Ciclismo

Evenepoel pasa como un misil supersónico por la contrarreloj de la Vuelta

El jersey rojo demostró este martes que era algo más que un ‘pequeño caníbal’ sobra la ruta de la Vuelta | Primera victoria de etapa donde Carlos Rodríguez firmó un gran tiempo en Alicante

Sergi López-Egea

¡Madre mía! Remco Evenepoel no es de este mundo. Hace muchos años se rodó una serie de éxito donde los invasores, con la cara verde, utilizaban máscaras de personas para acabar con la raza humana. Evenepoel no tiene como reto terminar con la civilización actual pero sí ir destrozando cada día a sus rivales de la Vuelta, demostrar que es un super serie que rueda en otro planeta para desperazar la contrarreloj de Alicante y no solo salir reforzado, sino mucho más, al aparecer con carroza y con el látigo en la mano cuando la carrera llega a su primera mitad de vida. Qué barbaridad.

Porque rodar a 55’6 kilómetros por hora de promedio a lo largo de 31 kilómetros es una salvajada que en la actualidad solo está al alcance posiblemente de otros cuatro corredores, todos ellos ausentes de la carrera: Wout van Aert, Jonas Vingegaard, Tadej Pogacar y Filippo Ganna, el campeón del mundo de la especialidad. Ni siquiera Primoz Roglic, del que no hay olvidar que es el campeón olímpico, parece preparado para alcanzar estas velocidades. 

El papel de Carlos Rodríguez

Y, evidentemente, el resto de participantes en la Vuelta rodaron este martes en otra liga, exceptuando a Carlos Rodríguez, inédito en este ambiente, en una carrera de tres semanas y en una contrarreloj de nivel como la celebrada en Alicante. Acabar cuarto de la etapa y acercarse un poco más al podio, con un libro de montaña todavía por abrir en la Vuelta, con el plus extra de motivación que tendrá a partir de este miércoles al entrar la carrera en su tierra andaluza, fue sencillamente y sin exagerar tan brillante como impresionante y tan bonito como intensa está siendo la carrera aunque Evenepoel corra en un carril reservado para él y con la única duda de saber si será capaz de mantener este nivel, con 22 años, y a falta de la parte más complicada que llega ahora, por el calor previsto y por el desgaste acumulado en la primera parte de la carrera.

Roglic, sin rendirse, nunca había tenido a un rival tan consistente en las tres victorias consecutivas conseguidas hasta ahora. En Alicante, sin ir más lejos, fue el segundo mejor del día pero sin incordiar a Evenepoel en ningún instante para situarse el segundo de la general, a pesar de la resistencia ofrecida por Enric Mas, quien debía por su moral, tal como consiguió, impedir que el ciclista belga lo doblara.

El corredor mallorquín, por fin y desde su llegada al Movistar en 2019, consiguió realizar una contrarreloj aceptable, defenderse en territorio adverso, y pese a ceder la segunda plaza, llenarse de moral para que a partir del jueves, con el regreso a la montaña, aspire, con mayor experiencia, a esperar un error físico o táctico de Evenepoel y sobre todo seguir confirmando que en los ascensos está un punto por encima de Roglic.

Ayuso, con dolor de cabeza

Juan Ayuso, en cambio, no tuvo el día de cara. Se sinceró al asegurar que se levantó con dolor de cabeza y se asustó tanto que hasta se hizo tres antígenos para confirmar que el malestar no tenía nada que ver con el covid, en el día donde otros cinco corredores no tomaron la salida castigados por el virus. Es el rival oculto que en cualquier momento golpea a un pelotón donde el coronavirus parece rodar como uno más. "No nos lo explicamos. Toda la organización pasó pruebas en la jornada de descanso y todas fueron negativas con mayor contacto con el exterior que los ciclistas, y varios de ellos siguen dando positivo", explicó Javier Guillén, director de la Vuelta, con evidente preocupación.

Ayuso no tuvo su día. Evenepoel, en cambio, demostró que es algo más que el 'pequeño caníbal', en alusión a Eddy Merckx, como lo llaman en Bélgica. Fue un depredador, un carnívoro que se comió hasta los huesos de los rivales.