Fútbol | Aniversario

La Leyenda de Juan Gómez 'Juanito'

Se cumplen 30 años de su fallecimiento

Juanito es una de las leyendas del club de Martiricos.

Juanito es una de las leyendas del club de Martiricos. / FRAN4EVER75 DESIGNS

José Antonio Ariza

José Antonio Ariza

Todos los seres humanos somos iguales ante Dios, o al menos eso es lo que predica el Santo Evangelio según los apóstoles que siguieron a Jesucristo en sus 33 años de vida. Pero yo me atrevería a decir que eso no es del todo cierto ya que sí que existen personas que pueden llegar a estar, aunque sea un poquito, por encima del resto hasta llegar a convertirse en auténticas leyendas en cualquier ámbito de la vida. Y eso el ser supremo lo tiene que saber.

Mi devoción por el balompié de otra época casi que no me permite ser objetivo en vistas a lo que se ha convertido en la actualidad el antaño respetado noble arte del fútbol, prostituido hasta límites insospechados. Por mucho que me intentan inculcar que Messi y Cristiano son los mejores de la historia, a mí no hay quien me saque de Alfredo Di Stéfano y Kubala, Pelé o el propio Maradona. Pero si estos son considerados por mí como los verdaderos malabaristas del balón, cuando hablamos de procesar amor «verdadero» a unos colores y un sentimiento inusual hacia una institución deportiva, el primero de mi lista es Juan Gómez González, que hace ahora justo 30 años que nos dejó.

Nació a orillas del Mediterráneo un 10 de noviembre de 1954, como dice aquella canción de Serrat convertida en himno con el paso de los años… Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor. Llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas…, donde al son de sus templadas aguas, el joven e intrépido «Juanito» comenzaría a dar sus primeras patadas al balón. Primero en el Aspes CF y posteriormente en el CD Los Boliches, antes de que a los 14 años hubiese de despegarse de su familia en busca del sueño de ser futbolista en la rivera del Manzanares, donde y sin haber alcanzado aún la mayoría de edad, debutaría en las filas del Atlético de Madrid en la 72-73 en un partido amistoso ante el Benfica. No fue el debut soñado ya que en el primer balón que tocó sufrió una fractura de tibia que terminaría prematuramente con su periplo por el club rojiblanco.

Cuando todos pensaban que su carrera estaría prácticamente acabada –el único que creía en él era él mismo–, en agosto de 1973 ficharía por el Burgos donde verdaderamente se rodaría como futbolista de alto nivel. Tras ganar el campeonato de Segunda División en la 75-76, se produciría su ansiado debut en la máxima competición nacional. Entre ceja y ceja únicamente tendría señalada la fecha del día 5 de diciembre de 1976, donde una inconmensurable actuación suya valdría para que el equipo burgalés derrotase a domicilio al todopoderoso At. Madrid por 0-3. Aquella magistral lección de fútbol le catapultaría hacia el estrellato, tanto que aquel mismo año sería galardonado con el premio de mejor jugador del año que otorgaba la revista Don Balón.

Los cantos de sirena le llegarían desde Barcelona y también curiosamente del propio conjunto colchonero donde juró y perjuró que no volvería. Fue finalmente el Real Madrid quien conquistase su corazón en diciembre de 1976, dando comienzo así la historia de amor más pasional que jamás haya existido entre un futbolista y el club de Concha Espina.

Aquella muestra de afecto pronto calaría muy hondo en toda la afición blanca, la cual le convirtió en su gran emblema, llegando a verlo como si de una extensión de ellos mismos sobre el terreno de juego se tratase. Era capaz de defender a su equipo a capa y espada, incluso por encima del bien y del mal. lo que cautivó al madridismo durante diez temporadas, entre 1977 y 1987.

Como jugador era listo, hábil, intuitivo y rápido. Junto a Santillana y Camacho se convirtió en el líder del vestuario. Con el Madrid levantó cinco Ligas y tres Copas. Disputó cuatro finales europeas. La primera fue la final de la Copa de Europa de 1981, que ganó el Liverpool. La segunda la final de la Recopa de 1983 siendo el verdugo en esta ocasión el Aberdeen escocés. Las dos últimas fueron la Copa de la UEFA de 1985 y 1986 ganadas al Videoton húngaro y al Colonia alemán, respectivamente.

En la temporada 83-84 se proclamó Pichichi de primera división, junto a Jorge da Silva del Valladolid con 17 goles, para un total de 86 durante los 285 partidos de Liga que disputaría como madridista.

Juanito había alcanzado la cima del fútbol y el corazón de su afición. Su pasión por el club y sus gentes, más allá de los grandes logros, lo encumbraron a ser considerado el «dios» del madridismo, motivo por el cual su hinchada le dedicaría uno de los cánticos más populares de su historia y que a día de hoy, aun habiendo transcurrido más de 3 décadas desde su marcha de la institución blanca, siguen entonando a los 7 minutos de cada partido –número que lució el fuengiroleño durante su paso por el Real Madrid–, aquello de ¡ILLA, ILLA, ILLA, JUANITO MARAVILLA!

Ilustración de Juanito, con la camiseta del Real Madrid.

