Las estrellas fueron ellas (IV)

Sandra Sánchez, Maialen Chourraut y Teresa Portela, la rebelión de las veteranas en Tokio

La karateka, de 40 años, ha firmado un 2021 impecable en el que se ha proclamado campeona de Europa, de España, de los Juegos Olímpicos, del circuito de la Premier League y del mundo

Sandra Sánchez.

Sandra Sánchez. / EP

Endika Río

Veteranas aunque sobradamente preparadas. Este 2021 que da sus últimos coletazos nos ha dejado un buen puñado de historias con unos Juegos Olímpicos de Tokio celebrados a destiempo por culpa de la Covid-19. Lo que podía ser un problema para la gente de más edad, por ver trastocada su preparación y por competir con un año más a cuestas, ha resultado ser un arma de doble filo. Al menos en lo que se refiere al deporte femenino español. Una cosa es evidente: se lo van a poner extremadamente difícil a las nuevas generaciones.

Eso de que la edad solo es una cifra que aparece en el DNI lo plasmaron el pasado verano Sandra SánchezMaialen Chourraut y Teresa Portela. Entre las tres sumaban 116 años en el momento en el que se subieron al cajón en la capital japonesa. Un oro en kárate y dos platas en piragüismo de pleno sacrificio y muchas particularidades.

Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 16 de septiembre de 1981) se proclamó campeona en la modalidad de kata. La primera de la historia, puesto que el kárate debutaba en unos Juegos. La toledana firmó el único oro individual femenino de la delegación española en Tokio. También se lo colgó Fátima Gálvez en tiro olímpico, aunque lo hizo en una disciplina mixta junto con Alberto Fernández.

¿Y qué es un kata? La palabra significa “forma” en japonés. Es una especie de combate imaginario, los karatekas no rivalizan con un oponente sino contra sí mismos. Realizan movimientos, pasos, giros y técnicas buscando la perfección en la ejecución de los mismos. Existen 102 katas reconocidos por la Federación Mundial de Kárate. Los deportistas escogen uno y lo ponen en práctica en el tatami.

Una coreografía cautivadora en la que Sánchez se desenvuelve con un rictus serio que no se ajusta al resto de su vida diaria. “Llevo conmigo a una pequeña duende, divertida, traviesa y juguetona, llena de sueños e ilusiones”. Así comienza a describirse la toledana en su página web.

Hola y adiós

Se plantó en los Juegos como la gran favorita al oro, encadena cinco años liderando el ranking mundial, y cumplió. Luchaba contra la presión, había ganado mucho a lo largo de su carrera, pero unos Juegos impresionan. Especialmente si se trata de un arte marcial y el escenario es una cuna como Japón. Para más inri, Sánchez se impuso en la final a la local Kiyou Shimizu por unas pocas décimas.

La modalidad de kata fue la más exitosa para España en Tokio, puesto que Damián Quintero se llevó la plata en categoría masculina. La mala noticia es el futuro y es que el kárate está provisionalmente fuera del programa olímpico de París 2024 y mucho tienen que girar las tornas para que repita en ediciones futuras. Parece que ha sido un hola y adiós.

Pero que le quiten lo bailado a Sánchez. Demostró que nunca es tarde si el kata es bueno. Su 2021 ha sido glorioso. No ha dejado ni las migas. Campeona de Europa, de España, en los Juegos, del circuito de la Premier League y, para rematar, también en el Mundial celebrado hace poco más de un mes en Dubái.

En el Guinness

La de Talavera de la Reina, que en 2018 fue reconocida como la mejor karateka de la historia en kata por la Federación Mundial, ha entrado en la última edición del Libro Guinness de los Récords por su número de medallas en el circuito mundial, la Karate 1 Premier League. En los últimos siete años ha recolectado 37 metales: 19 oros, 10 platas y ocho bronces. No se baja de un podio desde enero de 2015.

Un premio a la constancia y ciertamente inesperado. Porque Sánchez no entró a formar parte de la selección española hasta los 32 años. Con 20 se le abrieron las puertas del Centro de Alto Rendimiento, pero un mes después a su madre le diagnosticaron un cáncer y volvió a casa para pasar tiempo con ella. Siguió entrenando, aunque la Federación no contó con sus servicios.

Se fue a vivir a Australia, donde dio clases extraescolares de kárate a niños, y también pasó un tiempo en Dubái después de que un club viera potencial en ella y la reclutara junto a su entrenador, Jesús del Moral, quien a día de hoy es su marido. Ahí empezó a cambiar la carrera de esta fan de Son Goku, que acostumbra a llevar las famosas bolas de dragón como amuleto a las competiciones. ¿Le habrá pedido algún deseo al dragón?

