Los planes de pensiones deberían dejar de ser un simple vehículo de desgravación fiscal y convertirse cada vez más en un importante producto para complementar una incierta pensión pública futura, en forma de capital y fundamentalmente en renta. Para ello, no es tan importante realizar grandes aportaciones cuando se acerca la jubilación sino comenzar cuanto antes con dos claros beneficios:

- Aportar menos cantidades.

- Beneficiarnos más de las ganancias obtenidas, ya que estas se capitalizan, es decir, se acumulan a lo que vamos aportando.

Esto significa que tendríamos una larga duración con los planes de pensiones, pluralizando ya que una de sus más importantes ventajas está en que podemos traspasarlos. Esto nos permite ajustar el riesgo a nuestras necesidades y gustos, apostar por activos que puedan aportar más aunque tengan pérdidas y cambiarlos según nos acerquemos a la edad de jubilación. También es importante señalar el horizonte a largo plazo de estos productos, y no perder esa perspectiva. Si invertimos en planes de renta variable (bolsa), por ejemplo, podemos encontrarnos con pérdidas puntuales por lo que debemos de siempre dejarlos un tiempo prudencial y no invertir en ellos, para disminuir riesgos, en los últimos años antes de la jubilación.

Planes para los que busquen más seguridad

A la hora de elegir nuestro plan de pensiones debemos tener muy en cuenta nuestra posición frente al riesgo. Si no queremos arriesgarnos, o ya tenemos muy cercana nuestra edad de jubilación nos encontramos con tres categorías adecuadas, señalando su rentabilidad obtenida (anualmente) en los cinco últimos ejercicios:

- Renta fija a corto plazo: No invierte nada en bolsa, todo en productos de renta fija pero con una duración inferior a los dos años, por lo que la mayoría son productos como las Letras del Tesoro. Ventajas, son productos de rentabilidad estable que no varía mucho en el tiempo, pero en el lado contrario, al invertir en más corto plazo se centran en productos como Letras del Tesoro, que con tipos de interés a nivel global cercanos al 0%, nos dan una rentabilidad muy limitada, incluso si añadimos comisiones, se puede acabar con resultados levemente negativos.

El mejor producto de Renta Fija a Corto Plazo actualmente (datos a 30/09 del 2016) es Caminos Dinero PPI, de Banco Caminos, que invierte en Renta Fija Europea a Corto Plazo, acumula una rentabilidad media anual del 3,71% a 5 años. Le sigue Renta 4 Renta Fija Corto Plazo de Renta 4, con un 3,04% que compra activos de renta fija con una duración máxima de 24 meses.

- Renta fija a largo plazo: Su cartera tampoco invierte en bolsa, pero a diferencia de la renta fija a corto plazo, si pueden tener productos que duren más de dos años, como son bonos y obligaciones. Siguen siendo productos seguros, y al ser a largo plazo tienen una mayor rentabilidad, pero también aumenta su riesgo, ya que según varíen los tipos de interés en el mercado lo hace el valor de la cartera, por ello son más aconsejables si nos quedan al menos 5 años para nuestra jubilación.

En Renta Fija a Largo Plazo las rentabilidades supera en casi dos puntos al corto plazo. Lo lidera Barclays P Solidez 3, 5,62% anual, ya gestionado por Caixabank desde la integración de las operaciones de Barclays en España al banco español. Le sigue Cupon Premium DB, de Deutsche Bank con un 5,53% que invierte mayoritariamente invierte en activos de renta fija española: Cédulas hipotecarias, Bonos de Agencias respaldadas por el Reino de España, Bonos corporativos y Bonos de Comunidades Autónomas

- Garantizados: Es la categoría más segura, en cuanto existen una garantía interna que garantiza el capital y un rendimiento. Por ello, son productos adecuados si lo que buscamos es saber nuestra ganancia, aunque sea limitada, sin correr riesgos, y recomendables para quienes no les guste el riesgo o también tienen cercana su edad de jubilación. Eso sí, en este caso, hay que asegurarse que el momento en el que finaliza el plan, es decir, tenemos derecho a cobrar la garantía se produzca antes de llegar la edad de jubilación y pedir el rescate del plan.

Las comisiones, las enemigas ocultas

Pero antes de centrarse en la rentabilidad, no debemos olvidar un punto fundamental, las comisiones que en un producto tan a largo plazo supone un pago más que importante. Las comisiones son enemigas "ocultas" porque no vemos el cobro, se resta en la rentabilidad del producto. Esta última es desconocida, pero las comisiones no. Por ello un punto fundamental a la hora de elegir un plan está estudiar las comisiones que se reflejan en su folleto y elegir entre los más económicos.

Hay dos tipos de comisión, la más importante es la de gestión, con un importe máximo de 1,5% anual del valor de las cuentas de posición. Opcionalmente, el límite indicado podrá sustituirse por el 1,2% anual del valor de las cuentas de posición más el 9% de la cuenta de resultados. La segunda comisión es la de Depósito con un importe máximo del 0,25% anual del valor de las cuentas de posición. Cualquier ahorro con respecto a estas comisiones máximas nos repercutirá positivamente a la hora de cobrar nuestro plan.