Protestas

Un total de 5.000 agricultores y ganaderos e toda España toman las calles de Murcia

El sector primario lanza un grito de auxilio ante la pérdida “cada día” de pequeñas y medianas explotaciones por los costes de producción, bajos precios y el encarecimiento del agua

Estas son las imágenes que nos ha dejado la manifestación de agricultores en Murcia.

Estas son las imágenes que nos ha dejado la manifestación de agricultores en Murcia. / ISRAEL SÁNCHEZ

Alberto Sánchez | @asanchez777

Las protestas agrarias en Murcia nunca dejan indiferente a nadie. Con los tractores pisando el asfalto de la capital y miles de agricultores y ganaderos parando el sector por un día en una comunidad con una importante presencia del campo en su actividad económica, las movilizaciones en la Región atraen la atención de toda España.

Tras dos años desde la última gran movilización en Murcia del sector agrario y una pandemia de por medio, el campo se siente más asfixiado por un conjunto de agravios que hacen restar rentabilidad a la agricultura y ganadería. La discordia por el impacto de esta actividad en el medio ambiente y las reivindicaciones para no agrandar el problema de la despoblación han estado en esta ocasión muy presentes en esta manifestación que definen como “histórica”.

Las principales organizaciones agrarias de la Región, Coag, Asaja y UPA, han logrado reunir a 5.000 trabajadores del campo y a 500 tractores y camiones llegados de todas las comarcas murcianas y de provincias cercanas como Alicante y Almería. Empresas, cooperativas y pequeños y medianos explotaciones han parado hoy para ejercer “una unidad de acción” frente a las administraciones regionales y estatal.

En esta movilización por las calles de la capital se ha intentando buscar un punto de apoyo para la actividad agraria tras las escenas violentas que se produjeron en Lorca semanas atrás por la regulación de las explotaciones ganaderas. “Somos gente honrada, producimos alimentos de calidad para todo el mundo. El sector se ha echado a la calle para lanzar un llamamiento de urgencias: el campo se muere”, señalaba al término de la protesta el presidente de COAG Murcia, José Miguel Marín.

Los costes de producción “inasumibles” por el encarecimiento “desorbitado” de las materias primas o unos precios bajos en origen es el tronco principal de esta protesta frente al recorte “inasumible” del Trasvase Tajo-Segura. Pero en esta protesta ha estado presente, y mucho, Europa. A las instituciones comunitarias ha lanzado fuertes críticas el presidente de Asaja Murcia, Alfonso Gálvez: “El sector es víctima del peor comunismo y del peor capitalismo. La democracia exige que los políticos trabajen para el pueblo y los sectores económicos”.

Murcia es una parada más del ‘tour’ de protestas del campo, que tendrá sus siguientes movilizaciones en Ciudad Real, Valencia y con una guinda en Madrid el 20 de marzo donde se exigirán “mesas de negociaciones donde se planteen medidas reales”. Gálvez avisa: “Si no hay soluciones inmediatas, habrá que plantear otro tipo de acciones, sin violencia, pero para dejar claro que si el sector para, la sociedad no come”.

El prestigio del sector ha salido a debate en esta protesta: macrogranjas, contaminación de suelos y acuíferos o bienestar animal. “Hoy hemos recuperado el reconocimiento social, nos han aplaudido. Hay sectores que se han empeñado en meternos a todos en el mismo saco llamándonos agroindustria, pero aquí, en esta calles, hay pequeños y medianos agricultores que están buscando futuro”, subrayaba Marcos Alarcón, secretario general de UPA Murcia, ante los manifestantes congregados frente a la Delegación del Gobierno.

“Cada día” se pierden “pequeñas y medianas explotaciones”. Marín arengaba a los manifestantes con un titular claro: “Queremos normas que nos ayuden, no boletines oficiales que cada día sacan algo que nos complica un poco más nuestro trabajo”.

De vuelta a casa se encuentran ya las columnas de tractores que de madrugada han arrancado sus motores para concentrarse en Murcia. El sector ha querido dejar claro que el grito se ha escuchado y ahora le pelota está en el tejado de las administraciones.