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La libreta del duque de chantada

Rokas Giedraitis: el último socio del Balneario Cocoon

Mel Otero

Mel Otero

En 1985 se estrenaba una película sin demasiadas aspiraciones, pero que acabó ganando dos Oscar de la Academia: actor de reparto y efectos visuales. Era la recreación del mito de la eterna juventud. Extraterrestres asentados en la Atlántida que cuando esta se hundió permanecen con vida dentro de grandes capullos rocosos en el fondo del océano. Un grupo de extraterrestres regresan 10.000 años después disfrazados de humanos a rescatarlos y, como paso previo a la vuelta a su planeta, depositan estas cápsulas en el fondo de la piscina de un club social. Allí, las aguas adquieren la energía vital de los extraterrestres y rejuvenecen a todos los que se bañan en la piscina comenzando por un grupo de ancianos de una residencia cercana que todas las noches se cuelan para darse un baño. Su director, Ron Howard, que luego rodaría Cinderella Man, el Código Da Vinci o Han Solo: Una historia de Star Wars, lanzaba su segundo éxito después de Splash.

La Laguna es un extraño caso de eterna juventud con jugadores que no sólo extienden sus carreras, sino que también logran hacerlo a su mejor nivel. Claro ejemplo es el excajista Giorgi Shermadini, que camina a sus 36 años a ser el MVP del primer mes de la competición o Marcelinho Huertas, que a sus 42 años está entre los mejores bases de la liga. Un equipo donde sus 10 jugadores más utilizados tienen una media de 35,1 años. Eso provoca que a su último fichaje, Rokas Giedraitis, con 33 años, los periodistas en su presentación le pregunten: ¿Vienes para estar muchos años en Tenerife? Respuesta: «Es posible, sí. Es la primera vez que mi mujer me da las gracias por elegir un sitio». El Balneario Cocoon donde Txus Vidorreta tiene la pócima de la eterna juventud.

Rokas nació 6 días después de que Lituania se colgara el bronce olímpico en los míticos Juegos Olímpicos de Barcelona 92, en la ciudad de Tauragé. Su familia respiraba baloncesto y siempre ha vivido acompañado de un balón naranja, aunque realmente no se tomó el baloncesto en serio hasta los 19 años. Su padre Robertas era su espejo y Mindaugas Zukauskas, compañero de su padre, su ejemplo, ya que su padre era un jugador muy defensivo. Un tema de conversación familiar recurrente. Formado en el equipo de su padre, el Siauliai, pasó por el Alba de Berlín de Aíto García Reneses, como muchos otros antes de llegar a la elite europea: Baskonia, Estrella Roja y ahora Tenerife.

Giedraitis no ha nacido con un talento especial para el baloncesto y su carrera está marcada por el trabajo duro como forma de desarrollo y supervivencia. Desde pequeño asistía a los partidos de su padre y luego analizaban vídeos juntos para mejorar su juego. Su madre ha viajado con el pequeño Rokas a todos sus partidos y siempre ha sido su gran apoyo emocional. Ahora llega a un club familiar donde se ha integrado como si llevara años jugando en la isla. Jaime Fernández y él son junto a la eterna dupla Shermadini – Huertas, los máximos responsables de que el equipo de Txus Vidorreta lidere la ACB. Son sólo 3 jornadas, pero la tendencia continúa.

El sábado, en el Santiago Martín de Tenerife, el equipo de Ibon Navarro afronta una nueva prueba de crecimiento y encaje de nuevas piezas. Eso sí, esta vez después de una semana completa de entrenamientos. Ganar sería confirmar un gran paso adelante, perder no debería suponer nada malo en el crecimiento de este equipo que debe seguir quemando fases en sus objetivos de la temporada. Carpe Diem…

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