Reforma laboral

Reforma laboral: el Gobierno plantea una nueva propuesta de temporalidad

El nuevo documento del Ejecutivo aborda el abandono de la nueva regulación de los ERTE que se propuso por sorpresa en la última mesa de negociación

Desayuno de Sánchez con sindicatos y agentes sociales.

Desayuno de Sánchez con sindicatos y agentes sociales. / EFE

Rafa Bernardo

En pensiones no fue posible el acuerdo, pero sindicatos, empresarios y Gobierno siguen trabajando en la mesa de mercado de trabajo con el objetivo de llegar a un pacto de aquí a final de año, y de la reunión de este miércoles los agentes sociales salen con un nuevo documento del Gobierno que presenta una importante novedad y una ausencia. Lo nuevo: una propuesta diferente de regulación de la temporalidad, después de que se comprobase que la idea de limitarla al 15% en todas las empresas no encontraba buena acogida en CEOE. La ausencia: la relativa a los ERTE, porque el Ejecutivo admite que su último documento (una alambicada propuesta de 27 folios, que recargaba con aportaciones de Economía e Inclusión la sucinta redacción que hasta entonces manejaba Trabajo) no gusta nada ni a sindicatos ni a patronales. Por ello, según fuentes de la negociación han anunciado que van a hacer un rediseño de este mecanismo que presentarán en el próximo encuentro, el viernes.

"La nueva regulación de la temporalidad busca, según fuentes de la negociación, atraer a los empresarios a un posible acuerdo"

La nueva propuesta del Gobierno en materia de temporalidad busca, según fuentes de la negociación, atraer a los empresarios a un posible acuerdo, e incluye la posibilidad de celebrar contratos temporales en las actividades ocasionales (por ejemplo, el empaquetado de regalos en Navidad) por un máximo de tres meses; hasta ahora, los textos del Ejecutivo proponían reconducir este tipo de empleo en su integridad a los contratos fijos-discontinuos (que siguen, en todo caso, siendo la referencia para las contrataciones de temporada, según el documento). Además del límite temporal, se establecería otro techo en función del tamaño de la empresa: este tipo de contrataciones eventuales sólo podría hacerse a un empleado en las empresas de hasta cinco trabajadores, a dos en las empresas de hasta diez, y para empresas de más volumen, a partir de las decenas de trabajadores, se fijarían porcentajes máximos que serían todavía más altos para un sector en concreto: el agrario, que por la naturaleza de su actividad presenta tasas de temporalidad muy elevadas.

Es otro guiño a la patronal, se hace más flexible la propuesta para labores de alta temporalidad, como el sector agrario, que se oponía vehementemente a la propuesta del 15% con el argumento de que, por la propia naturaleza de su actividad, la eventualidad supera allí en estos momentos el 50%.

Misma propuesta en negociación colectiva

En lo relativo a la negociación colectiva (caducidad de los convenios, prioridad aplicativa de los pactos de sector sobre los de empresa y subcontratación) se mantiene la redacción adoptada hace meses y que cuenta con el visto bueno de los sindicatos, y también se conserva el replanteamiento del contrato de obra en la construcción para acercarlo a una figura indefinida combinando el desempeño de los distintos trabajos con la realización de cursos de formación entre una obra y otra. En los contratos formativos, también la redacción de las últimas veces se mantiene en sus líneas esenciales, introduciendo algunas novedades relativas a los tiempos máximos de las diferentes fórmulas de contratación: según ha explicado UGT "el periodo en el que se podrán suscribir será entre tres meses y dos años para los de alternancia [...] y de seis meses a un año para los contratos de adquisición de práctica profesional", además de unificar el periodo de prueba a un mes. Según el sindicato, queda pendiente la determinación de la edad máxima a la que se pueden hacer este tipo de contratos y de "si se acepta o no la posibilidad de suscribir contratos formativos a tiempo parcial".

Según estas fuentes, el encuentro se ha desarrollado en un tono cordial, aunque -aseguran- el interlocutor que más dificultades ha puesto a los textos ha seguido siendo, como en anteriores ocasiones, la CEOE.