Renault presentó este viernes un plan de ajuste con el que pretende reducir en unos 2.150 millones de euros su estructura anual de costes y que supondrá la supresión de unos 15.000 empleos en el mundo, sin despidos, de los cuales 4.600 en Francia.

El grupo automovilístico francés insistió en un comunicado en que esa reducción de efectivos, que afectará al 8 % de su plantilla global y se escalonará en los tres años de puesta en marcha completa del plan, la hará con "un diálogo ejemplar" con los representantes de los trabajadores y con las autoridades locales en cada país.

En concreto, aplicará "medidas de reconversión, de movilidad interna y de salidas voluntarias". El recorte anunciado deja de lado la cuestión de en qué medida seguirá recurriendo o no a interinos y trabajadores con contratos temporales.

Renault reducirá sus capacidades de producción de cuatro millones de vehículos en 2019 a 3,3 millones en el horizonte de 2024.

De entrada, suspende los proyectos que tenía para incrementar sus capacidades de fabricación en Marruecos y Rumanía, ajustará las de Rusia y procederá a una "racionalización" de sus plantas de cambios de velocidades en el mundo, aunque no cerrará ninguna de ellas.

En Francia, aunque tampoco habrá cierre de factorías de forma inmediata, la compañía estudia el futuro de varias de ellas, para lo cual maneja cuatro hipótesis de trabajo que van a ser sometidas a un proceso de concertación con la representación sindical y con las autoridades.

Las fábricas de Douai y de Maubeuge, en el norte del país cerca de la frontera belga, conformarán un "centro de excelencia", y mientras la primera a partir de 2021 ensamblará vehículos eléctricos, la segunda continuará dedicada a las furgonetas.

La de Dieppe (noroeste), donde ahora únicamente se ensambla el modelo Alpine (con una cadencia mínima de 7 unidades al día), será objeto de "reflexión" cuando ese coche deportivo llegue al final de su ciclo.

Las actividades de Choisy le Roi, cuyo futuro está en suspenso, se trasladarán a la de Flins, que dejará de ensamblar vehículos cuando se ponga fin a la producción del eléctrico Zoe y se convertirá en "un ecosistema de economía circular".

Por último, habrá una "revisión estratégica" para definir el destino de las instalaciones de la Fonderie de Bretagne.

Renault no quiso precisar en qué medida afectará a los otros países donde tiene actividad el recorte de plantilla de 10.000 empleados, que vinculó con las tres líneas de acción del programa de ajuste de los costes fijos.

La primera, con un objetivo de 800 millones de euros, es la mejora de la eficacia en ingeniería, que pasa por una racionalización en la concepción de vehículos (con la reducción de componentes o una mayor estandarización) y por localizar las "tecnologías estratégicas con gran valor añadido" en sus centros de la región de París.

La segunda, con 650 millones de euros, es la optimización de su aparato industrial; y la tercera, con 700 millones, afecta a los gastos generales y de mercadotecnia, que deberán disminuir entre otras cosas con un mayor recurso a herramientas digitales.

Renault estima que aplicar su plan de ajuste le costará unos 1.200 millones de euros.

El presidente del consejo de Renault, Jean-Dominique Senard, afirmó que todas estas evoluciones "son fundamentales" para garantizar el futuro de la empresa y "su desarrollo a largo plazo".

En una línea paralela, la directora general interina, Clotilde Delbos, explicó que con los ahorros esperados se pretende "restablecer nuestra rentabilidad global y asegurar nuestro desarrollo en Francia e internacional".

Este plan, que en parte responde al hundimiento del mercado automovilístico por la crisis del coronavirus, tiene su origen en los malos resultados del grupo del rombo en 2019, cuando por primera vez en diez años tuvo que encajar pérdidas, en concreto 141 millones de euros.

Los empleados españoles, en vilo

Los casi 14.000 trabajadores que el Grupo Renault tiene en España están pendientes de las consecuencias que pueda tener el anuncio de la multinacional automovilística francesa de que acometerá un ajuste para reducir costes que conlleva la supresión de unos 15.000 empleos en todo el mundo.

Al respecto, un portavoz de Reanult España ha indicado a Efe que el ajuste de plantilla se hará sin despidos, mediante jubilaciones anticipadas, voluntarias y negociadas con los representantes de los trabajadores.

El grupo francés cuenta en España con casi 14.000 empleados a través de diversas sociedades, entre ellas Renault España, que engloba fábricas, ingeniería y servicios corporativos y en la que trabajan 11.650 trabajadores.

Este viernes Renault ha presentado en París un plan de ajuste con el que pretende reducir en unos 2.150 millones de euros su estructura anual de costes, que afectará al 8 % de su plantilla global y se escalonará en tres años, aunque aún no se conoce el alcance de esta medida en España.

El 16 de marzo, dos días después de aprobarse en España el estado alarma, la empresa decidió parar toda su actividad industrial en España y anunció la aplicación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para los más de 11.000 empleados de Renault España.

En el primer trimestre de este año, Renault perdió más de 5.000 millones de euros tras caer su facturación un 19,2 %. Sus ventas de vehículos sufrieron un recorte del 25,9 %, hasta 672.962 unidades.

En España, la cifra de ventas alcanzó los 182.026 vehículos, un 3,3 % menos que en el mismo periodo del año anterior.

El grupo mantiene abiertas en España cuatro fábricas, en Palencia, Sevilla y Valladolid (donde cuenta con dos, una de carrocería-montaje y otra de motores).

Según indica Renault en su web, la fábrica de Palencia, inaugurada en 1978, cuenta con una superficie total de 323.081 metros cuadrados de superficie construida, y en la actualidad produce la gama Megane y Kadjar y exporta el 85 % de su producción.

En Valladolid se sitúa la primera fábrica que el Grupo fundó en España, inaugurada la unidad de Carrocería en 1966 y la de Montaje en 1972, fusionadas en 1995. La de Motores se inauguró en 1965, y cuenta con tres talleres y una planta de inyección de aluminio.

Es aquí donde la compañía tenía previsto producir su primer coche híbrido enchufable, en una versión del modelo Captur.

La de Sevilla, por su parte, se dedica a la fabricación de cajas de velocidades desde 1966, y cuenta con una superficie de 211.842 metros cuadrados.