Paratriatlón

Oliva: «Sé que en dos años voy a ser campeón del mundo»

El paratriatleta malagueño, bronce en el Mundial Multideporte de Triatlón de Larga Distancia de Eslovaquia, está convencido de que se subirá a lo más alto del podio en la cita mundialista de 2024

Eduardo Oliva muestra orgulloso sus medallas a su llegada de la cita mundialista.

Eduardo Oliva muestra orgulloso sus medallas a su llegada de la cita mundialista. / Gregorio Marrero

Isabel Barranco

El paratriatleta malagueño Eduardo Oliva acaba de regresar de Samorin (Eslovaquia) tras quedar campeón del mundo de Acuatlón y lograr la medalla de bronce en Triatlón de Larga Distancia en categoría PTS5 ( leve discapacidad en una pierna). El malagueño habla con La Opinión de Málaga recién aterrizado de la cita internacional.

Oliva, a sus 43 años, se introdujo en el triatlón por un reto personal. «Me propuse con un amigo terminar un Medio Ironman sin haber hecho nunca triatlón. Fue justo antes de la pandemia. Pagamos la inscripción y a los tres días nos encerraron», relata el malagueño: «Ahí quedó la cosa, no pudimos correrlo, pero en los primeros días de la pandemia comencé a ver un montón de vídeos que ponían en teledeporte de triatlón de personas con discapacidad, ví que se podía competir y pensé que por qué no podía hacerlo, quería intentar competir».

Y así fue, el malagueño afincado en el municipio de Álora, se puso en contacto con la Federación Española de Triatlón: «Les conté mi caso y me dijeron que les mandara las pruebas médicas. Me vieron los médicos de la federación y así fue como me dieron mi categoría. En cuanto pasó la pandemia, en la primera competición que hubo y pude participar, participé».

Oliva quería ser ciclista profesional, lo intentó, pero por una equivocación le cortaron el tendón rotuliano. A Oliva lo dejaron sin la movilidad correspondiente en una de sus piernas. Aun así, el ahora paratriatleta expresa que «el ciclismo es mi deporte favorito, entonces dentro de la discapacidad me defiendo bastante bien en la bicicleta. La natación me gusta bastante y se me da bastante bien, pero correr se me da fatal, es lo que tengo que mejorar. Aparte, es donde más sufro, porque al correr es cuando más me duele la pierna. Hay que tener en cuenta que el paratriatlón no es como para las personas sin discapacidad, que tienen grupos de edad, aquí todo es más complicado».

Eduardo Oliva posa en el puerto de Málaga.

Eduardo Oliva posa en el puerto de Málaga. / Gregorio Marrero

La primera carrera que hizo el costasoleño se le hizo un mundo: «Me amargué, pero mi entrenadora me dijo que tenía constancia y lo iba a lograr. Y lo he logrado. Las sensaciones al principio fueron como que no era mi mundo, que me había equivocado. Se me había hecho muy grande competir con la élite sin tener ninguna competición», expone.

Pero Oliva fichó por el equipo sevillano Credus, donde continúa actualmente. Allí le han dado mucho apoyo y lo han aconsejado: «El dueño, José María Merchán, ha sido olímpico y nos mima, nos cuida y nos enseña. Me dijo que me lo tomara con paciencia, que esto es un mundo muy difícil, pero muy bonito y me iba a terminar enganchando. Y no se ha equivocado».

Pese a ello, explica que al principio se sentía desubicado. «No sabía qué era una transición, no sabía cambiarme de zapatillas… Ahora me siento en mi salsa, me encanta. Muchas veces le digo a mi entrenadora que no me ponga entrenamiento el fin de semana porque voy a ir a correr alguna carrera, porque no me gusta entrenar solo. Prefiero estar en una carrera aunque no haya de mi categoría. Es mi mundo, no sé estar sin él» admite.

