Una vez que los socios han rechazado prorrogar el rescate, Grecia se prepara para una semana en la que deberá compaginar la campaña del referéndum con graves problemas de liquidez y la probable imposición de control de capitales.

El presidente de la República, el conservador Prokopis Pavlópulos, manifestó su confianza en que el próximo domingo los ciudadanos mostrarán "madurez" y "determinación", pues "la gente sabe lo que está en juego".

Tras la aprobación la pasada madrugada del referéndum en el Parlamento, el presidente firmó el decreto correspondiente con el que se abre oficialmente esta breve campaña.

La consulta se celebrará el próximo domingo y para que su resultado tenga validez debe contar con una participación de al menos un 40 % de los votantes.

En la calle no se percibía hoy todavía ninguna señal de campaña, pero desde ayer las conversaciones en cafeterías, comercios o plazas versaban sobre esta nueva vuelta de tuerca de la crisis griega.

En los cajeros automáticos se empezaban hoy a notar los primeros síntomas de escasez, y allí donde todavía había colas era porque había dinero.

Otros cajeros -en cambio- se habían quedado ya vacíos, con pequeñas colas de gente, que se disolvían inmediatamente una vez que la gente detectaba la ausencia de dinero.

"Que no cunda el pánico, debemos defender nuestra dignidad", decía un hombre ya mayor a un pequeño grupo de personas, en su mayoría mujeres, que se encontraban delante de dos cajeros vacíos.

"Pero si yo no digo que no se trate de dignidad. Yo estoy aquí porque tengo que dar de comer a mis hijos", decía una mujer, mientras que otra respondía, casi excusándose por querer sacar dinero: "Mire, yo lo único que quiero es sacar dinero para mis compras de la semana".

La cuestión de fondo del referéndum es, por tanto, "decidir si se opta por la dignidad o por el dinero", se planteaba una tercera mujer en alusión a que un 'sí' en la votación del domingo volvía a abrir el grifo de los socios.

La encuesta del instituto demoscópico Kapa para el dominical To Vima, realizada entre el miércoles y el viernes, muestra que, en caso de celebrarse un referendo, un 47,2 % votaría a favor del acuerdo y un 33 % en contra. Otro sondeo, el del instituto Alco, apunta a un 57 % a favor de firmar el acuerdo y un 29 % a favor de la ruptura.

Estas encuestas deben tomarse con cautela pues se realizaron sin tener en cuenta que el Gobierno ha pedido el 'no', lo que podría llevar a algunos de los votantes de la coalición de Syriza y de los nacionalistas Griegos Independientes a darles su respaldo.

Si finalmente prospera el 'sí', se abren las puertas a retomar inmediatamente la negociación pero en el plano político se plantea la incógnita de si sería el actual Gobierno el que volvería a la mesa del diálogo.

Tsipras ha asegurado que respetará cualquiera que sea el resultado y ha asegurado que un rotundo 'no' de la población reforzará la posición del Gobierno en la negociación, pero desde el otro lado de la mesa, el mensaje ha sido que el diálogo se retomará solo en caso de una respuesta positiva de la población.