Chourraut y Portela

De una debutante en los Juegos como Sánchez a dos clásicas piragüistas como Maialen Chourraut (Lasarte-Oria, 8 de marzo de 1983) y Teresa Portela (Cangas de Morrazo, 5 de mayo de 1982). Ambas se adjudicaron una medalla de plata. La guipuzcoana lo hizo en aguas bravas, en slalom K1; y la pontevedresa, en K1 200 metros en aguas tranquilas.

Para Chourraut supuso la tercera presea de su trayectoria y completar la colección. Fue bronce en Londres 2012 y ganó el oro en Río 2016, convirtiéndose en la primera campeona olímpica española tras haber sido madre. Tres metales en cuatro concursos en unos Juegos, de Pekín 2008 se marchó de vacío.

Maialen Chourraut celebra su plata en Tokio con su entrenador y marido, Xabier Etxaniz.

Maialen Chourraut celebra su plata en Tokio con su entrenador y marido, Xabier Etxaniz. / EFE

Fue un ciclo especialmente duro para la piragüista. Unos vértigos le martirizaron durante un año, también sufrió dolores en las costillas, se vio obligada a cambiar de kayak por una modificación en la reglamentación de la Federación Internacional y, además, la presión de haber ganado el oro en Brasil pesó mucho para una Chourraut tímida y, sobre todo, muy familiar. Pero una vez en Tokio se sintió liberada y ofreció su mejor versión.

La de Lasarte-Oria se coló en la final con el séptimo mejor tiempo, de un total de diez, con lo que debía realizar una bajada perfecta en el canal y esperar. No es una lotería, pero influyen infinidad de factores a la hora de pasar por cada puerta sin tocarla. Habilidad, precisión, fuerza y experiencia. Y esto jugó a favor de Chourraut. Era un circuito complicado, con unas corrientes extrañas, sin embargo hizo un marcón y la presión fue pudiendo con todas sus rivales. Excepto con la alemana Ricarda Funk, que se llevó el oro.

Chourraut, internacional desde 2001, fue homenajeada a su regreso en la playa de La Concha de San Sebastián. En el mismo lugar en el que se inició su relación con el piragüismo a los 12 años. El futuro es una incógnita, eso sí, admite que le haría ilusión estar en París 2024 y luchará por ello.

Sus hijas

Una espina le quedó a Chourraut. Y es que su hija no pudo acompañarla en Japón como sí había hecho cinco años antes en Brasil. Las restricciones debido a la pandemia lo impidieron. Un dolor compartido por Portela. Naira tampoco estuvo con ella en Tokio. Eso sí, las dos pequeñas lanzaron toneladas de energía a distancia para que sus madres les trajeran un recuerdo de los Juegos en forma de medalla.

Teresa Portela, al finalizar la prueba en la que ganó la medalla de plata en Tokio.

Teresa Portela, al finalizar la prueba en la que ganó la medalla de plata en Tokio. / EFE

La de Cangas acudió a su sexta cita olímpica. Desde Sídney 2000, en los que viajó a vivir la experiencia como si fuera una turista, hasta Tokio 2020, donde se llevó la plata. El mero camino que ha recorrido ya es historia porque Portela es la primera española que ha participado en seis ediciones de los Juegos. Pero es que además se subió a un podio que llevaba rondando desde 2004. Tiene hasta cinco diplomas: fue quinta en Atenas por partida doble (K2 500m y K4 500m), quinta en Pekín (K4 500m), cuarta en Londres (K1 200m) y sexta en Río (K1 200m).

La segunda plaza en Tokio llegó con mucho sufrimiento. Para empezar porque estuvo a un paso de quedarse fuera en semifinales. Competía con las cuatro primeras del último Mundial y se hizo, por milésimas, con el último billete. En la final todo fue muy ajustado, como no puede ser de otra manera en una carrera tan corta y explosiva. Portela fue segunda, detrás de la neozelandesa Carrington y por delante de la danesa Jorgensen.

Al igual que Chourraut, la gallega no se pone ningún techo y echa la vista a París. Si participar en seis Juegos Olímpicos es una barbaridad, siete es de otro mundo. Eso sí, su reto más cercano será en televisión. Portela dará las campanadas y se comerá las uvas en Nochevieja en la Televisión de Galicia.