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El equipo que revolucionó el fútbol femenino y su triste final: "No es un deporte para mujeres"
En los primeros años del siglo XX, un equipo formado por trabajadoras de una fábrica británica de munición cosechó una inesperada popularidad, antes de que la FA prohibiese en 1921 el fútbol femenino

Imagen de la obra de teatro Ladies, inspirada en la historia del equipo.
Javier Giraldo
Es curioso verlo de esta manera: el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, en junio de 1914, desencandenante de la Primera Guerra Mundial, también fue el gatillo (valga la expresión) que impulsó la creación del primer gran equipo de fútbol femenino de la historia: sin el conflicto bélico, el Dick, Kerr’s Ladies FC nunca hubiera existido. Su historia fue breve, pero muy intensa. Y tuvo un final amargo.
En los primeros años del siglo XX, el fútbol ya era un fenómeno muy popular en Inglaterra: el deporte que había surgido de la clase alta y en las universidades ya formaba parte de la clase obrera. Había enraizado en las áreas industriales, con el apoyo de los empresarios de la Revolución Industrial.
Algo se mueve en las fábricas
En ese contexto de crecimiento industrial, el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 cambió la fisonomía del país. Con los hombres convocados para ir al frente, fueron las mujeres las que acudían a diario a las fábricas para sustituirlos en sus puestos de trabajo.
Muchas de esas empresas tuvieron que derivar su producción para empezar a fabricar munición y armamento para la guerra: fue el caso de Dick, Kerr & Co. Ltd, fundada originalmente en Glasgow por dos escoceses –William Bruce Dick y John Kerr- y trasladada a Preston (noroeste de Inglaterra) en 1898 para crecer en la construcción de vías férreas y locomotoras.
Con el estallido de la guerra, el gobierno británico obligó a la empresa a fabricar munición. La mano de obra era básicamente femenina, ya que muchos hombres estaban en el frente. Asumieron trabajos duros –en algunos casos, expuestas a intoxaciones químicas- y muchas de ellas empezaron a ser conocidas como las ‘munitionettes’.

Cartel anunciador de un partido ante el Coventry Ladies. / .
Tanto los jefes de las fábricas como las autoridades municipales pusieron en marcha actividades lúdicas y deportivas para entretener a las trabajadoras y evitar que se vinieran abajo en su dura rutina diaria. Se trataba de mantener la moral relativamente alta en unas circunstancias muy complicadas.
El papel decisivo de Alfred Frankland
En el caso de Dick, Kerr & Co, la actividad lúdica fue el fútbol: se organizó un partido en el campo de Penwortham, cerca de la fábrica donde trabajaban. Las mujeres ganaron con facilidad a los hombres y Alfred Frankland, uno de los responsables de la empresa, tomó buena nota.
Se le ocurrió organizar un partido benéfico para recaudar fondos con destino a los soldados heridos el día de Navidad de 1917: de un lado, las jugadoras de la fábrica Dick & Kerr; del otro, las obreras de otra fábrica, la Arundel Coulthard Factory. Trasladó la idea a Grace Sibbert, encargada de organizar los partidos. Aceptó sin dudarlo.
El partido fue un éxito, con más de 10.000 espectadores en el estadio de Deepdale, donde jugaba el Preston North End (un histórico del fútbol inglés, el primer equipo en obtener el doblete, Liga y FA Cup). Se recaudaron 600 libras, equivalentes a 50.000 libras actuales. Incluso la prensa alabó la actuación de las jugadoras, no sin un cierto tono condescendiente. "Una o dos damas demostraron un control admirable del balón", escribió el cronista del 'Post'.
Ese fue el germen del Dick, Kerr’s Ladies FC, el equipo que se formó con aquel grupo de jugadoras y que obtuvo un éxito de público arrollador en los partidos que empezó a jugar desde entonces.
(El fenónemo del fútbol femenino no era nuevo en las islas británicas: ya en 1895, Nettie Honeyball formó en Londres el British Ladies Football Club, que jugó varios partidos en el norte de Inglaterra antes de desaparecer).
Cunde el ejemplo
El ejemplo de Dick & Kerr había cundido y muchas otras empresas crearon equipos de fútbol formados por mujeres. El Dick, Kerr’s Ladies FC –ya bautizado formalmente así- jugó numerosos partidos amistosos y benéficos por todo el país con un gran seguimiento popular, como por ejemplo en el partido que disputó en el Boxing Day de 1920, ante 53.000 espectadores (las crónicas cuentan que 14.000 personas más se quedaron sin entrada) en el estadio Goodison Park de Liverpool.
Pese a la ausencia de Florrie Redford, una de sus mejores jugadoras, que perdió el tren a Liverpool, el Dick, Kerr’s Ladies ganó 4-0 al Saint Helens’.

