El éxodo de marcas en Rusia presiona el futuro de Inditex en su quinto gran mercado

El gigante textil tiene 527 tiendas y 9.100 trabajadores en el país, que supone cerca del 10% de su resultado antes de impuestos | Mango, H&M, Ikea y Apple dejan de operar

Tiendas de Massimo Dutti y de Zara en Moscú.

Tiendas de Massimo Dutti y de Zara en Moscú. / INDITEX

Julio Pérez

La principal tienda de Zara en San Petersburgo conserva la huella de los Martens, la familia dedicada a la venta de pieles que compró el edificio de estilo neoclásico en 1870. Su nombre está bien visible en lo alto del inmueble y el emblema de la saga de comerciantes –un oso polar sosteniendo una esfera– sigue intacto en la fuente del patio interior. Fue una tienda, una boutique de moda después y, tras la II Guerra Mundial, se convirtió en la primera Casa de Modelos de la antigua URSS para impulsar las nuevas tendencias de vestuario del país y apoyar a diseñadores emergentes. Por su historia y la espectacular arquitectura exterior que ejemplifica la gran estrategia de marketing de Inditex a pie de calle, el establecimiento aparece habitualmente en las presentaciones públicas de la compañía para ilustrar la globalidad del negocio. A ella echó mano el todavía presidente, Pablo Isla, durante el lanzamiento del plan estratégico hasta 2022, centrado en la digitalización, la integración total de los espacios físicos y el canal online y la sostenibilidad para afianzar la recuperación pospandemia. La tienda simboliza ahora el otro enorme desafío del gigante textil gallego ante la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

“Inditex está siguiendo muy de cerca la situación. La seguridad de los integrantes de nuestra plantilla y de sus familias es nuestra prioridad y vamos a ir tomando las decisiones adecuadas a los acontecimientos”, aseguraba la compañía hace una semana, cuando comenzó la invasión de las tropas de Putin. Las 79 tiendas de Ucrania echaron el cierre. Las 527 de Rusia, el segundo país con más establecimientos después de España, continúan abiertas, a la espera de cómo evoluciona la guerra y las fortísimas sanciones que tanto la UE como EE UU están ejecutando para asfixiar la economía rusa y frenar sus ataques al estado vecino. “Todos estamos pendientes de lo que haga”, explican en el sector, donde empieza a extrañar el silencio de la multinacional mientras crece el éxodo de grupos empresariales de Rusia.

H&M, eterna competidora de Inditex, ya suspendió “temporalmente” la actividad en Rusia. “El grupo está profundamente preocupado por los trágicos acontecimientos en Ucrania y apoya a todas las personas que están sufriendo”. Las británicas Burberry y Asos tampoco venderán en el país ni enviarán mercancía. A media tarde de ayer se conocía la postura de Mango, la segunda textil española por volumen de facturación: “Por responsabilidad con nuestros ochocientos compañeros en Rusia, así como con nuestros franquiciados y partners, hemos tratados de proteger la operativa en el país hasta el último momento –indica en un comunicado–. Sin embargo, finalmente Mango ha tomado la decisión de cesar temporalmente sus operaciones en Rusia”. La firma cuenta con 120 tiendas, de las que 65 están en régimen de franquicia. Estas podrán seguir operando “y distribuyendo prendas de Mango en función de su disponibilidad actual de stock” porque no habrá nuevos suministros.

Inditex juega en otra liga. Su presencia en Rusia multiplica por más de cuatro la red de Mango y emplea a 9.119 personas, una prioridad para la compañía allí y en Ucrania, donde tiene a otros casi 1.200 trabajadores. “Es una encrucijada fundamental para el grupo, una de las grandes decisiones que afectan a su imagen pública y, a la vez, al negocio por las ventas o las acciones que pueda desarrollar Putin para frenar la huida de la inversión”, cuenta a FARO un alto cargo de la industria de la moda. Solo Rusia supone casi el 10% del resultado antes de impuestos de Inditex. Fueron 86 millones de euros en 2020, el ejercicio del COVID-19, y 229 en el último año prepandemia, su quinto gran mercado. Desde su desembarco en 2003, sobre Rusia pivotó la expansión de Zara y el resto de cadenas en Europa y los países del Este. Incluso en 2014, en pleno desplome del rublo por la mezcla de las sanciones internacionales tras la anexión de Crimea y la caída en picado del precio del petróleo, Inditex operó con normalidad.

“Haga lo que haga lo tiene muy difícil –reconoce otra directiva del sector a este periódico– porque, incluso en el mejor de los escenarios, la más que previsible crisis económica en Rusia dañará sus cuentas por su gran exposición al país”. En la boca de los expertos del retail y la moda consultados por FARO se repite una misma idea: responsabilidad social corporativa. Es la otra joya en juego para el imperio fundado por Amancio Ortega, justo en un momento de transición para alejarse del fast fashion y el relevo en la cúpula con la salida de Isla y la llegada de Marta Ortega a la presidencia no ejecutiva. Al igual que otras muchas empresas del textil, en las últimas horas confirmaron su ruptura con el país Ikea, Apple, referentes del sistema financiero, grandes energéticas, plataformas como Netflix o Disney. “Es muy difícil que pueda esperar a hablar a la presentación de resultados en dos semanas, es una cuestión de reputación e incluso de problemas con los aprovisionamientos”, señalan desde el sector.

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Después de la travesía en el desierto que el negocio de la moda pasó con la llegada del COVID-19, y que en su caso, además, coincidió con el arranque de su ejercicio fiscal de 2021, Bimba y Lola recuperó su ambiciosa expansión geográfica como receta para espantar la crisis. La firma de las hermanas María y Uxía Domínguez llevaba una trayectoria meteórica hasta la pandemia, convirtiendose en muy poco tiempo –nació en 2005– en una de las marcas más populares y vanguardistas del textil made in Spain.

Entre sus próximos pasos para alimentar el cambio de ciclo estaba Rusia, donde preveía abrir el ecommerce a lo largo del primer semestre de este año. La estrategía en el país incluía también la presencia física, para lo que lanzó a finales de 2021 una filial y buscó acuerdos con socios locales. Esperaba inaugurar establecimiento en centros comerciales de Moscú y San Petersburgo. La compañía viguesa avanzó ayer a FARO que sus planes se han cancelado de momento.

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