Atletismo

¿Justicia o discriminación? La polémica que marca los tests genéticos de World Athletics para las categorías femeninas

La normativa aprobada la pasada semana contempla un test genético de saliva para detectar la presencia del gen SRY, un gen vinculado al cromosoma Y y considerado un marcador biológico masculino

El maratón femenino cerró el atletismo en los Juegos Olímpicos de París.

El maratón femenino cerró el atletismo en los Juegos Olímpicos de París. / CHRISTIAN BRUNA / EFE

Begoña González

Begoña González

Barcelona

La Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) anunció la pasada semana una polémica medida que ha causado un fuerte revuelo. Desde este año y presumiblemente de cara a los Campeonatos Mundiales de Atletismo al aire libre en Tokio 2025, las atletas que quieran competir en categoría femenina deberán someterse a un test salivar de género para determinar si son elegibles para competir en dicha categoría con tal de asegurar un ambiente justo en la competición. 

La normativa aprobada contempla un test genético de saliva para detectar la presencia del gen SRY, un gen vinculado al cromosoma Y y considerado un marcador biológico masculino. En algunos casos, se contemplará también la realización de un análisis de sangre para evaluar los niveles de testosterona y la sensibilidad del cuerpo a sus efectos anabólicos. Según afirmó Sebastian Coe, el exámen tan solo será necesario realizarlo una vez en la carrera de cada atleta. 

La Federación Internacional pretende así evitar la desigualdad en las competiciones femeninas por las ventajas físicas que podrían presentar atletas transexuales o intersexuales vinculadas sobre todo a la mayor producción de testosterona en comparación con mujeres biológicas de nacimiento, pero la falta de estudios concluyentes al respecto complican mucho el desarrollo de una legislación al respecto.

Campeonatos del Mundo de atletismo

Campeonatos del Mundo de atletismo / EFE / Alberto Estevez

“Anteriormente los tests se quedaban solo en mirar si había presencia del cromosoma Y, y estos resultaban ser incompletos o inadecuados porque lo que realmente determina el sexo masculino es un gen concreto del cromosoma Y, el SRY. Esos tests dejaban fuera a mujeres que a pesar de tener el cromosoma Y no tenían el gen SRY o presentaban alguna mutación que hacía que no les funcionara adecuadamente, con lo que biológicamente eran mujeres, pues se habían desarrollado como tal”, afirma Gemma Marfany, doctora en biología y especializada en la rama de genética.

“Si este gen no funciona o no está, no eres hombre porque es la presencia y actuación de este gen, la proteína que hace este gen, la que determina en el embrión que se desarrolle el sexo masculino y por tanto sus características. Si este gen no existe se tengan los cromosomas que se tengan, se es mujer”, señala la genetista.

Transexuales e intersexuales

El principal grupo poblacional que se vería afectado por estas restricciones son las mujeres transexuales, que hasta ahora ya se encontraban excluidas de las competiciones internacionales si habían realizado la transición después de la pubertad. “La transición es un hecho clínico, se registra médicamente y por tanto no se puede mentir con la fecha de inicio. Hasta la pubertad, entre los niños y las niñas no existen diferencias significativas a nivel de características físicas que revistan ventajas especiales. En cambio, a partir de la pubertad, el hecho de que los hombres fabriquen naturalmente hasta 30 veces más testosterona que las mujeres y además tengan los receptores en los sitios adecuados, tiene una serie de efectos anabolizantes”, asegura la doctora. 

Entre esos efectos se encuentra el incremento de la masa muscular, la fuerza de los huesos, el tamaño, el peso, la cantidad de hemoglobina, articulaciones más fuertes... “Esa serie de cuestiones biológicas hace que el cuerpo del hombre para ciertos deportes tenga una ventaja sustancial y si el cambio se hizo después de la pubertad, ya con el desarrollo hecho, esas características aunque se hormone en la transición, y pierda masa muscular, no se revertirán nunca del todo”, zanja la doctora Marfany. Sin embargo, la ciencia todavía no es demasiado extensa en estos aspectos, pues todavía hay pocos casos de deportistas de élite transexuales o con DSD como para poder realizar estudios amplios o representativos de los efectos en cada deporte. 

Niveles de testosterona

El otro punto que contempla el test es el análisis de los niveles de testosterona. “Es algo más complicado porque puedes ser mujer en el desarrollo embrionario pero luego por varias razones tener un exceso de testosterona. Hay mujeres que podrían presentar niveles de testosterona como si fueran artificiales pero que los tuvieran de forma natural y por eso tuvieran más masa muscular. Esos casos serán problemáticos porque cuando esos niveles se consiguen con doping no están permitido pero si es un tema natural, si son consecuencia de tu genética, mutaciones, etc simplemente tienes más testosterona natural aunque seas totalmente mujer”, razona la doctora Marfany. Este caso es el que se da principalmente en personas con diferencia de desarrollo sexual (DSD), deportistas como por ejemplo la boxeadora intersexual Imane Khelif o la atleta Caster Semenya.

La atleta sudafricana Caster Semenya, con otras atletas, en la prueba de 2.000 metros de París.

La atleta sudafricana Caster Semenya, con otras atletas, en la prueba de 2.000 metros de París. / Philippe Wojazer

Definir el concepto de mujer

La introducción de estos tests, respaldados por la mayoría de federaciones nacionales de atletismo, incluida la española, ha sido duramente criticada por asociaciones defensoras de los derechos LGTBI. “Es una decisión de tipo político e incluso filosófico, porque se cimenta en la defensa de que solo las mujeres con cromosomas XX son mujeres y define, por tanto, el concepto de mujer, cosa que es problemática porque se sabe que no siempre es así”, defiende Simón Perera, investigador predoctoral en biomedicina y secretario general de la asociación PRISMA. “Imponer estos tests cromosómicos es un error que deja fuera a personas trans que son un colectivo marginado históricamente y que tampoco son abundantes en el mundo del deporte. Es algo discriminatorio”, desarrolla.

“Organismos como el COI han determinado que estas supuestas ventajas de las personas trans e intersex no son iguales en todos los deportes y por tanto deberían estudiarse los pormenores de cada uno y determinar cuáles son las variables que podrían implicar ventajas en cada deporte para regularlas individualmente”, señala. “Si lo que preocupa son las características físicas como la masa muscular lo que habría que regular es la cantidad de masa muscular permitida, pero poner un límite es complicado porque se podrían ver afectadas mujeres que sin ser trans también los sobrepasan como las deportistas racializadas o las mujeres intersex que se han desarrollado como mujeres. Hay características que no necesariamente son correlación del sexo cromosómico”, añade el secretario general de PRISMA. 

“Hay muchas desigualdades que afectan al deporte y es un tema muy complejo, porque también podríamos decir que personas que sus padres son ricos tienen más posibilidades de llegar a entrenar bien y alimentarse bien y eso no implica que tendríamos que prohibir su participación en deportes de élite porque haya desigualdades inherentes en su historia de vida que les hace competir en condiciones distintas a los de padres pobres”, zanja Perera.

Tracking Pixel Contents