Un hipotética salida de Grecia del euro tendría numerosos perjuicios para la economía helena, ya que, en líneas generales, conduciría a sus habitantes a regresar a un estado de calidad de vida similar al de 1981, el mismo año en que ingresó en la Comunidad Económica Europea, el predecesor del actual -y tan odiado por Grecia - Eurogrupo.

La hiperinflación y la quiebra de los bancos serían las consecuencias más palpables de esa salida del euro, pero también habría algún que otro beneficio. Estos podrían ser algunos:

Devaluación

Grecia podría volver a tomar el control de su moneda si decidiese restaurar la que tuvo antes de pertenecer a la zona euro: el dracma. De esta manera, dictaría sus propias decisiones sobre la política monetaria. Devaluar la moneda implicaría que sería más ´sencillo´ exportar sus productos, porque serían más baratos para los mercados exteriores.

Por ejemplo, la industria del turismo, una de las más importantes del país y que aporta casi un quinto de su Producto Interior Bruto experimentaría un fuerte crecimiento. Los visitantes extranjeros encontrarían un país más barato, lo que estimularía su capacidad de gasto y a su vez podría generar un tirón en el empleo.

Productividad

El aumento de las exportaciones, si bien llegaría de forma paulatina, podría suponer un incremento de los recursos del país para luego hacer frente al gasto en materia social, como el de las pensiones. Si Grecia saliese del euro, debería estar obligada a realizar una política de autarquía económica. Es decir, debería procurar reducir al máximo sus importaciones de bienes extranjeros, porque le saldrían a un precio prohibitivo. Como contrapartida, el Estado se vería conducido a abastecerse de materias primas en su propio mercado, lo que podría servir para aumentar la productividad local.

Autonomía

Otro de los posibles beneficios tendría que ver con la autonomía de decisiones que podría tomar Grecia no solo en lo referente a su política monetaria, sino en la gestión de su deuda, probablemente el problema más acuciante que arrastra. A pesar de que el país podría tener vetado su acceso a los mercados internacionales de financiación, podría ser más autónomo para decidir cómo y cuándo devolver su deuda.

Actualmente, gran parte de los ingresos que recauda Grecia se destinan al pago únicamente de los intereses. Si actuase bajo su propia soberanía, podría destinar parte de esos ingresos a otras áreas, como el fomento del empleo y la competitividad. Argentina aplicó una receta similar tras el ´corralito´ de finales de 2001.