De ninguna dimensión.

Durante ese minuto largo en el que el estadio vibró, desde que Fati sacó la cabeza del banquillo y Piqué empalmó un gran centro de Jordi Alba, se interrumpió la incipiente sensación de fastidio que empezaba a emitir la grada ante el juego cada vez más plano del equipo, que se diluía con el paso de los minutos. No peligraba el marcador ni creaba inquietudes el Dinamo, solo que el Barça aburría en su carrusel de pases y desesperaba con sus pésimos remates a portería. Luego se reanudó esa dinámica, ya con Fati en el campo y tras desperdiciar una ocasión al intentar una chilena cuando debía dar el balón de cara a Coutinho o Busquets. 

Delantera neerlandesa

Tal vez sea menos exagerado decir que el empeoramiento del Barça respecto al que batió al Valencia se resumió a la sustitución de Fati por Luuk de Jong en la alineación. Sensible cambio, naturalmente, aunque no fuera el único. Siendo resumible por esa diferencia de dinamismo, entre otras muchas virtudes, de uno a otro, quedó desmentido por la mala segunda parte del equipo, despedido con pitos de decepción y aplausos de alivio. Hay vida en Europa.

Koeman presentó una delantera neerlandesa (Dest, Luuk y Memphis) y la fluidez que se le debería suponer por su conexión entre ellos, ni que se limitara a la idiomática, apenas se notó. Tuvo que ser Piqué quien acertada a batir a Bushchman después de que todos ellos hubieran desperdiciado sus ocasiones.

Porque las tuvieron. Pudieron negarle el don sobrenatural de Fati, que no lo tiene, y les abandonó la chispa. Especialmente llamativos fueron dos cabezazos fallidos de Luuk de Jong en lo que es una de sus especialidades. Más disculpables fueron los remates de Sergiño Dest –neerlandés, pero internacional estadounidense-, explicables por la escasa costumbre de encontrarse en esas situaciones de vértigo, reconvertido en defensa en los últimos años.

A Piqué le cayó un regalo del cielo con el centro de Alba, añadido al grosero error de marcaje de los defensas ucranianos, que se echaron sobre De Jong y le olvidaron a su espalda.

Sufrimiento final

Dest volvió a ser lateral en el descanso, Luuk volvió al banquillo y Fati volvió al campo, reservado inicialmente con honores de titular indiscutible para el plato fuerte de la semana, que es domingo contra el Madrid. La rodilla izquierda todavía está tierna para aguantar tres partidos en ocho días.

El gol dejó a salvo el resultado, la máxima, la única prioridad de la noche. El Barça comparecía en la tercera jornada angustiado como nunca, colista del grupo y el riesgo de una prematura eliminación de las eliminatorias, fase en la que no ha faltado en los últimos 22 años. Desde que el Barça de Llorenç Serra Ferrer sucumbió en la pelea contra el Milan, el Besiktas y el Leeds.

No está a salvo el Barça de Koeman, obligado a pelear hasta la última jornada. Cortó al menos una indecente racha de tres derrotas consecutivas de Champions (ante Juventus, PSG y Bayern) después de haber sellado un récord de 38 partidos sin perder. Este Dinamo, que en su día soltó un bombazo de semejante calibre (un 0-4 en la edición 97-98), dista de aquel.

Completamente romo en ataque, quería partir desde su área de pase en pase, ya que no cuadró ni una transición. El Barça le tuvo encerrado en el campo mientras fue constante en la presión. El cansancio aflojó el rigor de los marcajes y una dosis de sufrimiento afeó el final, recordando que Fati no es infalible. Todos son humanos en este equipo.

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Barcelona: Ter Stegen (5); Mingueza (5), Piqué (6), Lenglet (4), Alba (6); F. de Jong (5), Busquets (5), Gavi (5); Dest (7), L. de Jong (4), Memphis (5).

Técnico: Ronald Koeman (5).

Cambios: Ansu Fati (5) por L. de Jong (m. 46); Coutinho (5) por Mingueza (m. 46); S. Roberto (5) por Gavi (m. 69); Agüero (s. c.) por Memphis (m. 75).

Dinamo de Kiev: Bushchan (7); Kedziora (5), Zabarnyi (6), Syrota (6), Mykolenko (4); Sydorchuk (6), Shaparenko (5); Tsygankov (6), Buyalskiy (5), De Pena (6); Supryaha (5).

Técnico: Mircea Lucescu (4).

Cambios: Gamash (6) por Supryaha (m. 60); Vitinho (4) por De Pena (m. 60); Tymchyk (s. c.) por Kedziora (m. 78); Karavaev (s. c.) por Tsygankov (m. 85); E. Ramírez (s. c.) por Buyalskiy (m. 85).

Goles: 1-0 (m. 36), Piqué empalma un gran centro de Alba.

Árbtiro: Clément Turpin (4), francés. 

Tarjetas: F. de Jong (m. 89).

Estadio: Camp Nou.

Espectadores: 45.968.