Los Veintisiete asignaron en 2005 y 2004 el 27,1 por ciento de su PIB a la partida social, mientras que en 2003 la cifra ascendió al 27,2 por ciento. Y en España, la cifra de 2006 fue también inferior al 21,1% de 2005.

Francia (31,1 por ciento), Suecia (30,7) y Bélgica (30,1), son los países que destinan un mayor porcentaje de su PIB a la protección social, mientras que Letonia (12,2), Estonia (12,4) y Lituania (13,2), se sitúan en cola.

Según el estudio, las pensiones de vejez y de viudedad representan el 46 por ciento del presupuesto global, mientras que la partida destinada a los cuidados y prestaciones por enfermedad asciende al 29 por ciento.

Además, las prestaciones familiares y por minusvalía acumularon el 8 por ciento cada una, mientras que las ayudas por desempleo y las destinadas a paliar la exclusión social representaron el 6 y el 4 por ciento, respectivamente.

Las contribuciones a la seguridad social provienen principalmente de los impuestos (38 por ciento) y de las cotizaciones (59 por ciento).

En España se repite este patrón, ya que el 33,9 de las aportaciones tienen su origen en la recaudación de impuestos, mientras que el 63,9 por ciento proviene de las cotizaciones sociales.