Tenis

Nadal está de vuelta

El de Manacor supera al osado debutante Hijikata y se medirá en segunda ronda a Fognini | “Ha sido una larga espera. Durante un tiempo pensé que no sería capaz de volver”, dice

Idoya Noain

Nunca ha perdido Rafael Nadal en la primera ronda en el Abierto de Estados Unidos, el último grande del año, donde ha conquistado cuatro de sus 22 títulos de Grand Slam. Este martes por la noche, no ha sido diferente.

En su regreso a las pistas de Nueva York, que no pisaba desde que alzó el trofeo en 2019, Nadal ha superado el primer trámite de este retorno. Lo ha hecho pese a la falta de rodaje que ha tenido que aceptar para ir recuperándose de la lesión abdominal que le obligó a abandonar Wimbledon. Lo ha hecho después de haber caído en primera ronda en Cincinnati. Y lo ha hecho frente a Rinky Hijikata, un joven australiano de 21 años invitado al torneo, tan inexperimentado como osado y decidido, que ha arrebatado al de Manacor el primer set y le ha forzado a pasar 3 horas y ocho minutos en la pista hasta dictar sentencia con un 4-6, 6-2, 6-3 y 6-3.

 Con el triunfo el de Manacor se ha asegurado un duelo que no será fácil. Porque enfrente el jueves tendrá a Fabio Fognini, un competidor “duro”. Nadal le ha ganado en 13 ocasiones pero una de sus cuatro derrotas ante el italiano la sufrió precisamente en Nueva York, donde Fognini en 2015 fue capaz de remontarle dos sets y sacarle de la competición.

Motivos de celebración

No es de extrañar, por muchos motivos, que el balear haya celebrado enérgicamente su triunfo. Y no lo es ni por el partido que se ha visto, ni por lo que representa.

Hijikata, en su debut en un grande, en la mayor pista del circuito, bajo los focos del horario de noche y frente a uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, ha salido a la Arthur Ashe sin miedo y sin dejarse imponer por ese aura de los campeones que a otros les amedrenta. En el primer set ha dado 11 golpes ganadores y ha cometido solo seis errores no forzados. Y aunque Nadal ha empezado a tomar las riendas en el segundo set, y ya no las ha soltado, Hijikata no ha dejado de hablarle a menudo con sus golpes de tú a tú, de plantarle cara, de ir a por todas, desatando la pasión de un público entregado a su valentía.

Incluso en el cuarto set, 5-3 abajo, el hijo de inmigrantes japoneses en Australia, admirador de Lleyton Hewitt y de Kei NIshikori, ha intentado salvar su servicio y el partido, una y otra vez. A Nadal le han hecho falta cinco puntos de partido para dictar el ‘ya no más’.

Había sufrido el campeón, como reconoció, “durante un buen rato”. Y por eso, y por más, estaba finalmente "súper feliz”. “Ha sido una larga espera. Durante un tiempo pensé que no sería capaz de volver”, reconocía.

Puede ser una primera ronda, y de fuera minimizarse, pero Nadal no será quien lo haga. Porque de entrada puede parecer menos importante, pero, como decía, “hay que pasarla”. “Cuando los partidos se complican da igual que sea primera o tercera, hay que poner todo para salir adelante, especialmente cuando uno juega prácticamente el segundo partido en 50 días”.

 “Uno no puede estar apático para sobrevivir a situaciones difíciles”, explicaba también. “Hay que estar con la energía adecuada para intentar sacar esto adelante, porque las cosas no son tan fáciles seas Rafa Nadal, Djokovic, Federer o seas quien seas. Al final los rivales juegan, la diferencia no es muy grande nunca y hay que estar preparado para sufrir”.

 Enfrentando con “máximo respeto” cada situación que está viviendo, Nadal sabe que necesita mejorar, pero también cree que podrá hacerlo. Y sigue adaptándose en su juego y en su mente a las circunstancias, y a su cuerpo.

Ahora, por ejemplo, ha cambiado “un pelín el servicio”, tirando "la bola un poco más baja para poder evitar un gesto mucho más agresivo en el abdominal". Y la filosofía es “ir sobreviviendo con lo que hay cada día”.

“Uno tiene que aprender a jugar con lo que hay y en ese sentido tengo que ser inteligente”, explicaba a la prensa. “Si pasa algo pues pasa, pero yo tengo que ir paso a paso y cada día que gano aquí es un día de tranquilidad, de saber que las cosas están yendo por buen camino”.

A día de hoy él y su equipo siguen “con pies de plomo” porque la cicatriz tiene que flexibilizar, y están haciendo “las cosas que ponen en menos riesgo todo”.

La estrategia, al menos el martes, funcionó. Y es importante. Porque, como decía Nadal, “el torneo no se va a ganar hoy pero sí que se puede perder hoy”. Y, de momento, no se ha perdido.