Pasando la cadena

En Madrid lo venden tinto

No podía imaginar el Bizco Pardial la fortuna que tendría su respuesta al torero sevillano Joselito: «a la vuelta lo venden tinto», cuando el diestro le pidió las vueltas de un encargo. Desde entonces, más de cien años ya, se usa para desentenderse de peticiones o pretensiones considerada fuera de lugar. El PSG es claro favorito para pasar la eliminaría de octavos frente al Real Madrid por varias razones: la ventaja de un gol, disponer de Mbappé, considerado hoy el mejor futbolista del mundo; acompañado de otros dos, Messi y Neymar, que a ratos pueden oscurecer a cualquiera; y no tener bajas de titulares en una plantilla hecha para ganar la Champions. Sin embargo, esa misma fortaleza puede ser su mayor debilidad ante un equipo que, en Europa, sin obrar milagros, hace de cualquier imposible un reto tan mayúsculo como racial hasta hacerlo posible. Su historia le avala.

Quitar presión a los merengues es mal negocio para el más pintado. Salvo en la semifinal contra el Chelsea de la pasada Champions, hace muchos años que no recuerdo una eliminatoria en la que el Real no salga con la presión de ser considerado favorito. Y tal desahogo puede ser letal para los de Pochettino. Un Madrid en precario, con bajas tan señeras como Casemiro, la principal, más la de Mendy y la muy probable de Kroos, aparte de que a cuatro días del choque Valverde sufra cuarenta de fiebre por un virus estomacal, con la deshidratación consiguiente y la pérdida de fuerza y peso que acarrea, puede ser como un jabalí herido. Sus colmillos se tornan en dagas certeras en la corta distancia. Cuidadín con el bicho.

El sábado, contra la Real Sociedad, los de Ancelotti parecieron ensayar el montaje de otra remontada legendaria. Incluso tuvieron que remar contra corriente con el gol tempranero de los donostiarras. Ni a propósito, hubieran elegido mejor el día para hacer el partido más completo de la temporada. Masticaron el partido mordiendo arriba y abajo, por delante y por detrás y sin bajar el pistón hasta el pitido final. Fue sintomático que con cuatro a uno siguieran presionando manu militari, hasta acabar el partido con cuatro blancos presionando a la defensa blanquiazul en las proximidades de su área. Ver para creer tras su abúlico febrero.

Decíamos que, así como en París la ventaja más significativa del PSG fue un Benzema renqueante, en Madrid sería la ausencia de Casemiro por sanción. Pero, aunque el brasileño dio un recital ante los de Imanol, los demás tampoco le fueron a la zaga, con Modric y Camavinga, que sí estarán, en plan estelar y dos golazos de época en un momento crucial del encuentro, antes del descanso.

Yo de Pochettino me tentaría la ropa porque puede que en el Bernabéu dicten su sentencia los de Qatar. Caer ante el Madrid sería acusar recibo de su carta de despido en junio, dicen que con Zidane al otro lado de la puerta. Aunque lo dudo. Con un poco de paciencia, y de eso anda sobrado don Zinedine, tiene a mano sustituir a Deschamps en la selección francesa, su única asignatura pendiente a estas alturas, tras el próximo y atípico Mundial de noviembre, precisamente en las monetarizadas arenas qataríes.

Si los blancos juegan como el sábado, cuestión harto difícil por la falta de Casemiro, el ancla en el medio, tendremos una vuelta apasionante. Y la cosa se complica, además, porque no veo a Ancelotti dando suelta a sus galgos Camavinga y Valverde, a poco que Kroos, aun a medias, esté. Cuando vemos a los mejores equipos europeos jugar a velocidad vertiginosa, decimos que a los nuestros les falta chispa, pero si no ponen a quienes pueden hacerlo, difícilmente pasamos de diésel a la gasolina.

Otro aspecto para la esperanza es la recuperación merengue del tiro desde fuera. De ahí, creo, que el italiano apueste en la banda derecha por Asensio, que tiene en la rosca a pierna cambiada su mejor virtud. No obstante, o los blancos asfixian a los parisinos en el medio campo y atrás o no habrá nada que celebrar. Si sus medios y defensas juegan desahogados, surtirán de media docena de balones de gol a los tres tenores punteros; en especial a Mbappé. Y eso sería el certificado de defunción.

Confiemos en que, una vez más, en Madrid lo vendan tinto. Sería la confirmación de su eximia bodega. Ánimo y suerte.

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