Pekín 2022

Oksana Masters, de niña de Chernóbil a reina de los Paralímpicos

En unos Juegos en los que destaca la delegación de Ucrania por medallas y homenajes, una mujer, considerada como la deportista total, martirizada por la radiación de Chernóbil, se convierte ya en un verdadero mito gracias a sus éxitos en remo, ciclismo, biatlón y esquí de fondo

Oksana Masters.

Oksana Masters. / EFE

Sergi López-Egea

Se llama Oksana Masters y aunque compite bajo la bandera de su tierra de adopción, Estados Unidos, ella es una mujer de 32 años, nacida cerca de Chernóbil y martirizada por la radiación que se fugó de la central nuclear. Ella es, también, una de las portavoces en los Juegos Paralímpicos de Pekín contra la guerra en su Ucrania natal en una cita paralímpica donde está triunfando mientras colecciona medallas tanto en el esquí de fondo como en el biatlón.

Lleva por ahora, un oro y dos platas, aunque esta mujer no se conforma solo con estas medallas porque la suya es posiblemente una de las historias de superación deportiva más enormes de las que se puede escribir.

Sus padres biológicos la abandonaron en un orfanato, dejaron a una niña a la que difícilmente la vida le podía sonreír. Había nacido con un riñón y las malformaciones en su cuerpo eran terribles. No tenía tibias y una pierna era más larga que la otra. En cada pie tenía seis dedos y sus manos estaban exentas de pulgares. ¿Qué más le podía suceder? Pues algo tan criminal como sufrir todo tipo de humillaciones con abusos físicos y emocionales en el orfanato donde estaba recluida. Ella lo recordó en un documental que publicó en The Players Tribune. "Lo más difícil es decirlo en voz alta. Yo he sufrido abusos. Las peores cosas en el orfanato ocurrían por la noche. Hay una lista de cosas que todavía hoy no soporto: cuchillos, cigarrillos encendidos, cadenas metálicas. Recuerdo que hacía tanto frío que siempre veías tu propio aliento. Todavía, hoy en día, no puedo recibir un masaje sin asustarme".

Esa niña asustadiza, delgada y con su cuerpo dañado por la radiación inspiró a una logopeda estadunidense, GayMasters. No podía tener hijos, decidió adoptarla y se la llevó a Estados Unidos. Tenía 7 años y su vida cambió.

Recuerda que cuando comenzó su nueva vida no podía dormir en la cama; el colchón era demasiado cómodo para ella y prefería descansar en el suelo. Su nueva familia tuvo que asumir decisiones durísimas. Los dolores en las piernas iban en aumento y se tuvo que tomar una resolución que no tenía vuelta a atrás: con 8 años le amputaron una pierna y a los 13, la otra. Le reconstruyeron los pulgares de las manos. Se graduó en la universidad y fue allí donde comenzó su idilio con el deporte paralímpico.

El remo fue su primera disciplina. En el horizonte estaban los Juegos de Londres 2012 y el reto era conseguir la primera medalla en esta especialidad para Estados Unidos.Compitió en la modalidad de parejas junto a Rob Jones, un antiguo marine que había perdido las dos piernas por culpa de una explosión en Afganistán. Ganaron la medalla de bronce.

Todavía no había tomado el camino que la llevaría a convertirse en la deportista total, la que compite en los Juegos Paralímpicos al calor del verano -estuvo también Río- y con el frío invernal. Cuando acudió a Tokio ya había ganado el premio Laureus, los Óscar del deporte, como mejor deportista discapacitada de 2020.

Dos medallas en Tokio

En la capital japonesa, el pasado verano, se colgó dos medallas de oro como ciclista, en la prueba en ruta y en la contrarreloj. Solo fue la señal para sentarse en la silla adaptada y mostrarse como una referencia tanto en el biatlón como en el esquí de fondo en Pekín 2022, después de haber triunfado también en las citas invernales de Sochi y Pieonchang. 

En el podio de Pekín, con su medalla de oro en biatlón, no quiso olvidarse de la guerra de Ucrania. "Comparto mi sueño con mi país de origen, especialmente con los niños con discapacidades. A ellos donaré los premios en metálico que consiga en estos Juegos; a la asociación No Child Forgotten que ayuda a estos niños, muchos de ellos hijos de madres solteras".Y se ganó el aplauso de sus rivales ucranianos, que llevan hasta ahora 17 medallas paralímpicas

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