El Banco de España mantiene que la economía crecerá el 2 % en 2019, el 1,7 % en 2020 y el 1,6 % en 2021, y añade un 1,5 % para 2022, lo que da continuidad a una expansión basada en la recuperación gradual del mercado exterior y en la fortaleza de una demanda interna ayudada por la bajada del petróleo.

La entidad avisa de que persisten los riesgos a la baja, fundamentalmente por eventuales amenazas en el contexto exterior, pero también por la incertidumbre política en el ámbito nacional, donde no ve los elementos necesarios para retomar la consolidación fiscal ni para impulsar el crecimiento de la economía.

En este contexto, el Banco de España eleva una décima, hasta el 2,5 % del PIB, la desviación del déficit público para 2019, medio punto por encima de la meta comprometida por el Gobierno, lo que implicaría una corrección nula respecto a 2018, de acuerdo con las proyecciones macroeconómicas publicadas este lunes por la entidad.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha apuntado que los ingresos públicos se están desacelerando ligeramente, en particular la recaudación del pago fraccionado de octubre del impuesto de sociedades, que en 2018 fue muy alta, al tiempo que hay un mayor dinamismo del gasto público.

Para el resto del periodo, prevé que el déficit público se corrija exclusivamente por el efecto favorable del ciclo económico y por la continuación de la reducción del coste medio de la deuda en un contexto de unos tipos de interés muy bajos, sin que se produzcan mejoras en el saldo estructural.

De esta forma, el déficit público bajaría al 2,1 % del PIB en 2020, al 1,8 % en 2021 y al 1,4 % en 2022, previsiones que empeoran respecto a la anterior proyección del Banco de España, ya que asume que las pensiones se revalorizarán anualmente en línea con el IPC "dada la aparente coincidencia de criterio entre las distintas fuerzas políticas en torno a esta cuestión".

Anticipa que el empleo irá disminuyendo progresivamente en línea con la ralentización económica, aunque para 2019 ha mejorado en dos décimas la previsión de creación de puestos de trabajo, que aumentará al mismo ritmo del 2 % que la economía.

El aumento de la ocupación permitirá que la tasa de paro siga descendiendo, aunque menos que en años anteriores, desaceleración que reflejará también al repunte de la población activa, con lo que el desempleo se situaría en el 12,6 % al final del periodo.

Apunta a un crecimiento para el cuarto trimestre similar al del tercero, del 0,4 %, ya que los indicadores conocidos hasta el momento reflejan el mantenimiento del ritmo de avance del PIB.

El crecimiento económico seguirá descansando en buena medida en el dinamismo del gasto de los hogares, aunque su contribución al PIB será más reducida que en los últimos años, debido a que se apoyará más en la recuperación de los salarios que en la creación de empleo, con un crecimiento de la remuneración por asalariado en torno al 2 % anual.

El consumo se verá frenado por el esperado aumento de la tasa de ahorro en un entorno de incertidumbre, además de porque ya casi se ha agotado la demanda embalsada de bienes duraderos que se generó durante la crisis, según la fuente.

La inversión empresarial avanzará a menor ritmo que en los últimos años, aunque para este año el Banco de España la ha revisado casi dos puntos al alza, hasta el 4,1 %, igual tasa que a cierre de 2018.

Para la inversión residencial prevé que la desaceleración sea mayor, tras crecer a ritmos muy elevados en los años iniciales de la recuperación, por lo que la ha revisado a la baja en 0,9 puntos para 2019 y 2,3 puntos para 2020.

Las exportaciones se han revisado a la baja para todo el periodo por la evolución menos dinámica de los mercados internacionales, pero con tendencia a recuperarse, de manera que la contribución de la demanda exterior al crecimiento del PIB será todavía positiva en 2019, ligeramente negativa en 2020 y prácticamente nula en el bienio posterior.