Eduardo Oliva compitió en su primera Copa del Mundo en septiembre de 2021. Alhandra (Portugal) fue su primer destino internacional, quedando décimo en su primera competición. Tras ello, en junio de 2022 volvió a competir en dos copas del mundo, una en Besanson, ciudad francesa, donde el malagueño quedó duodécimo, y en La Coruña, quedando decimocuarto. Así hasta llegar este mes de agosto a la Copa del Mundo de Samorin (Eslovaquia), consiguiendo dos medallas, oro en Acuatlón y bronce en Triatlón de Larga Distancia.

Otro de sus mayores logros fue el Campeonato de España en octubre de 2021 en Pontevedra, que ganó por equipos con Credus, con sus compañeros Rafael Cabello y Manuel Alfonso. «Fue brutal. O sea, ir a una prueba que era la primera vez que se hacía por equipos para nosotros y ganarle al equipo en el que estaban los paralímpicos españoles fue una pasada», subraya.

El malagueño cuenta con una rutina de entrenamiento de entre dos y cuatro horas diarias, dependiendo de la disciplina que le toque practicar. «Cuando son días con bicicleta, son más horas, cuando son de correr y nadar, son menos horas, pero más intensas, porque los entrenamientos son más a tope», subraya el paratriatleta.

La cita mundial de Eslovaquia que acaba de disputar fue muy buena en lo deportivo, pero una odisea que le ha dejado psicológicamente «derrotado». Al malagueño le cancelaron su vuelo del martes 16 de agosto, teniendo que estar en Eslovaquia el miércoles 17 de agosto para inscribirse en la competición. Así, finalmente salió un día tarde, además de posponerse su segundo vuelo por cuatro horas. «Tuve que escribirle un email a la federación diciendo que iba a llegar tarde y me dijeron que me tenían que sancionar antes de empezar».

Llegó a Bratislava a las 07.00 horas del jueves 18 de agosto, siendo la carrera a las 09.00 horas y estando a 25 kilómetros de Samorin, ciudad donde se disputaba la Copa del Mundo. «Iba solo, sin ayuda de nadie. La verdad que fue un poco caótico, pero al final mereció la pena».

El objetivo era ganar, porque si no, no voy. Lo he dado todo, he mejorado mi tiempo y sé que puedo mejorar un poco más. Ya conozco a mis rivales y en dos años, siguiendo el ritmo al que estoy preparándome, sé que les voy a ganar

A pesar de todos los inconvenientes, el paratriatleta está feliz: «El objetivo era ganar, porque si no, no voy. Lo he dado todo, he mejorado mi tiempo y sé que puedo mejorar un poco más. Ya conozco a mis rivales y en dos años, siguiendo el ritmo al que estoy preparándome, sé que les voy a ganar», asegura.

Las medallas mundiales le han dado visibilidad, algo vital para Oliva: «Ahora mismo solo cuento con el apoyo de Málaga Motor Center y Ergodinámica Málaga, donde me hacen las plantillas para poder correr. Después, el resto es puesto por los que me ayudan de cerca. Por lo que esto me ha supuesto que varias empresas se hayan puesto en contacto conmigo y me quieran ayudar», comenta. «Lo más gratificante realmente es cuando la gente me manda mensajes y me dice que no hacía deporte hasta que me ha empezado a seguir. Eso para mí es brutal. Otra cosa muy gratificante es cuando llego a los entrenamientos en Bahía de Málaga y los niños que entrenan allí me ven como un campeón. Se me pone el corazón que no me cabe en el pecho. Gracias a este deporte me siento libre. Desde el año 2000 hasta 2020 estuve básicamente sin hacer nada de deporte. Pesaba 106 kilos y ahora estoy en 86. Me siento vivo, siento que soy un atleta. Este deporte me da la vida».

Oliva, en la calle Larios, tras llegar del Campeonato del Mundo celebrado en Eslovaquia.

Oliva, en la calle Larios, tras llegar del Campeonato del Mundo celebrado en Eslovaquia. / Gregorio Marrero

Así, Eduardo Oliva y su entrenadora Patricia Bueno cuentan con un objetivo claro, aunque a largo plazo: 2024 tiene que ser el año en el que el paratriatleta se proclame Campeón del Mundo de Triatlón de Larga Distancia. «Tenemos dos años para hacerlo y yo creo que lo vamos a hacer».

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