Copa del Rey

Una final de récord para Sevilla empañada por los altercados en el Centro y los accesos a La Cartuja

La ciudad se llenó y el nuevo Estadio se proyectó a nivel internacional, aunque de nuevo hubo incidentes, cargas policiales y problemas en las entradas al estadio y a las 'Fan Zones'

Celebración del primer gol en el Estadio La Cartuja.

Celebración del primer gol en el Estadio La Cartuja. / AP

Victoria Flores / Javier Alonso

Sevilla

A las 22.00 horas, el nuevo estadio de La Cartuja lucía una imagen espectacular. 70.000 aficionados inauguraban el tercer estadio más grande de españa con un espectáculo siempre único: una final de un clásico Madrid-Barça después de más de una década que además se retransmitiría en prácticamente todo el mundo. El impacto económico queda por encima de los 60 millones de euros por los hoteles y bares llenos durante el fin de semana. Pero el alcance es aún mayor si se evalua la proyección de la ciudad a nivel internacional y sobre todo de un nuevo equipamiento que tras las inversiones realizadas permite incrementar su agenda de eventos culturales y deportivos de primer nivel. Esta final era todo un escaparate.

Así lo reflejaba el propio presidente andaluz, Juanma Moreno, antes del inicio de un encuentro que ha tratado de abanderar y de protagonizar desde hace semanas: "El fútbol se inventó para partidos como estos y Andalucía es el mejor lugar para acogerlos. ¡Ambientazo espectacular en el Estadio La Cartuja!". No en vano es la Junta de Andalucía quien ha ejecutado una transformación del estadio y ha conseguido llegar a tiempo. Pese a esto, el protocolo mandaba. Y el principal puesto junto al Rey de España Felipe VI fue para la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero, quien además ha pasado a ser su principal adversaria política. Hubo diferencias como en 2024 por este tema, y la Casa Real, que es quien manda, tomó la decisión de no repetir y dar su sitio al presidente de la Real Federación Española de Fútbol, una institución que no anda ni mucho menos en su mejor momento de imagen pública. Moreno pasó a un segundo plano.

El nombre de Sevilla y el de Andalucía se vieron antes, durante y después de un partido histórico que venía a ser además el sexto de una serie contratada por un acuerdo entre administraciones para Andalucía que acaba este mismo año. Por eso, desde ayer por la noche, arranca otra negociación. Andalucía ha enseñado sus cartas y aspira a ser sede permanente de esta cita deportiva. Para eso, tiene su nuevo estadio.

A la altura de grandes eventos

Tanto el presidente andaluz, Juanma Moreno, como el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, subrayaron los días previos la capacidad de organización que tiene la ciudad de Sevilla y todas las administraciones implicadas. Desde el Gobierno central al Ayuntamiento. Y plantearon un dispositivo que trataba de resolver las carencias que se habían puesto en evidencia en ediciones anteriores.

El dispositivo policial se planteaba a la altura de un partido de alto riesgo como la final. Con más de 2.000 agentes de Policía Nacional, Local y Guardia Civil repartidos por la ciudad y especialmente en las zonas más conflictivas como el Centro de la ciudad. El ambiente de la calle probablemente no fue como el de otras finales con aficiones más pequeñas en términos cuantitativos pero menos acostumbradas a disfrutar de una final de estas características.

La Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Real Federación Española de Fútbol apostaron por establecer las dos 'fan zones' en la Cartuja. Una en el Parque del Alamillo y la otra en la bancada de la Avenida de Carlos III en un nuevo intento por reducir la presión del centro. Algo se logró pero la realidad es que las aficiones se centraron en Triana y en el Casco Histórico, especialmente en la Alameda de Hércules, en el caso del Madrid, y la Plaza Nueva en el Barcelona.

Incidentes en la calle

Y ahí arrancaron los dos problemas que han empañado de nuevo esta final de la Copa del Rey. En primer lugar, los desplazamientos de las aficiones a la Cartuja pusieron en evidencia desde primera hora las deficiencias de los accesos a la isla. Baches, desperfectos, falta de sombra, accesos limitados... El plan de choque que se había anunciado fueron algunas mejoras puntuales pero los problemas del entorno del estadio de la Cartuja perduran y los pudieron percibir más de 70.000 personas ayer. Un estadio de primer nivel con un entorno que sigue sin estar a la altura.

El Centro fue el segundo y principal problema. La afición del Barcelona F.C. fue adueñándose poco a poco de un entorno que debía estar protegido por su valor histórico-artístico y por ser el corazón de la ciudad. La Plaza Nueva o la Plaza de San Francisco fueron un botellón, con petardos, bengalas, fuegos artificiales, y actos vandálicos incluidos. El ambiente, como suele ocurrir en estos casos, se fue deteriorando e irrumpieron los grupos más violentos que protagonizaron altercados a primera hora de la tarde. De nuevo, la imagen de Sevilla asociada a una final de fútbol estuvo vinculada con cargas policiales, destrozos y alguna detención. El otro botellón fue en la Alameda de Hércules, completamente invadida por la afición del Madrid, entre ellos algunos grupos radicales, que protagonizaron incidentes sobre todo en la calle Feria.

A partir de las 19.00 no obstante empezaron los desalojos, de las Fan Zone y del Centro de la ciudad con destino a la Cartuja que recibió a los más de 70.000 aficionados con sus instalaciones relucientes tras una reforma en tiempo exprés. A partir de ahí llegó el espectáculo de un clásico con su tensión habitual, y una compleja salida del estadio con destino a los hoteles, pisos, trenes o aviones.

Era la sexta final en Sevilla, la de mayor alcance mediático y económico. Y ahora queda repasar el dispositivo y evaluar si es el cierre de un ciclo en Andalucía o como aspiran Juanma Moreno y José Luis Sanz el inicio de otra etapa con un estadio y una ciudad más consolidadas para finales de Copa del Rey, para la selección nacional, para el Mundial de 2030 y para cualquier evento deportivo de envergadura.

Tracking Pixel Contents