Ilustración de Juanito, con la camiseta del Real Madrid. / FRAN4EVER75 DESIGNS

De Chamartín a Martiricos

Dicen que si juntásemos todos los contratiempos causados por Juanito en toda su vida, estos no llegarían a sumar ni tan siquiera un minuto. Pero si también controlásemos todos aquellos gestos de buena voluntad que llevó a cabo durante toda su vida podríamos estar hablando durante horas de ello. ¡A cuantas personas no habrá ayudado la leyenda fuengiroleña!

Cuentan que en una fría y lluviosa tarde invernal, Juanito al salir a la calle vio a un vendedor de cupones en una esquina tiritando de frío. Se acercó a él y le compró todos los boletos mientras le imploraba que se marchase a casa con su familia ya que había finalizado su jornada laboral. Ese era Juan.

El 21 de junio de 1987 disputaría su último partido vestido de blanco ante el Español, donde y con el título bajo el brazo, el gran mito de la afición saldría a hombros del Bernabéu portado por sus compañeros como un verdadero torero saliendo por la puerta grande.

Con la añoranza de tener cerca a los suyos y contando con 32 años de edad, no dudó en ningún instante en fichar por el Málaga a pesar de estar en Segunda División. Su llegada a La Rosaleda unido a los fichajes del «Boquerón» Esteban y al mítico Ladislao Kubala como entrenador y quien le hiciera debuta con la selección español en 1976, dotaron a la institución de Martiricos de un poderío deportivo que inevitablemente le llevó a salir campeón de la temporada 87-88, con Juanito como gran estrella. Jugó 37 de los 38 partidos como titular y anotó 10 goles.

En la temporada siguiente, ya en Primera, volvería a cuajar una sobresaliente actuación, jugando 34 partidos y anotando 5 goles. Uno de ellos, y que pasará a los anales de la historia, fue el que anotó frente al Real Madrid de sus amores, el domingo 4 de junio de 1989 en La Rosaleda. Juanito, con 34 años y liderando al conjunto blanquiazul sentaría cátedra frente a sus ex compañeros, siendo participe en los dos goles malaguistas, en el empate a 2 frente a los blancos. Botó el córner con el que Ruiz de cabeza anulaba el tanto inicial de Hugo Sánchez de penalti y posteriormente su gran obra maestra vistiendo los colores de su tierra. Transcurría el segundo tiempo cuando se deshizo de Sanchís, sorteó una entrada de Gordillo y desde fuera del área dibujó la más perfecta parábola posible para dejar en paños menores a su amigo Paco Buyo, que únicamente pudo aplaudir como espectador de lujo aquel extraordinario tanto.

A la conclusión de aquella temporada, Juanito decidió dejar el fútbol para pasar a trabajar en los despachos de La Rosaleda como director técnico. El sábado 27 de junio, se llevaría a cabo su partido de homenaje en el que estuvieron presentes muchos de sus ex compañeros. Aquel día y de manera simbólica, el torero Curro Romero le cortó la coleta a Juanito.

Pero no iba a aguantar mucho como director técnico. En abril de 1991 descolgó las botas para vestir la camiseta de uno de los equipos que le vería nacer como futbolista, el C.D. Los Boliches, entonces en el Grupo 3 de Segunda División B. Fueron únicamente 5 partidos.

Comenzada la temporada 91-92 y ya siendo consciente de que su etapa sobre los terrenos de juego había finalizado, daría el salto a los banquillos. Fue el Mérida que por entonces militaba en la División de Plata quien le daría la alternativa. Debutó en San Mames, frente al Bilbao Athletic, que concluyó con triunfo emeritense por 1-2.

Apenas comenzada una ilusionante etapa como entrenador y tras venir de ver a su Madrid del alma en una de aquellas noches europeas que le encumbraría como gran figura, Juanito se sumiría en un profundo sueño el 2 de abril de 1992, donde al cerrar sus ojos para siempre, esbozaría una sonrisa eterna recordando aquel cántico que le elevó a lo más alto del firmamento madridista; ¡ILLA, ILLA, ILLA, JUANITO MARAVILLA!

Un cromo de Juanito cuando era jugador del CD Málaga.

Un cromo de Juanito cuando era jugador del CD Málaga. / L. O.

Juanito marcó más de 150 goles como profesional con las camisetas del Burgos CF, el Real Madrid, el CD Málaga y la selección española, con la que disputó 34 encuentros oficiales, 6 correspondientes a los mundiales de 1978 y 1982. Con el Real Madrid levantó 5 Ligas, 3 Copas y 2 UEFAs, además de un Trofeo Pichichi (17 goles en la 83/84). También, logró sendos ascensos a Primera con Burgos CF y el CD Málaga.

«Falta humanidad en este deporte. Sin lugar a dudas, era más feliz como jugador que como director técnico. Falta armonía, comprensión. El ser humano se está volviendo desconfiado. No sé por qué, pero todos desconfiamos del que está al lado. Cuando estás arriba no tienes que rendir cuentas a nadie. Pero cuando están por encima de ti hay personas que te quieren hacer la pascua. No faltan, desde luego, las zancadillas». Juan Gómez Juanito.

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