Se están acercando fechas límites para que los congresistas y senadores de los Partidos demócratas (mayoría en el Congreso) y republicanos (mayoría en el Senado) se pongan de acuerdo para poder ampliar el techo de deuda. Si no sucede, provocaría que EEUU no emita más deuda de la que tiene actualmente.

Si no se llega a un acuerdo, el país se vería en ciertas dificultades para afrontar sus compromisos de pagos: salarios, gastos de administraciones, pagos de intereses, amortizaciones de deuda€

Ante la hipotética, aunque poco previsible, falta de acuerdo EEUU se podría encontrar ante tres escenarios:

1. El país entra en quiebra al no poder hacer frente a los intereses de deuda ni a las amortizaciones de la misma, solicitando quitas a sus acreedores que a su vez impondrían condiciones de austeridad muy duras que afectaría sin duda a la sociedad.

2. Pueden seguir intentando pagar sus deudas y por lo tanto tendrían que recortar otras partidas de gastos e intentar subir los impuestos. Sería una situación de austeridad máxima, incluso superior a la que vemos en países de la eurozona. Además, lo peor de este supuesto es que no sería algo definitivo ya que podría no bastar y finalmente entrar en quiebra

3. El presidente Obama ampliará el techo de deuda, apelando a la Constitución, que en su enmienda número 14 garantiza la validez de la deuda norteamericana.

Así pues, si no se llega a un acuerdo o bien no se ampliara de forma unilateral podríamos vernos en la situación que la economía norteamericana volviera entra en una crisis, incluso más brutal de la que salieron recientemente:

Los primeros afectados serían los tenedores de deuda americana, bancos y otros países, que verían como tendrían unas pérdidas que no se esperan y las consecuencias de un colapso del sistema financiero las tenemos muy frescas.

El consumo se estancaría, ya sea por la falta de financiación de los bancos o por subidas de impuestos o por recortes sociales que exigirían los acreedores para refinanciar o condonar parte de la deuda.

Los mercados financieros, evidentemente también se verían muy afectados:

-El mercado de deuda dejaría de verse como una inversión segura (si quiebra el país más rico del mundo, qué no puede pasar con otro tipo de deuda), por lo tanto habría un cambio de paradigma en este sentido.

-Las bolsas caerían con fuerza; no olvidemos que en bolsa se compran empresas, las cuales en recesión perderían valor, incluso algunas quebrarían; por no hablar del pánico generalizado que provocaría, y que tendría un efecto incluso peor que el de los datos objetivos. Eso sí a largo plazo sería positivo para las bolsas, ya que mucha inversión en deuda "segura" se trasladaría a la bolsa.

A nivel internacional, que posiblemente es lo que más le preocupa a los lectores, esta situación se extendería debido a varios factores:

-Muchos países tienen deuda de EEUU, por lo que les afectaría estas quitas de forma muy directa, con lo que las administraciones públicas de estos países sufrirían pérdidas y en algunos casos, como China y Japón (los país que más deuda americana tienen), muy severas.

-Al estar hablando de un quiebra de EEUU y la pérdidas directas sobre China y Japón, motores económicos a nivel mundial, afectaría a la balanza corriente (importaciones y exportaciones) de la mayoría de los países del mundo, tengan o no pérdidas directas por la quita de deuda.

-Problemas de financiación de todos los países, debido a que su deuda se consideraría un activo de riesgo, los países tendrán que ofrecer intereses muy superiores a los actuales suponiendo gastos adicionales a los que ya tenían.

En definitiva, sería un cambio de entorno económico, incluso superior a la crisis financiera cuyo momento más representativo fue la quiebra de Lehman Brothers, sin duda con un impacto muy inferior a lo que supondría quiebra de su propio país.

A pesar de todas estas consecuencias tan catastrofistas, en unos días nos olvidaremos de este tema (como olvidamos la posible ruptura del euro ola posible quiebra de España): evidentemente los dos partidos están condenados a entenderse y no querrán que sus electores les vean como los causantes de una nueva crisis mundial.

Luis García Langa / iAhorro