Datos macroeconómicos

El FMI rebaja un punto la previsión de crecimiento de España y la deja en 4,8%

El organismo prevé que el país acabe 2022 con una inflación media del 5,3% y una tasa de paro de 13,4%, la segunda más elevada de Europa | La guerra de Ucrania empeora “significativamente” las perspectivas globales, eleva riesgos y crea una incertidumbre inusitada

Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional.

Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional. / EFE

Idoya Noain

Las perspectivas económicas globales que periódicamente presenta el Fondo Monetario Internacional (FMI) se han deteriorado, principalmente por la guerra de Ucrania, cuyos efectos económicos el organismo compara con las “olas sísmicas que emanan de epicentro de un terremoto” y que, se advierte, “ha elevado la probabilidad de amplias tensiones sociales por los precios más altos de energía y alimentos”.

En ese contexto, España no escapa a la crisis, una que el organismo advierte que está envuelta en una incertidumbre inusitada y que llega cuando la economía aún no se había recuperado plenamente de los efectos de la pandemia, presenta riesgos incrementados “de forma acentuada” y registra una inflación que el FMI ahora calcula que “se mantendrá elevada por mucho más tiempo que en las estimaciones anteriores”.

En el Informe de Perspectivas Económicas presentado este martes en Washington el FMI cifra en 4,8% el crecimiento que registrará España este año. Ese dato representa una rebaja de un punto respecto a los cálculos que presentó en enero. También se rebajan medio punto las estimaciones para 2023, que ahora quedan en un crecimiento del 3,3%.

Son cálculos algo mejores de los últimos que presentó a principios de abril el Banco de España pero siguen muy lejos de las proyecciones del Gobierno, que oficialmente aún maneja perspectivas de un aumento del 7% del PIB en este 2022. El Ejecutivo, no obstante, actualizará su cuadro macroeconómico en el Plan de Estabilidad 2022-2025, que debe presentarse a Bruselas antes de fin de mes, y este lunes el presidente Pedro Sánchez ha admitido en una entrevista en Antena 3 que habrá una revisión a la baja del PIB, aunque no ha precisado el alcance de la corrección en las cifras.

El ajuste en las previsiones del FMI para España este año es ligeramente mejor que el que se ha realizado para la zona euro, donde la rebaja respecto a los cálculos de enero es de 1,1 puntos y el crecimiento queda en el 2,8%. Y aunque en 2023 las previsiones españolas empeoran tres décimas más que las de la zona euro, con el 3,3% de crecimiento previsto para el año próximo España sigue por encima de la media de esa zona euro (2,3%) y con mejores perspectivas que Alemania (2,7%), Francia (1,4%) o Italia (1,7%).

Son las economías alemana e italiana, que tienen sectores de manufactura más grandes y más dependencia en importaciones de energía de Rusia, las que han visto una revisión a la baja más acentuada. Pero el empeoramiento de las previsiones en la zona euro no se traduce en el miedo a una recesión . De hecho, en la rueda de prensa de presentación del Informe de Perspectivas Económicas, Petya Koeva, subdirectora del Departamento de Investigación del FMI, ha asegurado respecto a una potencial recesión que el organismo "no la tiene prevista".

Paro e inflación

Respecto a la tasa de paro, incluso con una mejoría en comparación a las anteriores previsiones y a los datos de 2021, España sigue contando con el segundo peor dato de toda Europa, solo por detrás de Grecia. En 2022 el FMI calcula que ese índice de desempleo alcanzará el 13,4% y en 2023 solo mejorará hasta el 13,1%. En lo que se denomina la Europa avanzada esos porcentajes son del 6,5 % y 6,4 % y en la zona euro de 7,3% en 2022 y 7.1% en 2023.

En inflación, los cálculos del último informe del FMI sitúan a España equilibrada con la zona euro, con una previsión para este año de una subida media anual de precios del 5,3%. En 2023, la media española se sitúa por ahora en 1,3%, mejor que el 2,3% de la zona euro. Y son datos que contrastan con las elevadas subidas de los precios que se esperan, por ejemplo, en Estados Unidos (7.7) o Reino Unido (7.4).

La guerra, un terremoto

Globalmente el FMI proyecta un descenso del crecimiento desde el 6,1% que se registró en 2021 al 3,6% que se estima tanto este año como el próximo, datos que representan respectivamente 0,8 y 0,2 puntos menos de lo que se preveía en enero. Y el cuadro general es de unas perspectivas económicas globales que han empeorado “significativamente”, deterioro que se atribuye principalmente a la guerra de Ucrania y a las sanciones impuestas a Rusia. El conflicto, se asegura, no solo está ralentizando el crecimiento sino que eleva aún más la inflación.

Esa subida acelerada de los precios va a dañar sobre todo a los hogares de más bajos ingresos en todo el mundo. Y golpea especialmente a las poblaciones vulnerables en países de bajos ingresos, y en particular a las naciones que a menudo concentran sus dietas en un solo tipo de grano y que están particularmente expuestas a los cambios en los precios de cereales básicos.

Los nuevos cierres en China para combatir el coronavirus han ralentizado la actividad y se advierte que podrían provocar nuevos cuellos de botella en las cadenas de suministro globales. Y aunque el FMI dice que espera una resolución gradual de desequilibrios entre oferta y demanda que eventualmente relajará la subida de los precios, también asegura que la incertidumbre “es considerable, mucho más allá de los parámetros habituales”, y avisa: “las condiciones podrían deteriorarse significativamente”.

Presión inflacionaria

Las presiones inflacionarias son “más elevadas, amplias y persistentes” y han llevado a ajustes en la política monetaria, con subidas de tipos de interés que se calcula que seguirán creciendo y ejerciendo presión, especialmente en mercados emergentes y economías en desarrollo. Y la combinación de la guerra y esas subidas de tipos reducirán el espacio fiscal en muchos países.

 El FMI también recoge en su informe de Perspectivas Económicas la alerta de que la guerra “ha incrementado el riesgo de una fragmentación más permanente de la economía en bloques geopolíticos”, algo que califica de “movimiento tectónico” que no solo implicará elevados costes de ajuste y pérdidas de eficiencia a largo plazo conforme se reconfiguran las cadenas de suministro y las redes de producción, sino que también “representa un enorme reto al marco de regulaciones que ha gobernado las relaciones internacionales y económicas los últimos 70 años”. “Esa polarización global impide también la cooperación esencial para la prosperidad a lago plazo, podría hacer descarrilar la urgente agenda de cambio climático y minar esfuerzos multilaterales para resolver marcos de resolución de deuda, integración de comercio e iniciativas para evitar futuras pandemias”, dice el informe.

Combinación de factores “sin precedentes”

Las perspectivas del FMI claramente no son halagüeñas y se asegura que “los riesgos se han elevado de forma acentuada”. Entre los que cita su informe: que empeore la guerra, las tensiones sociales incrementadas, que resurja la pandemia, que empeore la ralentización del crecimiento en China, que suban las expectativas de inflación a medio plazo, que los tipos de interés más altos lleven a problemas más generalizados de deuda, que se deteriore el ambiente geopolítico y la emergencia climática.

El organismo ve la situación actual comparable a la que se vivió al principio de la pandemia, pero advierte además de que a las previsiones presentadas les da forma “una combinación de factores sin precedentes”, “con elementos individuales interactuando en formas que son inherentemente difíciles de predecir”.