Una imagen del equipo del Dick, Kerr's Ladies. / .
Gail Newsham, autor de 'In a league or their own', libro que narra la historia del Dick, Kerr’s Ladies FC, calcula que durante 1920, el equipo logró una media de espectadores de 13.542 personas, superior a la media de la segunda división inglesa.
Marketing y partidos internacionales
Alfred Frankland, convertido ya en presidente y entrenador del equipo, ideó incluso técnicas pioneras de marketing deportivo, como pedir a las jugadoras que salieran al campo con una gorra especial, con borla, que luego replicarían para vender al público.
También pensó que al equipo le había llegado el momento de jugar partidos internacionales: cursó una invitación a la federación francesa para jugar un partido ante un combinado de jugadoras galas.
Las francesas viajaron a Inglaterra en la primavera de 1920 para jugar una serie de amistosos –los primeros de ámbito internacional en el fútbol femenino- tanto en el norte del país como en Londres, con Stamford Bridge como sede.
En el otoño de ese mismo año, el Dick, Kerr’s rindió visita a Francia para jugar en Paris, Le Havre, Ruán y Roubaix. Regresaron a Inglaterra imbatidas, con tres empates y una victoria.
De Alice Kell a Lily Parr
En aquel grupo de jugadoras destacaron varios nombres: la capitana Alice Kell; Molly Walker, el primer fichaje del equipo –y probablemente de la historia del fútbol femenino-, procedente del Lancaster Ladies; Florrie Redford y Jeannie Harries, excelente dupla goleadora.
Y por supuesto, Lily Parr, que se unió al equipo con 15 años: es la única jugadora que cuenta con una estatua propia en el Museo Nacional del Fútbol de Manchester. Parr jugó al fútbol durante 32 años y llegó a marcar 980 goles.
El sueño se desvanece: "no es un deporte para mujeres"
Pero el sueño del Dick, Kerr’s empezaría a diluirse desde los despachos: cuando concluyó la Primera Guerra Mundial, la FA reanuda el campeonato de Liga masculino, tras cuatro años de ausencia, y empieza a ver el éxito del fútbol femenino como una amenaza.
"A partir de 1920, la prensa se llena de artículos donde personas próximas a la liga de fútbol menosprecian el juego de las mujeres, extendiendo el famoso rumor de que era peligroso que una chica jugase al fútbol, pues podía significar que no podría quedarse embarazada", explica Tim Desmond, impulsor de la estatua en honor a Lily Parr y director del Museo Nacional del Fútbol, en Manchester, en el libro 'El historiador en el estadio', del periodista Toni Padilla.
El veto de la FA
Las jugadoras, que no formaban parte del paraguas oficial de la FA, leyeron con estupor la circular que la federación inglesa emitió el 5 de diciembre de 1921. Se prohibía a todos los equipos ceder sus estadios a partidos femeninos. Argumentaron razones médicas: "el fútbol no es un deporte adecuado para mujeres", dijeron los directivos de la FA.
Intentaron reforzar sus tesis con informes médicos que apuntaban que las mujeres futbolistas corrían el riesgo de sufrir fracturas y enfermedades, y que tendrían muchos problemas para quedarse embarazadas.
Entre las opiniones médicas recabadas estaba la de la doctora Elizabeth Sloan Chesser. "Hay razones físicas por las que este deporte puede ser dañino para las mujeres. Es un juego muy brusco y es mucho más perjudicial para las mujeres que para los hombres: pueden sufrir lesiones irreversibles".

El espacio dedicado a Lily Parr en el museo del fútbol de Manchester. / .
Una gira para huir de la prohibición
La prohibición no amilanó a las jugadoras del Dick, Kerr’s, que siguieron jugando en estadios más modestos. Se embarcaron incluso en una gira norteamericana, en 1922: en Canadá se quedaron sin rivales porque la FA había presionado desde Inglaterra (el partido que iban a jugar ante el Dominion FA en Montreal nunca se disputó) y en Estados Unidos jugaron incluso contra equipos masculinos. Disputaron nueve partidos en tierras americanas; tres victorias, tres empates y tres derrotas.
El equipo continuó jugando pese al veto de la FA. En 1923 pasó a llamarse Preston Ladies (la fábrica había cambiado de propietarios) y en 1937 se proclamó oficiosamente campeón del mundo, al aceptar el reto propuesto por el Edinburgh Ladies, equipo que pasaba por ser el mejor de Escocia.
El partido entre ambos equipos se jugó en septiembre de 1937 en Blackpool, con la victoria del Preston por 5-1. Fue una buena manera de celebrar el 20º aniversario de la creación del equipo.
El declive y los homenajes
En 1957 falleció Alfred Frankland, y aunque la jugadora Kath Latham ocupó su lugar al frente del equipo, entró en declive hasta desaparecer en 1965, por falta de jugadoras.
Poco después, en 1969, se creó la Women’s Football Association. En 1971, cincuenta años después de la prohibición, la FA levantó el veto contra el fútbol femenino.
Los homenajes llegarían más tarde: en 2017, cuando se cumplieron 100 años de la creación del equipo, se inauguró una placa conmemorativa en la fábrica de Preston. Fue la primera dedicada al fútbol femenino en todo el mundo. David Coulton y Valerie Conn, nietos de las jugadoras Grace Sibbert y Alice Kell, fueron los encargados de desvelarla.
Una obra de teatro dirigida por Sergio Peris-Mencheta, titulada 'Ladies', giró por varias ciudades españolas durante 2023: la obra rinde homenaje a aquellas pioneras inglesas.
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