Zona Franca de Barcelona

Blanca Sorigué, una ejecutiva imperfecta y sin miedo a los retos

Cada dos años se autoimpone estudiar y reciclarse porque cree «de verdad» en la formación continua para mejorar

Blanca Sorigué, directora general Consorcio de la Zona Franca de Barcelona.

Blanca Sorigué, directora general Consorcio de la Zona Franca de Barcelona.

Natàlia Ríos

Es un torrente de energía. Resolutiva y sin miedo a los retos. "Igual en el trabajo que en la vida personal", asegura la primera mujer directora del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), Blanca Sorigué. Clara y directa, "casi sin filtro", explica con convicción que en los cargos directivos se está muy solo y quizás por eso una de las cualidades que más valora de las personas que forman parte de su equipo es la de poder confiar en ellas.

La vida de Sorigué, de 48 años, ha estado muy marcada por el lugar donde nació, La Pobla de Segur, y por una actitud, "estar dispuesta equivocarse". Según detalla, "creció en un pueblo de 3.000 habitantes en la provincia de Lleida. La ciudad más cercana está a 100 quilómetros. La distancia es un hándicap importante. La mayoría acabamos los estudios fuera".

Así, decidió empezar la carrera Turismo en Lleida y acabarla en Barcelona. Entremedio se fue un año a Estados Unidos. "Me fui de 'au pair' sin saber inglés. Aterricé sola un 17 de enero en Nueva York a menos quince grados. Una semana después me instalé en San Francisco. Y volví un año más tarde muy cambiada, motivada para crecer personalmente".

"La vida es ir tomando decisiones", reflexiona. Después de la aventura americana, se instaló en la capital catalana, en la residencia universitaria Resa en el Nou de la Rambla. "Todo mi entorno era gente de fuera, un ambiente muy internacional e innovador". Encontró trabajo en Red Exhibitions, organizando ferias. De hecho, cuando echa la vista atrás observa que siempre le ha gustado "dinamizar y promocionar sectores concretos, ya lo hacía en el Pallars".

Un socio decisivo

Hace 25 años, en ese primer trabajo, empezó a organizar un B2B -de negocio a negocio- de logística y transporte que contaba con un socio que acabaría siendo decisivo en su trayectoria: el Cosorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB). En aquel momento, el delegado era Enrique Lacalle, quien al cabo de doce meses le ofreció incorporarse al equipo del CFZB de manera estable para organizar el salón de la logística. Lo hizo durante cinco años. "A los 30 me nombraron directora general del salón", recuerda.

Blanca Sorigué entiende que se debe "sembrar mucho para poder recoger" y defiende la automotivación "como una forma de sobrevivir en positivo a muchas situaciones, laborales y vitales". "Automotivarse, al final, es tomar una posición inteligente para asumir retos y ver oportunidades donde otras personas ven dificultades". Pero, en su opinión, automotivarse requiere "esfuerzo, constancia y una gestión muy personal de los retos que cada uno se marca".

Cuando se le pregunta por sus retos más inmediatos enumera tres. El primero, crear un ‘hub’ para fomentar y desarrollar la industria digital en Europa, el DFactory Barcelona, que ocupará unos 100.000m2 en el polígono de la Zona Franca de Barcelona y que cuenta con una inversión global de 100 millones de euros. El segundo, convertir los edificios centrales de Correos de la plaza Antonio López y de la calle Ángel Baixeras de Barcelona en centros de actividad económica para impulsar la ocupación en la ciudad. Y el tercer reto es que el Consorcio "sea un ejemplo a seguir, un modelo para otras administraciones públicas".

La directora general asegura que le encanta aprender cosas nuevas y que cree "de verdad en la formación continua". Por eso se autoimpone estudiar algo nuevo cada dos años y reciclarse. Ha realizado el programa de dirección general de IESE, el máster en dirección de marketing de la Universidad Pompeu Fabra y el Digital Business Executive Program (ISDI), entre otros. "La capacidad de aprendizaje son ganas de descubrir cosas, de nuevo, es una actitud ante la vida".

Del Club de las Malas Madres

Madre de dos niñas, de 10 y 7 años, se declara más partidaria del Club de las Malas Madres que del de las ‘superwomans’. "No soy perfecta ni pretendo serlo. ‘Superwoman’, igual que ‘Superman’, no existe". Pero dicho esto, sentencia que la conciliación "tampoco existe, menos todavía en los cuadros directivos".

Enseguida, la autocrítica: "Las mujeres también tenemos poca presencia en el mundo económico porque no nos lo creemos. Nos falla la autoconfianza". En este sentido, indica que una constante en su vida ha sido tener que demostrar "más fortaleza de la que, en algunos momentos, realmente he tenido".

Para Sorigué, crear un buen ambiente de trabajo, un entorno positivo, es imprescindible, "parece fácil pero no lo es, y en las empresas se debería poner más empeño en conseguirlo". "Hablamos mucho de comida sana y no tanto del entorno sano, deberíamos pensar más en el impacto que uno genera en el otro. En la mayoría de casos, al final, de ello depende tener o no éxito".

Dedica a su familia el poco tiempo libre del que dispone, "suena muy tópico pero es la realidad". Esquía desde pequeña, "no podía ser de otra manera siendo del Pirineo", y le gusta nadar. Pero uno de sus "momentos vitamina" preferidos es cualquier domingo por la mañana cuando pone música en casa y baila con sus hijas.

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Blanca Sorigué creó la Barcelona Woman Acceleration Week (BWAW), que este año celebrará su segunda edición del 8 al 10 de marzo, porque es la primera mujer que dirige una institución pública centenaria, "tiene delito que en 100 años no hayan encontrado una mujer que pudiera hacerlo antes". "Esta carga pesada quería que sirviera de algo", argumenta, y de ahí esta "nueva herramienta mixta para analizar la igualdad de género en el sector industrial y empresarial, donde todavía queda un largo recorrido por hacer".

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